lunes, julio 21, 2008

Las Mac de mi vida (y sus nombres)


Ninguno de mis amigos más jóvenes me la creería: en mi vida he tenido más computadoras que novios. De los últimos, sólo anduve con tres, y con el que menos, duré un año. Mis computadoras, hasta eso, tuvieron mayor vida útil. Muchas compus, muchas Mac, durante mi perra vida maquera que ya les relaté; a todas las he bautizado (ni siquiera recuerdo cómo es que empecé con eso) y con todas he establecido cierta relación que no sonaría muy normal para un humano y una máquina. ¿Tal vez R2D2 haya tenido algo que ver en este asunto? Por el tiempo de El Imperio Contraataca, leí una entrevista a George Lucas, y me fascinó su idea de que, a diferencia de lo que ocurría en las películas de ciencia ficción viejitas, él quería mostrarlas como amigas de la humanidad y no como amenazas. Para mayor confusión, la primera computadora bautizada que conocí, propiedad de un amigo, fue una PC con Windows 3.1 llamada Hal.

Era cuestión de tiempo.

Mi nueva compañerita Macbook ya tiene nombre. Pero antes de comentarles cómo lo adquirió, permítanme contarles la historia de los bautismos que la precedieron.

Scotty
Montgomery Scott, “Scotty”, el jefe de ingenieros de la nave estelar Enterprise, era mi personaje favorito de la primera serie de Viaje a las Estrellas (adoraba a Spock y a McCoy, y Kirk no me caía mal, pero me fascinaba el espíritu de Scotty, su sentido del humor y su “toque” para las máquinas). James Doohan, el maravilloso actor que lo representaba, falleció en el 2005, ayer hizo exactamente dos años. Me hubiera gustado conocerlo.

En la cuarta película después de la serie, hay una escena donde Scotty intenta manipular una Mac del siglo XX; eso fue todo lo que decidió la serie de nombres para mis computadoras de escritorio.

Scotty (Mac Classic): Mi primera compu y la más perfecta: ni un solo archivo perdido, ni una sola pantalla congelada. Hizo mis trabajos de la universidad, y me acompañó en el lento proceso de captura de mis manuscritos de toda la vida; mi tesina, muy bien organizada en carpetas, siempre estuvo a salvo en su disquito duro de apenas 10 megas.

Me dolió venderla, pero después de tres años ya era hora de pasar a la siguiente generación, que tenía dos elementos que antes se consideraban caprichos frívolos en una computadora: CD Rom y pantalla a color.

Scotty II (Performa 5200): ¡Pantalla a brillantes colores! No podía creerlo. En la computadora nueva, pude poner juegos por primera vez (aunque los videojuegos de computadora nunca fueron lo mío) y una conexión a internet. Scotty II fue mi fax cuando comencé como traductora freelancer y el taller donde diseñé mi primera página de internet; en ella aprendí a elaborar libros electrónicos muy sencillos e hice amigos por chat y bbs. Mi gatita S., en paz denscanse, estaba fascinada con la máquina; la contemplaba por horas, le ronroneaba y le gustaba echarse a dormir junto a ella.

Lo único malo que me ocurrió con Scotty II fue cuando le cambié su disco duro original por otro de mayor capacidad; y tan malo salió este cachivache, que no tardó ni un año en echarse a perder y se llevó consigo varios escritos que a la fecha no he vuelto a recuperar ni por la memoria. Esto, digamos, enfrió un tanto nuestra relación... pero seguimos trabajando hasta que el progreso y la imposibilidad de futuras actualizaciones fueron dejando atrás a mi máquina. Aproveché la primera oportunidad para apoderarme de...


Scotty III (Performa 6400), que había sido la computadora de mi segunda hermana hasta que decidió cambiarla... por una PC. No era algo tan terrible, pues mi familia había comenzado en la “maquería” sólo por mí, y ella estaba casada con el ex-propietario de una Powerbook 3400. La nueva familia se estaba mudando de domicilio y de sistema operativo, así que antes de que otra cosa sucediera decidí autonombrarme heredera de la Performa.

Scotty III acogió en su totalidad los archivos sobrevivientes de Scotty II y me dejó con los programas de mi hermana. Hasta la fecha sigue siendo un desbarajuste y la máquina más perezosa que tengo: sólo la utilizado para acceder a ciertos archivos. Pero como es una compu muy buena que no merece la ociosidad, qué sorpresita le espera cuando le instale su nueva tarjeta sonnet y el sistema operativo 9. Por lo menos.

Geordi
Geordi LaForge (interpretado por LeVar Burton) fue el ingeniero de Viaje a las Estrellas: La nueva generación, serie que me gustó menos que la primera pero que por costumbre solía ver. No era mi personaje preferido (el capitán Picard y el teniente comandante Data se disputaban el honor) pero por seguir la tradición su nombre pasó a mi primera portátil...

Geordi (Powerbook 100). Tuve simultáneamente a Scotty y a Geordi; la segunda me acompañaba a la universidad mientras que la primera esperaba en casa las transferencias de archivos. La convivencia se parecía, y de la forma más encantadora, al capítulo de La nueva generación titulado Reliquias, en el que Scotty y Geordi aparecen juntos y entre los dos salvan la nueva Enterprise: Geordi era más “joven” y “avanzada” que Scotty, pero tendría que reconocer la experiencia y estabilidad de la compu más viejita, principalmente porque fue con Geordi con quien me enteré de que existía ese terrible fenómeno de los sistemas que se congelaban.

Geordi cruzó el Atlántico conmigo la primera vez que fui a las Europas, se quedó a vivir en España para trabajar en la tesis de mi segunda hermana y regresó con la batería quemada; no puedo creer que el remplazo haya salido más costoso que el de la vieja batería de Shu II.

Las Powerbook 100 utilizaban un floppy externo, y cuando la parte de la tarjeta madre de Geordi que se conectaba con el aditamento falló, no hubo mucho más por hacer. Me quedé sin laptop mucho tiempo, hasta que mi status de viajero frecuente me requirió otra.



Methos
A mi hermana mayor y a mí nos encantaba la serie Highlander; no nos perdíamos un episodio y estábamos prendadas por igual del personaje Methos, según la historia, el más viejo de los inmortales, y al que hacía un actor joven, bajito, por encima de todo deslumbrante, Peter Wingfield, que había sido clavadista y tenía la espalda para probarlo. La nariz de este joven, además... bueno, mejor no hablemos de mis fetiches.

A su primera computadora, mi hermana decidió llamarla...

Methos (LC II): Fue una máquina compacta, extremadamente versátil y de gran calidad. Así las cosas, Methos no fue realmente mía, pero no me despegaba de ella en las vacaciones en casa de mis papás, en Zacatecas. Ella me acompañó en asuntos tan diversos como el diseño de una nueva materia para la carrera de Lingüística (Lengua y cultura), o las ochenta y tantas páginas de un guión de historieta basado en el videojuego Final Fantasy VI, que un amigo me había prouesto convertir en doujinshi por pura diversión. Un día que no tenía nada que hacer, usé su micrófono externo para grabar y mezclar un dueto de "Las Hermanitas Miseria" (una servidora y una servidora) cantando, en primera y segunda voz, El gato viudo de Chava Flores.

Methos pescó el inicio de muchos de mis cuentos, aunque no el final; y más que las Scotty y Geordi, fue testigo de mis arranques creativos.

Cuando mi hermana se hartó del aislamiento (sus amigos y colegas de trabajo tenían PC) y decidió cambiarse al bando contrario, por supuesto que hubo berrinche, pataletas y lágrimas de mi parte, pero nada hubo qué hacer; a Methos la sustituyeron una, dos, tres PCs que jamás dieron el ancho; mi hermana no quedó realmente satisfecha sino hasta con la cuarta, que aún tiene ahorita y que no es precisamente mi sueño dorado. ¿Que si tiene nombre esa PC? No, que yo sepa, y lo mismo ocurrió con las que la precedieron.

Shu
El brillante estratega del ejercito de la liberación en el videojuego Suikoden II era, además de astuto y muy guapo (una se fija en eso también), un hombre de valor a toda prueba. Fue mi personaje favorito del juego y lo siguió siendo las tres o cuatro veces que lo repetí.

Cuando conseguí mi primera portátil a colores, estaba todavía lo suficientemente encandilada con él como para pasarle su nombre, y la siguiente portátil que tuve lo recibió por herencia.


Shu, mi Ibook G3 de primera generación, ha sido de veras una máquina de batalla; no puedo creer, en serio, que hasta la fecha no se sobrecalienta, y que todavía puedo sacar provecho de su disco duro de 3 gigas.

La historia de Shu II, mi Ibook G4, ya la conocen.


Y mi Macbook blanca se llamará...

No, no fue amor a primera vista. Aunque le hablé una vez de recién comprada, eso no significaba que lo iba a seguir haciendo. Estuve coqueteando con la idea de dejarla sin nombre y tratarla como cualquier aparatejo electrodoméstico (por amor de Dios, no me la paso poniéndole nombre a cualquier objeto de la casa). Y, en todo caso, no la llamaría “Shu III”.

Bien, comencé la mudanza de los archivos de Shu y los respaldo de Shu II poco a poco (todavía no termino). El nuevo teclado todavía se sentía raro en mis dedos. Las Macbook son demasiado bonitas para su propio bien; la mía seguía aislada y no en mi sitio de trabajo acostumbrado, y sólo pensaba en cubiertas y protectores cada vez que la veía. Ya habría tiempo. Pero definitivamente mi naturaleza animista me estaba ganando; no me sentía cómoda y no podía llamar mía a esa compu sin bautizarla.

A ver, me forcé. ¿Tal vez el nombre de otro de los estrategas de los Suikoden? Mmmmm... no. ¿Alguien más de Viaje a las Estrellas? No; sólo hay un Scotty y Geordi no tiene que superarlo. A ver, ¿cuál fue el primer programa que corrió la máquina de recién adquirido? El iTunes. Oh. ¿Y qué es lo que me ha mantenido de pie en los últimos momentos de estrés y tristeza? La música.

Maquita, le hablé por segunda vez, me gustaría que fueras como una canción y me hicieras sentir mejor en las dificultades; eso es, nada de andarse congelando, perderme archivos o darme lata con el sistema. Ahora, ¿cómo te vas a llamar...?

Nunca le he puesto un nombre irlandés a un aparato (aunque sí a varios peluches). ¿El nombre de alguna melodía bonita de Clannad, mi grupo favorito, funcionaría? ¿Qué tal Hourglass? Mmmm... O el de alguna canción de Sang Eun Lee, una cantante coreana que me gusta muchísimo, como Ogiyodiora. No entiendo una gota de coreano, pero las obras en inglés de esta compositora sólo hablan de Dios y la naturaleza.

De pronto, por pura inercia, me puse a tararear una melodía que siempre me viene a la cabeza cuando estoy deprimida o nerviosa; ahí se me prendió el foco.

Oí por primera vez esta canción en el intro de una serie japonesa que todavía pasan en Animax, Cosmowarror Zero, obviamente creada por Leiji Matsumoto. Hagan click aquí para verlo, por favor. Vi esta serie completa y me encantó, y ya para que me siente a ver algo de Matsumoto donde aparezca el Capitán Harlock y no sea sólo por contemplarlo (el capitán es otro de mis amores platónicos de caricatura) es que el asunto se pone interesante.

El tema, al igual que la música de toda la serie la interpretaba un dúo de muchachas, Geminiart High Quality, pero la autora original era una señorita Miyuki Nakajima. La melodía se llamaba JiDai.

Hambrienta por la canción, me puse a buscarla por internet. Encontré varias versiones cantadas por la autora y también la de Geminiart. Me enteré de que fue un exitazo cuando Nakajima la compuso, a principios de los setenta, y que la grabó en varios discos. Aquí está la versión noventera, sólo que con video de los 70, cuando la autora ganó un premio en un festival o algo así.

No hablo japonés, nada de nada; entiendo dos que tres palabritas porque en algún tiempo la escuela de Lingüística de mi universidad era casi vecina del Departamento de Japonés, con todo su equipo de profesores nativos. La directora me hablaba en su lengua y yo le contestaba en español.

De esa canción, JiDai, no comprendía no la centésima parte, pero por algún motivo me hacía sentir bien. Estuve un rato tentada de aprenderla, pero me salía más o menos así (con mucho sentimiento, conste).

Pensé: Vaya, ¿hace cuánto que no busco una traducción de JiDai? Use el Google, y de forma casi providencial, apareció ésta en el blog de una señorita (que creo que es mexicana).

Entonces, ¿JiDai trata de que las tristezas son pasajeras? No lo supe hasta entonces, pero cuánto explicaba todo ello lo que me atraía la canción, lo que me daba por tararearla cuando necesitaba un empujoncito en el ánimo. ¿Aun sin entender japonés? Lástima, me dije, frunciendo los labios, porque mi profesión se encarga de palabras, que dividen, mientras que es la música, en serio, lo que no tiene fronteras. Y así, mi nueva compu recibió su nombre:

JiDai (Macbook blanca), que suena muy parecido a la palabra “chida”, que en español de México es un equivalente al inglés cool, porque así es ella. “Para que en el futuro cercano me ría de todo lo que he llorado en los últimos meses”, le dije la tercera vez que le hablé (la cuarta y siguientes se llenaron de las consabidas mentadas porque todavía no me acostumbro a su sistema, el Leopard). Y ahora estamos trabajando juntas.

Nota : Recién me entero de que la poderosa llave USB de mi mejor amigo se llama Sylar. ¿Bautizar una cosa de ésas? La verdad, nunca se me había ocurrido. A ver... cómo será bueno ponerle a la mía...

9 comentarios:

Master Pei dijo...

Es que eso de nombrar las cosas es todo un arte. Tú, Aisling, que has leído a Le Guin, conoces bien el poder que pueden tener los nombres. Quizá yo no le pondría nombre a una llave USB, pero mis bicis han tenido nombre: Rocinante, Pies de Fuego y la actual Sombragrís, que me llevó en peregrinaje a la tuma de Tolkien, que volvió a mí después de que se la robaran, y que sobrevivió a un segundo intento de robo. Ah, y mi coche se llamaba Caronte, pero se quedó en México :(

Mis actuales consolas también tienen nombre, pero esto sí es nuevo (del año pasado a la fecha) porque no es algo que solía hacer: Huitzi es mi PSP rojo (importado de Japón), Hermes es el Xbox 360 y el favorito en estos días, mi Play 2 se llama Quetzalcoatl y mi DS (rojo-onyx, también de Japón) se llama Jano.

Y finalmente, mi laptop es la Empanadita Asesina (nombre que surgió en una historia que escribí parodiando los survival horrors). Esto de nombrar las cosas me gusta mucho y es parte importante de mi vida. Al darles un nombres los haces más tuyos, más parte de ti, y les das una vida y personalidad que los hace aún más especiales. Y es algo que nunca dejaré de hacer :)

Unknown dijo...

Hola!

Está genial tu post, me late el cariño con el que describes a cada una de "tus bebés"..

Me puse a pensar y yo (degraciadamente) nunca he bautizado a mis computadoras ni gadgets, la única que tenía nombre era una laptop Gateway que le pusimos Vaquita (porque hasta mugido hacía cuando la encendía) y un DS de los primeritos que le decíamos mijo, pero esa.. es otra historia haha

Saludos! que estés muy bien

Chendo dijo...

Me late esa idea de nombrar a las cosas, aunque no lo he hecho para las computadoras, al menos en casa de mis padres si nombrabamos a los autos y es que no era para menos, había que identificarse rápidamente, porque mi padre le encantaba cambiar de auto, arreglarlos y venderlos (no me siento capaz ni siquiera de hacer un recuento) eso sí, aún le encantan los autos, y si consideramos que en los 50's era de los que entraban a carreras de amateurs, hasta que una vez se volcó y salió ileso, para poner punto final a su gusto por la velocidad; algo de ese gusto heredé, sin embargo nunca me decidí a entrarle con todo a las carreras y es que en parte fué después de ver a uno de mis pilotos favoritos salvarse el pellejo no sin antes haber sufrido quemaduras muy graves, su nombre Nikki Lauda que llegó a ser campeón mundial, dejé de ver las carreras hasta que llegó el que a mi gusto ha sido el mejor Ayrton Senna. En fin, no me había percatado pero la máquina que tengo lleva consigo dos insignias de la región Occitana y ese nombre me parece el más adecuado "La Occitana", se ha portado muy bien y eso si una vez hace poco más de un año nos salvamos cuando de repente la parte trasera empezó a moverse más rápido que la delantera a la salida de una curva en la carretera libre de Toluca a México y bueno, lejos de frenar lo que hice fue consentir el auto y girar la dirección hacia donde me llevaba la parte trasera tratando de no chocar contra el muro de contención ni salir de la cuneta, esperando hasta que la velocidad se redujera a menos de 60km para poder frenar en reversa!, para entonces estaba totalmente en sentido contrario al flujo vehicular y por suerte no había autos cercanos, ya únicamente giré el volante para quedar atravesado en el carril de baja velocidad y sufrir un pequeño golpesito en la facia trasera con la cuneta, arranque al ver venir más autos y unas dos curvas después me bajé a respirar hondo y profundo las piernas apenas me aguantaron estaban flácidas y el color blanco se me quitó después de varias horas, "La occitana" respondió aún con sus llantas duras, ya tiene calzado nuevo y bien podemos seguir andando el camino ... aunque varias personas me la han querido comprar, no está en venta. Te sigo leyendo, ciao.

Kitsune dijo...

Al igual que Pei también pensé en la señora LeGuin con eso de los nombres de las cosas. Supongo que en la bastísima mer de noms siempre hay uno perfecto y significativo para cada ser.

Me da gusto que JiDai y tú ya se lleven mejor
:P

Etxeberri van Eyck dijo...

Saludos a JiDai!! Por cierto, Macarena quiere una hermanita!! :P

Alos dijo...

Espero q じだい este muy feliz contigo. Extrañamente también mis Mac tienen nombres. Mi querida PowerBook lleva el nombre de Ares (creo q por q es mi caballito de batalla). Si tienes alguna duda con Leopard no dudes en mandarme un email, q con mucho gusto te ayudaré. =)

Aisling dijo...

Gracias a todos.

Me encanta darme cuenta de que no soy la única que le pone nombre a las cosas... je, je, je... como les decía, no me suelto nombrando todo. Pero las compu, que son mis herramientas más importantes, de las que no me quiero separar... ésas sí deben tenerlo.

Nunca se me ocurrió bautizar a las consolas, Pei. Acá son "el Play", "el DS", etc. Por cierto que no voy a bautizar a las llaves USB... eso era broma. ;>

V3nom: Gracias por visitar. Me encanta lo de "vaquita"... cualquier cosa que sea de afecto le sienta bien a una compu.

Chendo: Fíjate que de los carros que alguna vez tuvimos sólo uno tuvo nombre: era un viejo nissan azul como del ochenta y garra que estaba todo golpeado. Mi papá lo mandó a que le quitaran los golpes, y como hubo que meterle fuego, cada uno quedó como una mancha blanca. Pues resulta que mi papá dijo que así le gustaba, y el automóvil recibió el apodo de "El Pinto". Era muy chistoso oírlo en la casa: "Que si la le pusiste gasolina al Pinto", "Que si me prestas el Pinto para ir al mandado", "Que me quiero llevar el Pinto a Aguascalientes"... comiquísimo. Será que no manejo y por eso no siento tan cercanos los autos.

Kit: JiDai es una verdadera maravilla, y ahora la relación está mejor que nunca. De verdad parece que los nombres, como dijo LeGuin, hay que encontrarlos más que inventárselos. Hasta ahora, mi hermosa compu parece muy bien adaptada al suyo.

Paco: Gracias. Yo creo que Macarena, mientras no tenga problemas como los de mi Shu II, debería estarse quieta y no andar exigiendo hermanitos... a menos que fuera una de escritorio... ahí me la pensaría. Las lap son muy buenas pero siempre es ventajoso tener una compu de casa, con impresora, scanner y todo conectado ahí. La compu sin nombre de mi esposo se encarga de eso aquí.

Alos: Muchas gracias... y de seguro te tomaré la palabra, aunque espero que no sea demasiado prongo. :D Ahhhhh... conque así se escribe el nombre de mi niña... Voy a copiarlo e imprimirlo para ponérselo ahí. O a aprender a escribirlo siquiera. Entonces, ¿sabes japonés? De ser así, a lo mejor te fastidio con otras cosas... Ares suena bien. Estoy intentando imaginarme, nomás, cómo será el diminutivo.

joe009 dijo...

Hola aisling, navegando por la red y buscando info acerca de la cancion Jidai me consegui con tu blog.

me llamo mucho la atencion el saber que hay seguidoras del maestro matsumoto en el mundo cibernauta, ya que la mayoria de los que conozco son hombres, bueno tu sabes? aguerridos guerreros cosmicos que ondean la bandera de la libertad en busca de un deseo inmortal de paz universal, jaja.

lo otro que me agrado de tu post es aquello de darle nombre a tus pc's de una manera tan especial.

te comento que yo tambien le coloco nombre a mis memorias usb, una se llama 009, la otra niji y la tercera es yataran, aunque a la primera la llame en su momento "Pen Shin Han", jaja!

mi pc portatil no tiene nombre, ya que la tengo hace como un año y nunca me ha dado motivos para llamarla "hija de la...", " co*o de la....", etc. (jaja).

con lo refernte al vehiculo familiar, mi papa siempre opto por comprar carros de 2da mano en estado critico o en fase terminal, me imagino que en algun mmomento pensaria en "enchular la maquina", pero salvo de lavar el carrito una vez cada 2 meses no se le daba ni un solo toque de cariño.

le encantaban los opel de finales de los años 70's. tuvo uno que le llamabamos "el nube azul" volaba como el viento y era ideal para hacer largos recorridos. luego tuvo otro opel blanco del mismo año y modelo, (al cual nunca bautizamos, debido que los tiempos habian cambiado y la relacion con el no era buena), que a diferencia del nube azul, lo dejaba tirado en todas partes, jaja!

bueno espero que leas esto y te rias un poquito al igual que yo lo hice mientras escribia estas breves (?) palabras.

saludos para ti y para todos tus visitantes.

shazbot, nanno nanno...

Aisling dijo...

¡Hola, Joe! Muchísimas gracias por tu comentario. Je, je, je... me ha dado muchísima ternura la historia particular de los carros de tu papá. Me hace sentir menos loca, y menos sola tal vez. Eso de nombrar las cosas creo que es muy humano, es como la forma de hacerlas más nuestras y más cercanas.

Y de que los malditos aparatejos tienen oídos y responden al cariño (y a otros sentimientos), no es por nada pero me consta.

Sí, fíjate que soy fan del maestro Matsumoto (al menos de una parte de sus trabajos), y de muchos mangaka de la vieja escuela. No lo había notado, pero es verdad... los trabajos de Matsumoto aluden más a los hombres que a las mujeres. Pero igual sus personajes femeninos son bastante buenos, aunque siempre parezca dibujarlos tan igual. "Mira, otra hermana de Maetel", decimos siempre que vemos otra de sus peculiares muñequitas setenteras de cabello lacio y rubio.

La canción de Jidai sigue siendo de mis favoritas, y cumpliendo con su objetivo (hacer sentir bien). Te paso un par de links: una versión cantada por su autora que hallé en youtube que tiene subtítulos en inglés (espero que eso ayude):

http://www.youtube.com/watch?v=uH56bPlKplQ

Y el cover en inglés, de una chica que se llama Hayley Westenra y ha cantado con Celtic Women:

http://www.youtube.com/watch?v=hmnQtsfSzn0

Mi compu Jidai sigue muy bien, aunque ya recibió su primera cicatriz: un mordisquito de uno de mis gatos... je, je, je... qué horror. Me gasté todo mi equipo de manicure para disimulársela.

Gracias de nuevo y un saludo.

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