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miércoles, diciembre 05, 2007

Los escritores irlandeses en FIL 2007

De izquierda a derecha: Jorge Fondebrider, Gerard Donovan, Jamie O'Neill, Colum McCann y Claire Keegan.


“El hogar es donde no tienes que dar explicaciones”.
Gerard Donovan, en la FIL 2007, Guadalajara.


Siempre que termina la Feria del Libro me queda un poco de nostalgia; en parte porque la siento, algo así, como mi Navidad adelantada, porque me encanta, así nomás, pasearme entre los stands, sentarme en la alfombra pachoncita (la Expo Guadalajara no tiene; diferentes tipos de piso se ponen y se quitan según el evento que se lleve a cabo ahí), andar conociendo gente y platicar con ella. Y conste que esta feria no la esperaba con particular ansia; el fin de año sin trabajo, la cuesta de enero y las crisis económicas que no se aliviarán por lo menos hasta febrero del año entrante me flotan en los ojos como la daga de Macbeth.

Al final, acabé yendo a la FIL unas cinco veces, gasté más que lo que acostumbro día con día pero menos que en otras ferias (gracias sobre todo a las no-novedades de Minotauro y las repentinas mesas de ofertas en Planeta) y... de todos las conferencias y presentaciones sólo asistí a una. De veras que no me sienta bien trabajar en las tardes y mucho menos durante los fines de semana (para acabar pronto diría que trabajar no me sienta en lo absoluto, pero eso ya es otra historia).

Como sea, quisiera platicarles sobre esa única conferencia: la mesa de escritores irlandeses, el miércoles 28 de noviembre, seis de la tarde, en el salón Agustín Yáñez de la Expo.

Los participantes fueron Gerard Donovan, que leyó el principio de su novela Julius Winsome; Jamie O’Neill, novelista, que jura y perjura que durante años lo único que ha escrito es su firma en cheques; Colum McCann, que ya sabía que no entenderíamos más de la mitad del fragmento de su novela Dancer que llevó, y Claire Keegan, cuentista que ahora trabaja en su primera novela. El moderador fue el escritor y traductor argentino Jorge Fondebrider (que contribuyó en la antología Poesía irlandesa contemporánea).

Aunque amo a Irlanda con todo mi corazón (en 2005 me di cuenta, con deleite incrédulo, que se trataba de un amor correspondido) no sé nada de la literatura irlandesa contemporánea, y bien poco de la otra. Mi primer escritor favorito (Wilde) fue irlandés, eso sí; pero de ahí en demás muchos que conocí después aparecían en los libros de texto como británicos (Swift, Shaw, Joyce -sí, en serio-, incluso C.S. Lewis). William Butler Yeats es el primer irlandés “fuera del closet”... mejor dicho, “de la preglobalización” al que le tomé gusto, por varias razones. Pero, ¿qué ha ocurrido en las plumas de Irlanda a partir de entonces? La mesa trató de ello, y de mucho más.

La primera sopresa: un escritor irlandés se siente tan prisionero de tener que ponerse la camiseta de su país y hablar de asuntos relacionados como uno mexicano que trata a fuerzas de no parecer malinchista (en consecuencia, la ciencia ficción nacional le damos vueltas y vueltas la la Nueva Tenochtitlan y quién sabe qué tanto más). Un escritor, estuvieron de acuerdo todos los autores, debería tratar de lo que se le diera la gana; y es así que Dancer de McCann cuenta la historia ficticia del pequeño Rudolf Nureyev en un desbarajuste rapidísimo de oraciones, y Julius Winsome, de Donovan, está situado en Canadá y es la (para mí, al menos) conmovedora historia de un hombre solitario que se dedica a la caza de cazadores después de que uno de estos fulanos le mata a su perro.

Los escritores irlandeses son tan universales (y quieren serlo) como todos los demás, pero donde no niegan la cruz de su parroquia (y hablando de cruces, Jamie O’Neill, el más políticamente incorrecto de la mesa, se persignó antes de comenzar la conferencia) es en el lenguaje. Los irlandeses hablan ese inglés tan maravilloso, juguetón, lleno de vueltas, dobles sentidos y peculiaridades que no se parece al de ninguna otra parte del mundo y que posiblemente desaprobaría un profesor de lenguas... porque para Irlanda el inglés fue una lengua extranjera y sigue sonando como tal. Puedes hablar de lo que quieras, pero en lo que hablas está tu identidad... y mejor alegrarse con ello.

El tema que ya me esperaba salió a colación cerca del final de la sesión de preguntas y respuestas: la extraña afinidad que hay entre mexicanos e irlandeses y que, por suerte, no es invención mía. Claro que se mencionó a los San Patricios y eso como asunto que ya se hizo del dominio público, pero ahí no se quedó la cosa: los cuatro escritores describieron sus experiencias al llegar a México (para algunos era la primera vez aquí) de la misma forma y casi casi con las mismas palabras que le he oído a los mexicanos que van a Irlanda: “es que aquí (el aquí igual podría ser Galway que Guadalajara) uno se siente como en casa”. Gerard Donovan remató con esa cálida frase que cité al principio.

Como en casa. Exactamente.

* Gerard Donovan tiene una obra publicada en español, El telescopio de Schopenhauer, en Ediciones Tusquets. La llevaron a vender y se veía de antojo, pero, para variar, Tusquets en México trae los libros casi al doble de precio que en España, así que mejor me detuve ahí. Pero, por lo pronto, voy a encargar Julius Winsome en inglés (Dancer de Colum McCann, otro de mis antojos, también está barato en el original).

viernes, noviembre 30, 2007

Hallazgos y recomendaciones de FIL 2007

El stand de Artes de México; uno de los más bonitos de la Feria del Libro 2007.


Todavía faltan dos días, así que espero que esto llegue a tiempo.

Lo siguiente es una lista de títulos interesantes que pueden encontrarse en la FIL Guadalajara. Si son vecinos o tienen oportunidad de visitar, no se la pierdan... la entrada sólo cuesta 20 pesos (15 con credencial de estudiante, maestro o INSEN) y da derecho a conferencias, presentaciones y espectáculos.
En la ceremonia de clausura, este domingo, se presentará Aterciopelados.

Veamos qué hay de libros, pues:

- En Ediciones SM (stand 2310) ya hay más surtido de novelas fantásticas, en la colección Gran Angular o en otras más. Una nueva de ciencia ficción del mexicano Ángel Zuaré, Retorno, mas un libro interesantísimo: La página escrita, el método personal de creación literaria del escritor catalán Jordi Sierra I Fabra. El autor, muy amablemente, me autografió mi ejemplar ayer.

- Todo Minotauro y Timun Mas está en Diana (stand 510), no en Planeta. Mucho más caro que en librerías, y sin muchas novedades, así que conviene esperar a que surtan a la Gandhi, las Gonvill o cualquier otra. Lo que sí: traen la versión en pasta dura de Los Hijos de Húrin, y una muy bonita de El Señor de los Anillos, todo Conan de Robert E. Howard, las novelas de Resident Evil completas y varias cositas de Reinos Olvidados y Dragonlance (colecciones de las que llevo apartada un tiempo... desde que el asunto comenzó a volverse un churronomio).

- Porrúa (stand 520) presenta Fairy Oak, una novela para niños de bonitas ilustraciones, de la italiana Elisabetta Gnone (co-creadora de la serie Witch).

- En El Sótano de Coyoacán (2441) se encuentra una novela de fantasía mexicana, Ukus, de Renato Gómez Herrera. Quiero comprarlo por curiosidad, más que nada, pero la verdad es que arranca mal: comienza describiendo todo el escenario subcreado, y justo después brinca a la profecía de un elegido (así es, otro más). Exactamente como NO deben hacerse las cosas.

- Editorial Juventud (2240) trae, carísimo como siempre, el Diccionario de Dificultades del Inglés, un excelente detector de lugares comunes para traductores. Espero que este año no se me escape.

- Comicastle Guadalajara (1846) repite visita a la Feria del Libro; una decisión por lo más inteligente, puesto que muchas de las personas que visitan este evento no conocen la tienda y hay muchas cosas en ella que podrían gustarles. Por lo pronto, este año hay un nuevo libro de Scott McCloud, Making Comics: Storytelling Secrets of Comics, Manga and Graphic Novels, y la versión impresa de los comics en línea de Héroes.

- Alianza Editorial (620), donde uno puede encontrar muestras de lo más caro y lo más barato de toda la feria, muestra Runas, la nueva colección de fantasía y ciencia ficción de Editorial Anaya. Supongo que piensan repetir algunos títulos de su colección Última Thule, que llegó a reunir verdaderos clásicos; así, el primero de Runas vuelve a ser La Espada Rota, de Poul Anderson; una novela épica mucho, muy basada en la cultura escandinava, que se publicó el mismo año que La Comunidad del Anillo, influyó mucho en el escritor Michael Moorcock... y que tiene uno de los finales más estúpidos que una servidora haya leído, en fantasía o no.

- Umbral (224) tiene un montón de saldos a precio de regalo. Entre lo más recomendable está la novela fantástica La reina de la laguna, de Kay Meyer, y El origen de El Señor de los Anillos, uno de los primeros ensayos sobre esta obra, de Lin Carter, que, si no por más, rastrea las influencias de Tolkien (las que podían deducirse sin conocer la historia personal del autor) y tiene el chiste de señalar, como digno seguidor, al gran y no muy mencionado Lloyd Alexander, a quien tuvimos la desgracia de perder este año. Ambos a 50 pesos cada uno.

- La librería Parroquial de Clavería (410) vuelve a las andadas, con novelas juveniles (algunas de las cuales caen en el género fantástico) a sólo 7 pesos.

- Junto a la Parroquial, el Pabellón del Libro Católico ( 310) trae una muy buena parte de la obra de C. S. Lewis; Los Cuatro Amores es un favorito muy recomendable.

- Planeta (1420) tiene una versión bolsillo de La Princesa Prometida, de William Goldman; excelente novela de fantasía cómica, con una portada espantérrima. Prometen también sorpresitas para el año que entra; más información después.

- Ediciones B (2210) está promocionando mucho las novelas de Phil Pullman, Luces del Norte (La brújula dorada, pues), y sus continuaciones. Aún no las leo, pero lo haré antes de ver la película. Pero también traen Los Mundos Mágicos de El Señor de los Anillos, de David Colbert; un libro tan inteligente que no habría que despreciarlo por su claridad, sencillez y letra grande. Rebajado a 79 pesos, es una ganga. De novedad, Cuenta Regresiva, de Armando Vega-Gil (un pequeño oasis de humor entre la árida seriedad y las muchas “pretenciosidades” de la literatura mexicana contemporánea).

- La editorial RM (1945, o por ahí cerca) publicó, por fin, un libro sobre la obra del ilustrador zacatecano Julio Ruelas, viejo conocido y viejo favorito de una servidora. Si Monreal hubiera sido un poquito más inteligente, le hubiera convenido lanzar un premio Julio Ruelas de arte fantástico durante su período como gobernador de su estado natal, pero ya ven... Más adelante, reseña obligada de este libro.

- Por ahí en frente del stand anterior tienen la nueva agenda Pascualina 2008, para fans de la brujita (que cada vez se comporta más... extraña). Más barata que en librerías, papelerías y tiendas de autoservicio.

- La librería Azteca (2430) se apareció con el ya acostumbrado surtido de clásicos, thrillers, comic europeo, mitología, manga, Ediciones Valdemar y Norma. Y con los mismos precios: de espanto. Norma Editores publica en español Fullmetal Alchemist de Hiromu Arakawa; cada libro cuesta unos 10 pesos más que la edición en inglés, y hay que rezar porque no esté agotado. De Valdemar, casi toda la obra narrativa de Chesterton.

- Ya casi para terminar, Andrés Bello (1737) salió con la puntada de presentar a la autora inglesa del siglo XIX Edith Nesbith como “la tatarabuela de Harry Potter” (milagro que J. K. Rowling la reconozca como una influencia... la señora suele enojarse cada vez que uno le señala que sacó sus ideas de uno u otro lado). El mismo Harry Potter agoniza lentamente en el stand de Océano (1410).

- Ya que hablamos de muertes anunciadas... Eragon y su segunda parte, Eldest, de Christopher Paolini, se cubren de polvo, tras su big hype el año pasado, en el stand de Ediciones Urano (1920).
Corrección: Ya se me hubiera hecho raro... Urano mandó a volar a Eragon. El primero volumen, y únicamente ése, se encuentra reeditado en Random House Mondadori (stand 1210). Y lo presentan como novedad (ahem... sin comentarios).

domingo, noviembre 25, 2007

Entrada de la FIL: Leones por corderos




Ayer arrancó la FIL, con todo e incidente incluído: Resulta que porque al Presidente se le ocurrió ir a inaugurarla, a los que llegamos más o menos tarde nos tuvieron afuera, esperando tras un cercado, algo así como hora y media. Grrrrrr...

Éramos cerca de un centenar de leones hambrientos, con ganas de hincarle los dientes a los libros, y nada más. Yo me encontraba en primera fila, los brazos apoyados en la cerca y cubriéndome la cara del sol. Lo malo es que unos cuantas hileras atrás, estaba un grupo de cuatro (bueno, eso fue lo que conté) Pejefans, con gafete de la Comisión Nacional Democrática, sendos letreros en cartulina y volantes en fotocopia de la película Fraude (reseña más adelante... si me queda algo de tiempo extra). En los letreros de los manifestantes se leía, invariablemente, la palabra “Espúrio” (escrita así, con acento. Lástima... por cobarde no fui a preguntarles qué quiere decir “espurio”; hubiera sido interesante registrar las respuestas).

Estas cuatro personas (dos señoras y dos hombres) intentaban llamar la atención de la gente que iba llegando con lo que se podía; desde metáforas siniestras (“Salinas está ahí dentro... Salinas es Calderón”) hasta imprecaciones religiosas (? “M’hija, que Dios te ilumine”, le dijo la señora gordita que parecía la líder de la mini-manifestación a una muchacha que le hizo un comentario negativo sobre López Obrador). Por supuesto, el clásico “Es un honoooor estar con Obradooooor” y otras porras que ya nos sabemos de memoria se repitieron menos de diez veces... cuatro voces y cuatro pares de pulmones no daban para más.

En cuanto vi que un fotógrafo de La Jornada se paraba a tomar fotos, ya me latía que el asunto iba a acabar convirtiéndose en esto.

Treinta personas, cómo no... Si a los cuatro que vi le sumamos los que pudieron haber llegado, no pueden haber sido más de siete u ocho. Gracias a la magia de la fotografía, muchos que nada más esperábamos nos convertimos en parte de la manifestación.

Muy bien portados no fuimos, lo reconozco, pero de susurros no pasábamos: "Ya cámbienle al soundtrack-shhhhhhh-lo bueno es que se preparan para las manifestaciones-shhhhhhhhhhh-mejor que se vayan a interrumpir una misa-que shhhhhhhhh"... etcétera.

Por su parte, los Pejefans estaban haciendo su lucha, y eso se les reconoce... Una de las señora comenzó su arenga: “Lo que ocurrió en Tabasco no fue culpa del clima ni de la luna, sino de la corrupcion de este... este desgraciado... ¿cómo se llama?... este desgraciado...” A las primeras porras, siguieron cancioncitas (“Subistes la tortilla, subistes el camión”; la “s” extra servía para acomodarse al ritmo) que fueron subiendo de tono muy, muy levemente... hasta que los mismos manifestantes parecieron sentirse avergonzados; y es que, o seremos muy beatos o muy educados, las malas palabras en público están muy fuera de lugar en Guadalajara.

Los de alrededor no estábamos tan felices, claro que no. Pero nos manteníamos callados para no darle alas al relajo. Todo así, hasta que un señor que ya había estado silbando y gritando su descontento exclamó: “La Feria no es un acto político; no es del PAN, ni del PRI, ni del PRD”. Varios aplaudimos. Y en ese preciso instante, como si les hubieran dado cuerda y no acabaran de escuchar la frase, los Pejefans (que ya llevaban tiempo calladitos) recomenzaron “Es un honooooor...”

Ahora sí que ya no nos aguantamos más y nos reímos. ¿Hicimos tan mal?

El estúpido cercado se retiró unos minutos después. ¿Nuestra recompensa por haber esperado tanto? Entrada gratis a la feria, y eso no lo hace constar La Jonada, gggroowrrrr... Si el pueblo pide pan y circo (pan y futbol, en estos tiempos), a mí que me den libros... y a mucha honra.

(El artículo de La Jornada dice que a un periodista que entrevistó a los manifestantes se le negó la entrada a la Feria. Hasta donde vi, la puerta estuvo abierta para todo el mundo, y quienes no entraron fue porque no quisieron).

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