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jueves, agosto 19, 2010

Reseña de libro: Krabat y el molino del diablo

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Krabat y el molino del diablo
Ottfried Preussler
Editorial Noguer (por lo pronto, PDF)


Lo bueno: Aunque está cortito y se supone que es fantasía juvenil, es un libro sorprendentemente maduro y profundo.

Lo malo: El final demasiado abrupto.

Lo interesante: La adaptación a película que le hicieron en 2008 está por estrenarse, si es que no lo hizo ya (no la he visto en los cines de Guadalajara) en México.


Calificación: * * * * *

Antes de la reseña en sí, empecemos con un tema incómodo: el de la piratería. Sí, es un mal detestable, que afecta a los creadores intelectuales (y un poquito más a los distribuidores). Un pecado del que, con toda la vergüenza del mundo, me reconozco más que culpable. En mi defensa, sin embargo, quisiera decir que a veces es un mal necesario.

Decidí volverme pirata a los doce años, cuando presencié, en un noticiero de televisión, lo que los videoclubes mexicanos le hacían a sus películas que “no se rentaban con suficiente frecuencia” o que “no cumplían ya con los estándares de calidad establecidos”. Centenares de videos vhs y beta se alineaban en una calle, y después una aplanadora les pasaba por encima. Esa imagen me dejó tan traumatizada (sobre todo después de pensar en películas que me gustaba rentar una y otra vez que de repente ya no estaban disponibles en mi videoclub más cercano) que decidí que no me tocaría la conciencia para copiar y preservar verdaderas joyas o curiosidades que tarde o temprano correrían ese triste destino.

(Años después, los videoclubes mexicanos tomaron la decisión, muchísimo más sensata, de vender a precios bajos esas películas de desecho. La mayor parte de nuestra amplia videoteca se consiguió de esa forma).

La piratería no se volvió mi estilo de vida, pero sí la de conseguir material que, de otra forma, sería inaccesible, ya sea por precio o por distancia. No la tengo por costumbre , pero no dudo en echar mano de ella si es la ÚNICA manera de ver, escuchar o leer algo (en cuanto a videojuegos, sí llegamos a comprar varios que hemos ido reemplazando poco a poco por sus originales; lo único pirata que conservamos es el título basado en el estupendo musical setentero The War of the Worlds, de Jeff Wayne, sobre la obra de H.G. Wells; prefiero comprar todo de saldos o de usados).

La proliferación de material descargable por internet ha empeorado (o mejorado las cosas). No de otra forma conseguí ver The Secret of Kells, una película animada irlandesa que es una maravilla que no sé por qué carambas no se ha pasado en México, y de la que les hablé hace un tiempo. También así vi Krabat, película alemana de fantasía que en un principio me pareció muy extraña y oscura. Pero apenas la terminé, supe que tenía que leer el libro en el que estaba basada. Como fuera.

Me lancé a buscar la novelita en mis sitios hablituales de libros, primero traducida al inglés (me enteré que le habían puesto The Satanic Mill y que la había publicado Macmillan). Vean nada más el precio en Amazon. Luego supe que la habían publicado en español por allá en 1991. Nada. Nada de nada. Pero buscando, buscando y buscando, di finalmente con ella. Sólo que en un medio que no era legal, ni mucho menos.

Bueno, la leí. Y que me lapiden por ello. Poco después de terminarla, supe que se reeditó en 2009, supongo que por la novedad de la película. Así que en cuanto se presente la menor oportunidad, voy a comprar esa novela.

(Mi trauma particular con los libros es un poco diferente al de las películas; viene de una Feria del Libro de Guadalajara en la que un editor catalán, cuando le pregunté sobre la falta de novedades de editoriales españolas en México, me confesó “es que nosotros editamos más de lo que leemos, y lo que mandamos a Latinoamérica es todo lo que no se vende”. Sin comentarios).

Así pues, si al final de este texto se quedan con ganas, hagan click en el link de abajo. Les aseguro que no los incitaría al pecado de no estar segura de que éste vale la pena. Pero si el libro les gusta y tienen alguna oportunidad, les pido que también se animen a comprarlo.

Ahora sí, la reseña:

Krabat es un chico mendigo que, por varias noches, escucha en sueños una voz que lo llama por su nombre y le ordena presentarse en un molino cerca de la aldea de Schwarzkolm. Krabat obedece, y en el molino (un sitio siniestro, alimentado por un lago negro donde flota una perpetua neblina) lo recibe un individuo que se hace llamar “el maestro”. El maestro le pregunta a Krabat que si quiere ser su aprendiz, y cuando éste responde que sí, le indica: “¿Quieres ser molinero, o también lo demás?” Es el primero de varios misterios que el chico tendrá que ir descubriendo.

En el molino ya hay otros once aprendices; por alguna razón se necesita que sean doce para que las ruedas y los engranes funcionen. Todos los días, Krabat y sus compañeros muelen grandes cantidades de trigo, y cebada. Pero no hay nadie que se lleve la harina, nadie que les lleve qué moler. Parecería que la harina que se ha conseguido durante el día volviera a transformarse en grano durante la noche. Hay un juego de ruedas que no se utiliza más que en las noches de luna nueva, cuando el único cliente del molino (“el compadre”, un individuo encapuchado al pescante de un carruaje de caballos negros que se mueve sin hacer ruido ni dejar huellas) les lleva su carga; al día siguiente, Krabat descubre entre los restos de estas ruedas dientes y huesos humanos.

Se trabaja todos los días, menos los viernes. Es en ese día de la semana cuando el maestro reúne a todos sus discípulos en torno a un enorme libro, los convierte en cuervos y les pide que memoricen pasajes de lo que les va leyendo ahí.

El molino no es sino una cubierta para el verdadero propósito del lugar: una escuela de magia negra, arte en el que el talentoso Krabat alcanza, muy pronto, a sus compañeros más experimentados. Los jóvenes del molino le han jurado lealtad al maestro porque quieren aprender; se transforman en animales, hacen truquillos de ilusionista; cuando el maestro está ausente, hacen vagancia y media. Pero su vida aparentemente divertida tiene un lado muy oscuro: la magia le da a uno poder sobre las personas, y el poder puede ser muy adictivo. Y lo más horrible de todo, como muy pronto descubrirá Krabat, no es que el poder tiene un precio, sino que hay quien está dispuesto a pagarlo.

Esta novelita, de 1971, podría verse como otro antecesor (sí, OTRO más) de Harry Potter, si no fuera porque sus raíces son más antiguas, y se nota. Su autor, Ottfried Preussler, la basó en una serie de historias tradicionales de Lusacia (una región alemana que colinda con Polonia y la República Checa). Sin embargo, con todo y su saborcito legendario, conserva el estilo de la fantasía contemporánea, y maneja temas peligrosos (la pubertad, la muerte, la lealtad a los amigos y hasta la atracción por el mal) con una dureza que espantaría a una mamá fan de Rowling.

Los escritores alemanes (me vienen a la memoria, por el momento, los nombres de Michael Ende y Christine Nöstlinger; ya platicaremos después de una notabilísima excepción llamada Cornelia Funke) son campeones en cuanto a escribir libros para niños que los adultos pueden disfrutar perfectamente. Me gustaría leer más de Ottfried Preussler; por lo pronto, sólo puedo concluír que muy pocas veces encuentra uno, en un libro tan cortito y sencillo, tanta riqueza de pensamiento.

De Krabat se han hecho, que yo sepa, dos adaptaciones al cine: La primera es El aprendiz del hechicero, del extraordinario animador checo Karel Zeman; se puede encontrar en su totalidad (subtitulada en inglés) en youtube. La segunda, de Marco Kreuzpaintner, se estrenó en Europa entre el año antepasado y el pasado, y con un poco de suerte la podremos pescar en algún cine mexicano (brrrrr... espero no habérmela perdido ya). Para ver el avance con subtítulos en español, hagan click aquí.

Y ahora sí... el que esté libre de pecado, que visite el siguiente link y se una al club (visiten la dirección recomendada por la usuaria Úrsula).

Recomendaciones: Para chicos, como una opción saludable a Harry Potter; para lectores de fantasía de todas las edades; para amantes de la literatura europea menos pomposa.

Abstenerse: Si su etapa lectora no ha superado a Stephenie Meyer.

viernes, julio 30, 2010

Reseña de libro: El Rey Demonio



El Rey Demonio
Cinda Williams Chima
Ediciones Bibliópolis


Lo bueno: Los personajes y el entramado.

Lo malo: El precio y algún que otro cliché.

Lo que ya me esperaba: Va a ser una trilogía o algo así

Sugerencia de título: Los ricos (y los magos) también lloran.


Calificación: * * *

En estos últimos años, ya es raro que alguien que lea fantasía (y que no sea fan de Harry Potter) llegue muy entusiasmado por un título nuevo que acaba de hallarse. Mucho más raro es que una servidora vaya tras la finta, encuentre algún elemento atractivo en la portada y decida aprovechar que los libros están a seis meses sin intereses en cierta tienda departamental. Luego ocurre, eso sí, que, tras llegar a casa, una servidora abre el nuevo libro de fantasía, pasa algunas páginas y exclama “¡oh, no! ¡Otra historia de mocosos!”. Pero el asunto sigue siendo raro cuando una termina el libro con un suspiro de satisfacción.

El Rey Demonio, de Cinda Williams Chima (una autora de quien en la vida había oído hablar una servidora) tendría todo para convertirse en el libro juvenil del momento. Salvo porque no lo tiene, y ello podría ser una ventaja. ¿Cómo está eso? Ajá, los personajes principales son adolescentes con broncas, el estilo es contemporáneo y todo eso. Pero no tiene mucha acción (a una servidora le sienta bien ese detalle), el romance es mesurado y, lo mejor de todo, la trama está algo más complicadona que el promedio; es por ello que de seguro los jóvenes amantes de colmillitos diurnos, zarpas pelosas y varitas mágicas la encontrarán algo indigesta.

Veamos la historia... Han Alister es un chico de dieciséis años que, después de forjarse una reputación temible como delincuente callejero y líder de pandillas, ha decidido comenzar a ganarse la vida de una manera decente y ahorrarle disgustos y mortificaciones a su mamá, lavandera de ajeno, y a su hermanita, que va a la escuela y podría tener un mejor futuro que él. Desde que tiene memoria, Han lleva puestas unas gruesas pulseras de plata que parecen crecer con él; por más que quiere quitárselas para venderlas no lo logra, y por ello su buen propósito (que arrastra, claro, su pésima fama) lo pone a hacer de mandadero, buscador de hierbas, jornalero y cazador.

En el mundo en el que habita, coexisten diferentes tipos de personas y culturas: están los clanes, que llevan un estilo de vida parecido al de los indios norteamericanos; las escuelas de guerreros, a las que sólo acceden los que pueden pagárselas; los citadinos, casi siempre en la miseria extrema (la familia de Han pertenece a éstos); y los magos, de quienes todos desconfían. Y está, por supuesto, la familia de la Reina, quienes, como buena clase política, no tiene la más mínima idea de lo que ocurre con el resto de la humanidad. La princesa Raisa, hija mayor de la Reina y su consorte (un noble de los clanes, por cierto), tiene sus problemitas propios y quisiera algo más que los fiestones, los amigos de abolengo, los vestidos de moda y la vida holgadísima a la que parece estar destinada y que al pobre Han le vendría de perlas.

Los caminos de estos dos se cruzan por primera vez cuando a la Reina y su corte se les antoja salir de cacería, y a tres maguitos jóvenes que los acompañan se les hace fácil provocar un incendio en el bosque para hacer salir a las futuras presas; Han y su amigo de los clanes, Bailarín, tratan de impedir el desbarajuste y el primero le arrebata a Micah Bayar, el hijo del gran mago de la corte, un misterioso amuleto que quema al tacto.

Han no tiene idea de lo que acaba de conseguirse, pero a partir de entonces todo empieza a salirle mal: su mamá pierde el empleo, lo buscan por asesinato, los miembros de su ex-pandilla lo acusan de traición y los de pandillas rivales quieren saldarle viejas cuentas... Todo porque alguien quiere recuperar ese amuleto, y está más que dispuesto a matar por ello. Al mismo tiempo, Raisa se da cuenta de que algo va muy mal con su mamá: el gran mago Gavan Bayar, que debería servirla, la tiene de punto menos que de criada, salvoconducto y trofeo. Tanto los clanes como la familia real habían tenido a los magos bajo control siempre, pero eso podría estar cambiando. Si así fuera, tal vez se repetiría una tragedia de mil años atrás que por poco acaba con el mundo, y en la que una valiente reina, Hanalea, venció al Rey Demonio, un hechicero poderosísimo que por cierto llevaba un amuleto muy similar al que tiene Han. Ahora, falta que todo ello sea una mentira...

De El Rey Demonio se tiene que decir, en primer lugar, algo que hasta hace poco una servidora no creía que hubiera que mencionar en las reseñas de libros: está bien escrito y se lee a gusto, pero alcanza a sacudir la inteligencia: cuenta con toda una maraña de enredos y situaciones que la autora, hasta eso, maneja muy bien. Lo malo es que se trata, precisamente, de una maraña y no mucho más; al final, apenas la mitad de la madeja queda desenredada. Pero lo que la salva son sus personajes, llenos de matices casi, casi cooperianos. Los protagonistas adolescentes Han y Raina, y los coetáneos que los rodean (Micah, Bailarín y otros) se ven más que compensados por adultos realistas y bien construídos.

Es la caracterización lo que me hace pensar que Williams Chima aprendió truquitos de la vieja escuela (y eso, créanme, es un alivio), aunque en algún momento se pone a comparar su libro con Eragon (?). Ahí tenemos a Raisa, que está muy consciente de que el exceso de inocencia es hermano gemelo de la estupidez, saca todo su carisma de su ingenio, sus sinceros esfuerzos por adquirir una conciencia social que sí funcione y su sentido del humor; cuando Han, aunque está desesperado, mantiene la sangre fría al añadir la prostitución a su lista de opciones laborales, nos damos cuenta de que no estamos ante ningún fresa. Hasta otros personajes que ocupan apenas unas veinte líneas prometen volverse muy interesantes.

¿Por qué digo “prometen”? Verán... resulta que El Rey Demonio es la primera parte de, para variar, una trilogía (¡aghhhhhh! ¿Cuándo entenderán quienes aspiran a seguir los pasos de Tolkien que El Señor de los Anillos NO es ninguna trilogía?), y el segundo volumen todavía no sale en los Estados Unidos. Por lo pronto, una servidora ha decidido que sí, que irá por él, aunque tal vez se espere a otra oferta de seis meses.

Recomendaciones: Para cualquier lector interesado en el género fantástico: los más curtidillos tómenlo como un sabroso postre, no como platillo principal, y los más novatos váyanse con cierta prudencia y pruébenlo con una cuchara pequeña (si primero ingieren una dosis de autores más clásicos, mejor).

Abstenerse: Lectores de best sellers que piensen que Walt Disney es el creador de Winnie Pooh.

sábado, enero 30, 2010

Reseña de libro: El último anillo



El último anillo
Kiril Yeskov
Ediciones Bibliópolis


Lo bueno: Los malabares que tuvo que hacer el traductor para evitar que demanden a su editorial logran que sólo los fans de Tolkien puedan entenderle al libro.

Lo malo: A los fans de Tolkien probablemente no les agrade.

Lo peor: Es un fanfic. Hecho y derecho. Y gordo.


Este libro llegó muy caro, como todos los de Bibliópolis, a la Gandhi; y gracias a Dios una servidora no tuvo que pagar por él; mi hermana lo adquirió en pleno afán completista y holgura económica porque el planteamiento de la obra le llamó la atención: El Señor de los Anillos desde el punto de vista de los orcos y los trolls. ¿Qué tuvieron que decir los vencidos después de la guerra del Anillo? ¿Qué ocurrió con ellos? Le di una hojeada leve; tras repasar varios diálogos al más puro estilo Warcraft dije en voz alta “es una mamada”, y como mi hermana insistió en comprárselo me propuse leerlo algún día.

Y bueno, por fin terminé. Ya era hora.

Veamos... Al finalizar la guerra del Anillo, los sobrevivientes de las tropas de Mordor caminan, dispersos y sin rumbo, a lo que les queda de hogar, que ya de por sí está condenado. Sólo que ésta no es la Tierra Media como la pintó Tolkien; aquí, Mordor era la sociedad más políticamente correcta que ustedes puedan imaginarse, con universidades, avances médicos, tecnología, favorecedores del estado laico y gente trabajadora que sólo se dedicaba a sus investigaciones sin meterse con nadie.

Los siniestros elfos los vieron como una amenaza a su anticuado estilo de vida, y con embustes y supercherías solaparon a los hombres para exterminar a la culta y floreciente sociedad orca.

Gandalf es una especie de Hitler, y el único que defiende a estos desdichados (al menos de dientes para afuera) es Saruman. Aragorn es un calenturiento que haría lo que fuera para que su esposa Arwen le permita por fin consumar su matrimonio; tiene prisionero a Faramir, el legítimo heredero del trono de Gondor, pero a él no le importa porque tiene a Éowyn para entretenerse. ¿Los hobbits? Ésos ni existen, así que no hay de qué preocuparse. Tampoco hay Anillo Único (sí, eso lo deja a uno cavilando sobre el título).

La historia comienza cuando Haladdin, un humano sureño y médico de campaña al servicio de Sauron, y Tserleg, un sargento orco, regresan a casa derrotados y desalentados. En el camino se topan con un potencial enemigo: Tangorn, un barón (?) de Gondor, que se confiesa en su mismo lío por ser fiel vasallo del príncipe Faramir.

En lo que deciden qué hacer, Haladdin recibe la visita del último de los Názgul, una alma en pena que le revela que todavía hay esperanzas para los suyos siempre y cuando se lleve a cabo una peligrosa misión: destruír el espejo de Galadriel (que por cierto sí es un espejo, con marco y todo), la fuente del poder tiránico de los elfos. Para conseguirlo, habría que cargar con el objeto hasta el Monte del Destino y arrojarlo ahí; pero como eso es punto menos que imposible, el Názgul les propone una salida más sencilla: conseguir un par de palantíri, llevar uno frente al espejo y otro al Monte del Destino y sincronizarlos para que el fuego eterno de la montaña se transmita hacia el espejo y lo haga cenizas.

Tiene su lógica, supongo. Así que ya sabemos: no hay que ver el canal Animal Planet cuando salgan serpientes, porque podrían picarnos. Bueno.

Tangorn se ofrece de inmediato a ayudar (siempre y cuando primero rescaten a Faramir); es un espadachín prodigio, y sus contactos en Umbar (entre los que se encuentra su novia, una puta cara a la que conoció cuando barata y que, como toda meretriz idealizada, tiene buen corazón y mejor trasero) y su inteligencia podrían ser la clave para la victoria.

A partir de aquí, las cosas se ponen bastante extrañas.

Aunque uno no se lo imagina por el número de hojas y lo enredado del argumento, la premisa de El último anillo es bastante simple: todas las culturas de la Tierra Media tienen policía secreta, y TODAS las policías secretas funcionan igual. El autor parece a ratos olvidarse de sus protagonistas, y se deleita en platicarnos en detalle cuál es el siguiente plan de los agentes, cómo podría llegar a salir mal, cómo podría llegar a salir bien, cuál fue la forma en la que pasó en realidad, cómo debió haber salido para que fallara, y cómo debió haber salido para que tuviera éxito. Y eso ocurre cada vez que a uno de los benditos espías (no importa de qué bando) se le viene a la cabeza una nueva idea...

A lo largo de la trama, Yeskov mete referencias al mundo real que le quedan tan bien a la narración como un zapato de Barbie a la cantante pop Belinda: los personajes beben tequila, hay ninjas, musulmanes extremistas y hasta mexicanos (me pregunto si el autor ha estado en México o le conoce algo, pero deja caer, al sur de Harad, sitios con nombres tan sospechosos como Guajapan, Iguatalpa, Tuanojato y los no cambiados Irapuato y Uruapan -un sitio donde se encuentra una gran catarata- ); cuando uno piensa que ya presenció la última jalada aparece otra que la supera. Se supone que todo eso nos debe hacer reír, pero cuando nos damos cuenta de que el libro es una parodia ya es demasiado tarde.

No entiendo por qué hay gente a la que le parece entretenida esta novela, pero tengo que decir que las películas de Misión Imposible me dan sueño y que la nueva versión de Casino Royale consiguió de hecho hacerme dormir un buen rato. Las historias de espías no son lo mío, ya sé, y El último anillo es eso. Pero antes que nada es un fanfic, como tantos otros que hay sobre la Tierra Media, y sobre los que pesa una prohibición explícita por parte del Tolkien Estate, los irascibles guardianes de los derechos de autor de mi escritor favorito, que han llegado a impedir que aparezcan citas que pasen de tal o cual longitud en los libros de ensayos y a ponerse de un sangrón intolerable con las nuevas ediciones de volúmenes que incluían material de Tolkien. Supongo que nadie del Tolkien Estate sabe ruso o será que temen marchar sobre Moscú (donde las ediciones legales de El Señor de los Anillos se tardaron en llegar) porque no les vaya a ir como a Napoleón.

Como sea, lo más interesante de El último anillo no se lo debemos a su autor, sino a su traductor en lengua española, Fernando Otero Macías. Para salvar a la editorial Bibliópolis de una posible persecución inquisitoria por parte del Tolkien Estate, el traductor modificó los nombres de los personajes tolkienianos de manera que quedaran todavía reconocibles: Aragorn/Altagorn, Gandalf/Gandrelf, Faramir/Aramir, Saruman/Searuman, y así por el estilo; sus propuestas para los topónimos y objetos lo delatan como amante de la obra de Tolkien o al menos meticuloso investigador en los sitios correctos; Gondor, la tierra de piedra, se convierte en Pietror; Mordor, la tierra de las sombras, en Umbror; Minas Tirith es la Torre Vigía y Cirith Ungol el Paso de la Araña; los palantíri se llaman “miralejos”. ¿Que cómo sé que esto salió de Otero Macías y no del mismo Yeskov? Fácil: una servidora estudió ruso hace muchos, muchos años, y aunque ya se me olvidó casi todo, aún puedo leer cirílico, y en fragmentos de la novela en el original que pueden hallarse online me di cuenta de que los nombres tolkienianos NO están cambiados.

Oh, loor, loor al traductor. Sin embargo, le tengo una mala noticia... se le fue vivo un nombre: шаграть no es ningún personaje original de Yeskov, y por ahí los puede agarrar el Tolkien Estate si es que llegaran a enterarse. Pero no lo harán; al menos, no por mí; es por eso que lo escribí en cirílico. Para cuando esta palabra aparece, ya muy tarde en el libro, comprendo que el pobre traductor ya estaría muy cansado. No lo culpo, después de trabajar con semejante mamotreto.

El último anillo no es “la obra que destruyó a Tolkien”, ni un dechado de ironía realista, ni la visión opuesta al maniqueísmo de El Señor de los Anillos (cualquiera que considere a Tolkien maniqueo necesita un serio repaso de su conocimiento de este autor, unos lentes nuevos o una cita urgente con un psiquiatra). Es un fanfic, como les decía, y así de fácil. Comprendo que a los adolescentes les encante garabatear esa clase de literatura y ponerla en internet, pero que lo haga un escritor consagrado cuarentón, y que encima se lo tome tan en serio como para publicarlo, es algo que se me escapa por completo. Lo mismo las comparaciones con otro autor eslavo de fantasía, Andrzej Sapkowski; la gran diferencia es que Sapkowski, por lo menos, divierte.

Recomendaciones: Para lectores fanáticos al mismo tiempo de Tolkien y de John le Carré; si lo son, cómprense este libro con toda confianza y después manden un retrato de ustedes al museo Ripley más cercano; ahí les agradecerán cualquier evidencia fotográfica de seres que uno no piensa que pueden llegar a existir.

Abstenerse: Si no tienen tiempo ni dinero que desperdiciar.

domingo, noviembre 29, 2009

Reseña de libro: Espejismo

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Espejismo
Louise Cooper
Editorial Timun Mas


Lo bueno: Otra buena historia de personajes.

Lo malo: Es DIFICILÍSIMA de hallar, incluso en el original.

Calificación: * * * *

La antigua Haven, una ciudad amurallada en la costa, se halla amenazada por la gente del mar y su líder, la reina bruja Calthar. El príncipe DiMag, que gobierna la ciudad, no tiene idea de lo que su esposa, la princesa Simorh, quiere hacer: ella, con su magia negra, invocará a un poderoso héroe del pasado, un gran guerrero que podrá defenderlos de sus enemigos. Ese héroe, Kyre, a quien la leyenda llama el Sabueso del Sol, consigue materializarse frente a la princesa, y DiMag acepta a regañadientes el plan de su mujer. Pero hay algo que Simorh no había considerado: Kyre ha estado muerto por demasiado tiempo, y no puede blandir ni siquiera un tenedor; la sangre le provoca náuseas y hasta sus pasos son torpes.

De nuevo sin recursos, Simorh y DiMag están por caer en la desesperación, y no tienen mejor manera de mostrarlo que con pleitos, insultos y humillaciones mutuas. Pero aunque Kyre no esté físicamente tan bien, su mente está lo bastante entera como para darse cuenta de que, en medio de los problemas, nadie parece advertir una pena privada, pero muy dolorosa: la de la princesita Gamora, que sufre al ver que sus padres se distancian cada vez más; antes que Haven, la familia real se está derrumbando. Tal vez no pueda librar a la ciudad con un solo tajo de su espada, pero todavía puede escuchar. Y consolar. Y quién sabe, hasta hacerla de terapeuta matrimonial.

Pero Calthar no se va a estar quieta: ella también ha hecho algo de invocaciones por su parte, y lo que consiguió podría derrotar a Kyre sin mover un solo dedo.

Como ya se habrán dado cuenta si han leído las reseñas anteriores de la semana, lo que hacía tan especial a las obras de Louise Cooper era que partían de un lugar común y de ahí llevaban a sus lectores a donde menos se lo esperaban. En sus historias, los clichés se rompían de una manera deliciosa. Pero su fuerza, tal y cual, residía más que nada en sus profundos, cuidadosamente desarrollados personajes, que conseguían hacer que un mundo de fantasía se sintiera real y próximo.

Recomendaciones: Paralectores de fantasía que busquen un trabajo maduro y bien hecho.

Abstenerse: Si buscan acción; nuevamente, no hay mucha por acá (la cosa se acelera casi al final de la novela). Si no les gustan las historias con personajes complejos, mejor lean a Cornelia Funke.

Y así llegamos (ya sé que todo ha sido muy apresurado) al final de la semana dedicada a la escritora de fantasía Louise Cooper. El vacío que ha dejado en el género sólo es comparable a las gran aunque discreta aportación de su obra. Espero que les haya gustado, y les haya motivado a leerla, si no la conocían, o a releerla, para que recuerden y como una servidora puedan decir algo así como “Gracias, señora Cooper. Gracias, Louise. Lo siento, lo siento muchísimo”.

viernes, noviembre 27, 2009

Reseña de libros: Serie de Índigo

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Como estas novelas son más bien independientes (si bien forman parte de una misma historia), voy a ponerle a cada una su calificación:

I. Némesis * * * *
II. Infierno * * * * *
III. Infanta * * * * *
IV. Nocturno * * *
V. Troika * * * *
VI. Avatar * * *
VII. Espectros * * * *
VIII. Anghara (Aisling) * * *

Louise Cooper
Editorial Timun Mas

Lo bueno: Es una larga historia de personajes, sentimientos, aventura y amistad. Las descripciones son tan vívidas que parece que uno está viendo una película, más que leyendo.

Lo malo: A medida que uno va conociendo a la autora, sus giros se hacen menos inesperados.

Tal parece que la princesa Anghara lo tiene todo: una familia amorosa (papá comprensivo, mamá prudente y hermanito divertidísimo incluídos), un hermoso lugar donde vivir, talento musical, cualquier libro que pudiera desear, y Fenran, un hombre que la ama, y con el que pronto se casará. Pero lo que tiene en bienes le sobra también en arrogancia; la arrogancia de quien se sabe inteligente y que piensa que se puede comer al mundo.

Al sur de su castillo, Cairn Caille, existe una misteriosa torre donde, según se cuenta, están encerrados siete demonios que alguna vez asolaron el mundo. Nadie se ha atrevido a cuestionar esa leyenda, pero Anghara necesita ver para creer, y su curiosidad puede más que cualquier consejo: encuentra en la torre algo que parece ser una caja de Pandora, la abre... y ahora sí que el infierno se desata. Los siete demonios caen primero sobre Cairn Caille y no dejan a nadie con vida; después se marchan en distintas direcciones a sembrar el mal.

A Anghara se le revela que, a pesar de que ha perdido todo lo que amaba, todavía tiene que responder por su pecado. Tendrá que viajar por todo el mundo para buscar y destruír a los demonios que liberó, y para ello no le bastará una vida; por consiguiente no podrá morir sino hasta que termine su labor. No estará sola, por suerte; en el camino se le une Grimya, una loba que puede hacerse entender por los humanos (y por eso ha sido rechazada por su propia familia) y que comparte con ella el don de la inmortalidad. Pero, por otro lado, su arrogancia ha creado a un octavo demonio, su Némesis, y éste también estará siguiéndole los pasos para evitar que cumpla su propósito.

Anghara se cambia el nombre a Índigo (en su cultura, el color que simboliza el luto) y parte, sin rumbo fijo, a su peregrinar de casi un siglo. La única esperanza que tiene vino también de su revelación: su amado Fenran está vivo o algo así; se encuentra a medias entre el mundo de los demonios y el real. Si Índigo consigue expiar su culpa, tal vez, sólo tal vez, podría volver a estar con él.

Índigo y Grimya pasan por muchas aventuras emocionantes, pero si uno presta atención, las historias que cuentan las novelas no son las suyas, sino las de las personas con las que se encuentran (y que de hecho son las verdaderas víctimas del pecado de Índigo). Pueblos al borde de la destrucción, familias llenas de intriga, una especie de culto siniestro y conspiraciones políticas; todo ello se mueve frente al telón de fondo de algunos de los paisajes más exóticos y bellos vistos en la literatura fantástica. De entre todo ello surgen los demonios que busca Índigo, pero ninguno se manifiesta igual que otro, y cada descubrimiento es una sorpresa que, sin embargo, no deja de ser verosímil.

Ahora, el único problemilla con la serie de Índigo es cuando uno se vuelve perro viejo con montones de trucos aprendidos: uno aprende a deducir, y la técnica impecable de la autora ya no sorprende tanto. Total, eso ya le pasó a una servidora con el director M. Night Shyamalan. Pero si uno no busca giros, sino historias de personajes (y ya con eso espero que tengamos claro que esto no es ningún thriller), la serie sigue siendo una lectura reconfortante. Por si las dudas, preparen pañuelos desechables para cada libro.

Recomendaciones: Para amantes de la literatura fantástica más o menos curtidos a quienes les haya gustado la serie de Terramar y similares; si les encantan las introspecciones y filosofar un poco sobre la vida, estos libros son más que perfectos para una buena reflexión.

Abstenerse: Si prefieren novelas con más acción, porque aquí las cosas pasan MUY despacio. Si prefieren algún librito más movido que se pueda leer con el cerebro apagado sin temor a perderse de nada, mejor elijan El Código Da Vinci.

jueves, noviembre 26, 2009

Reseña de libros: Trilogía El Señor del Tiempo

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Trilogía El Señor del Tiempo:
Vol. I: El iniciado
Vol: II: El proscrito
Vol. III: El orden y el caos

Louise Cooper
Editorial Timun Mas



Lo bueno: Los giros de la historia, el cuidado de los detalles, los personajes.

Lo malo: Es relativamente difícil de hallar.

El comentario gratuito: Si George Lucas hubiera leído estos libros (si le gustara leer, primero que nada) antes de hacer sus porquerías de Episodio I, II y III, otra cosa hubieran sido esas películas. Otra cosa.

Calificación: * * * * *

La típica batalla entre el Orden y el Caos ha terminado; y, de manera también típica, las fuerzas del Orden han salido victoriosas y ocupado la antigua fortaleza del Caos en un increíble desplante de imprudencia.

Pasan algunos años, y el mundo dominado por el Orden (y sus representantes, el Círculo, una especie de orden monástica cuyos miembros se dedican a aprender alta hechicería) parece estar en paz, hasta que la naturaleza comienza a perturbarse de maneras cada vez más siniestras. Una de ellas es el misterioso nacimiento de un niño, Tarod, que aparentemente guarda un poder inmenso en sus manos.

Después de que una tragedia lo aparta de su hogar, Tarod va a parar al Círculo; el líder de los hechiceros lo acepta con reservas. Ahí crece como adepto de la orden, y de adulto es ya un hechicero de grado máximo. Entonces, comienza a tener visiones de un ser, una especie de demonio físicamente muy parecido a él, que revela que Tarod es el avatar de uno de los ocho dioses del Caos, y que su trabajo es conseguir que éste vuelva a entrar en el mundo.

Tarod, sin embargo, tiene ahora sus propias convicciones, y está más que dispuesto a luchar por el bando que lo ha acogido. Pero su confianza se hace pedazos cuando el que consideraba su mejor amigo lo traiciona por el motivo más bajo y estúpido que puede desbaratar una relación: por una vieja...

Convertido en un proscrito, Tarod tendrá que enfrentarse solo al demonio que lo atormenta, a ex compañeros que han puesto precio a su cabeza y a sus propios y confusos sentimientos. La tierra en la que vive, mientras tanto, comienza a caer en las garras del miedo, y como resultado se desata una verdadera epidemia de intolerancia, maltratos y persecuciones; el Caos no necesita la ayuda de nadie para apoderarse del mundo. Queda una pregunta: ¿cómo detenerlo?

Pocas historias sobre el poder, sus excesos y sus consecuencias, son tan inteligentes, profundas y al mismo tiempo entretenidas y dinámicas. Louise Cooper, desde su mundo fantástico perfectamente construído, examina una realidad que tal vez no esté muy lejana de la nuestra, y lo mejor de todo es que lo hace a nivel de personajes. Todos, desde Tarod con sus dudas existenciales; Shaska, la bellísima y manipuladora joven a la que ama; Cyllan, una muchacha poco agraciada pero ferozmente leal que lo ama a él; Keridil, el inseguro heredero del poder del Orden; Themila, una señora del Círculo que es incondicional a Tarod; y Drachea, un endeble aliado que sólo quiere sacar provecho de toda la situación; absolutamente todos tienen algo que decir al respecto, y lo mínimo que logran es que los prejuicios de uno como lector se tambaleen como en terremoto de 6.5 grados. Es soprendente cómo los pequeños detalles llegan a formar temas tan grandes.

Recomendaciones: Para quienes le hayan perdido la fe al género fantástico, o ya se hayan hartado de toda la basura que éste ha producido en los últimos años. Para quienes simplemente quieran disfrutar de una novela fenomenal. Si quieren enterarse de por qué los episodios I, II y III de Star Wars salieron tan malos, y hacer berrinche por lo buenos que pudieron haber sido, lean estos libros: ya se darán cuenta por qué.

Abstenerse: Si los episodios I, II y III son sus películas favoritas, porque entonces probablemente no le entenderían. Si no les gusta leer para pensar. Si piensan que Harry Potter es lo máximo en literatura fantástica; van a salir desilusionados. Si son fans más moderados de Harry Potter y no se han enterado de la homosexualidad de Dumbledore, significa que no están en edad de consumir esto (o lo que es lo mismo: menores de 15 años, aléjense).

sábado, septiembre 12, 2009

Reseña de libro: Los soldados irlandeses de México

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Los soldados irlandeses de México
Michael Hogan
Fondo Editorial Universitario, UDG



Lo bueno: Es el mejor libro escrito sobre su tema.

Lo malo: Fuera de México, es caro y difícil de encontrar. Sólo hubo una edición en español.

Calificación: * * * * *

El año pasado les comenté de una conmemoración curiosa e interesante que había encontrado lugar en este mes de fechas patrias. Para celebrar, les paso esta reseñita.

¿Qué hay entre México e Irlanda? ¿De dónde salió este misterioso lazo, casi, casi fraterno que sería crucial entre los dos países en el año de 1846? ¿Cuáles fueron las circunstancias (las verdaderas, no las que vienen en los libros de historia) que desataron la guerra méxico-norteamericana, y cuáles sus consecuencias? Si uno busca la respuesta a estas preguntas, no necesita ir más lejos; todo se puede encontrar en este libro. El camino largo será para dar con él, pero eso es todo.

Sobre un hecho insólito, que por una extraña razón muchos mexicanos e irlandeses desconocen (al batallón de San Patricio se le dedican dos líneas en la mayoría de los libros de texto que se usan en las secundarias y cinco, que ya es algo,en las enciclopedias de historia de México), el doctor Michael Hogan, norteamericano de ascendencia irlandesa y residente de Guadalajara, Jalisco, ha hecho una investigación profunda y cuidadosa, sin dejar de lado ninguna fuente relevante e incluyendo las múltiples versiones del hecho.

Después de hacer un análisis de la política intervencionista norteamericana, su famoso “destino manifiesto”, y las razones que de tan absurdas parecen cómicas que los gringos tomaron de pretexto para comenzar la madre de todas las invasiones en un país pobre, despedazado por luchas de poder internas; se nos relata la historia más sencilla, honesta y noble de un grupo de voluntarios irlandeses que cambiaron de bando y se pusieron a favor de los más débiles sólo porque así se lo indicaba su conciencia y su sentido de la justicia. A la causa de estos primeros voluntarios se unieron más (mexicanos, alemanes, polacos e ingleses) para formar un batallón de artillería que le hizo pasar unos cuantos dolores de cabeza a los generales norteamericanos. Pero no sólo el enemigo era demasiado poderoso, sino que muchos otros factores jugaron en su contra: políticos que para variar querían sacar una tajada del asunto, comandantes que buscaban más la gloria personal que el ayudar a su patria, rivalidades cuando se suponía que todos deberían apoyarse, una tremenda desorganización que al parecer nuestro país no se ha sacado de encima todavía...


Sin embargo, lo que hubiera de fracaso militar de los San Patricios no opaca en lo más mínimo su triunfo en el espíritu humano; a quien le haga falta un poco de fe, de seguro le caerá bien darle un repaso a su historia, y de paso sacarse de la cabeza algunos mitos sobre la guerra de intervención norteamericana, El Álamo y hasta el general Santa Anna que andan rondando por ahí. El punto de vista del doctor Hogan es absolutamente imparcial, y lo que descubrió sin duda le va a arder a leales de todos los bandos. Pero total, somos humanos. Y deberíamos de esforzarnos más para ganarnos el título.

Una servidora tuvo la suerte de conseguir y leer este libro en el mismo año de su publicación (a finales de los 90); para entonces lo único que había leído sobre el asunto eran las cuatro o cinco líneas antes mencionadas y la novela El Batallón de San Patricio, de Patricia Cox. Me alegró que mi fascinación con Irlanda pudiera tener ahora un motivo más público. De lo que no iba a hablar entonces era que mi profundo cariño a esa hermosa tierra de héroes se había inflado como pez globo, a reventar; y que por fin se me había puesto claro aquel asuntillo de mis impresiones tras la primera visita a Irlanda: que sí, los irlandeses son como los mexicanos, salvo porque se ven tal vez más felices y todavía disfrutan del correr del tiempo.

Como no sabía entonces que el autor trabajaba a una media hora de la casa de ustedes, cometí una verdadera tontería para poder leer este libro en inglés (ordenarlo de un importador de los Estados Unidos que a su vez tendría que mandarlo pedir a Guadalajara). Pero me mataba la curiosidad, y ahora puedo decir con la mano en la cintura que si consiguen Los soldados irlandeses de México en español o en inglés da exactamente lo mismo: el original es fácil y ameno, y la traducción (en la que colaboraron un historiador y un militar) es impecable y se lee tan a gusto como el original. Lo único malo es que una y otra versión se han vuelto un tanto raras; pueden encontrarse, a precios de verdadera pesadilla, en Amazon, pero la forma más barata de comprarlos es visitar o ponerse en contacto con la librería Sandi en Zapopan, Jalisco. Me acabo de enterar, por este blog, Domhan Ceilteach, que en el Distrito Federal todavía se vende en el Museo Nacional de las Intervenciones. Cuando una servidora se encuentre en posibilidades de conseguirlo para ustedes, no dudaré en avisarles para que me escriban. Si mientras tanto se encuentran con él, léanlo, conozcan la historia de los San Patricios, pasen la voz, recuerden este día con cariño; si profesan alguna religión, oren por ellos. Erin Go Bragh. Viva México.

Recomendaciones: Absolutamente todo el mundo debería leer este libro, pero no a todos les caería muy bien.

Abstenerse: Si la historia de México no les interesa. Si apoyaban la política de George W. Bush.

viernes, marzo 20, 2009

Reseña de libro: El último unicornio

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El último unicornio
Peter S. Beagle
Ediciones Martínez Roca


Lo bueno: Es una obra maestra, uno de los mejores legados que nos dejara la fantasía del siglo XX y la estela de El Señor de los Anillos.

Lo malo: Que su autor no ha recibido aún todo el dinero, bienestar y tranquilidad que su talento le merece, aunque sí cuenta con el aprecio y reconocimiento de una legión de lectores (más información aquí). La traducción es buena pero podría mejorarse, todavía.

Calificación: * * * * *

Durante siglos y siglos, una solitaria hembra de unicornio vivió en su bosque, dedicada a cuidar a sus animales y a observar a los humanos, por quienes siente apenas una leve curiosidad. Pero un día se entera de que ella es la última de su especie, y que el resto ha desaparecido por obra de un ser demoniaco llamado Toro Rojo, y decide abandonar su tranquila vida para saber qué ocurrió con los suyos, y, si fuera posible, rescatarlos.

Su autoimpuesta misión la lleva, irremediablemente, a tropezarse con los humanos, y a conocer de cerca (y más adelante, en carne propia) los sabores y sinsabores por los que pasa la vida breve de estos desafortunados seres, que en la novela aparecen en un desfile de personajes únicos e inolvidables: el mago Schmendrick, que es, como la unicornia, inmortal, aunque en su caso particular esto se trata de un castigo por su ineptitud; Molly Grue, una mujer que amaba tanto a los unicornios que, con la esperanza de acercarse a uno, conservó su virginidad hasta que ya de veras no se pudo; Mamá Fortuna, una poderosa bruja reducida a exhibidora de fenómenos con un sólo y secreto motivo de orgullo; el Capitán Cully, un Robin Hood wannabe que ha llegado a creerse su propio y fingido optimismo; el desdichado rey Haggard, en su inútil búsqueda de la felicidad que le ha quitado todo el sentido de la maravilla; y su hijo adoptivo, el príncipe Lír, que tiene el corazón y la disposición de un héroe pero el tacto y la ortografía de un colegial enamorado, y que, irónicamente, se convertirá en el mayor obstáculo para la misión.

Todo ello en un ambiente de magia y cuento de hadas a veces cómico, a veces dramático, y salpicado aquí y allá de deliciosos anacronismos y afiladas observaciones. Hay en El último unicornio suficiente emoción y aventura como para que uno pueda leérselo sin encender el cerebro y no pasará nada; pero si uno está bien despierto y leyendo entre líneas, la verdad es que resulta más satisfactorio.


Esta nueva edición del libro tiene, entre otras bondades, una traducción al español mucho, mucho mejor que la que se hizo en los años ochenta, un nuevo prólogo del autor... y la verdadera cereza del pastel: una secuela, una historia totalmente inédita que, por si faltaran recomendaciones, se ganó los premios Nebula y Locus en el año de su publicación: Dos corazones. Y ya que de eso hablamos...


Dos corazones

Han pasado muchos años desde el final de El último unicornio; el anciano rey Lír gobierna un país relativamente pacífico, y las criaturas fantásticas son cosa de leyenda. Entonces, como nos cuenta una voluntariosa niña llamada Sooz, un grifo se instala en un bosque cerca de una pequeña aldea. El animal causa estragos entre el ganado, pero no es sino hasta que comienza a almorzarse también a los niños, cuando Sooz decide resolver las cosas por su cuenta y pedir personalmente la ayuda del rey, que en otro tiempo fue un gran héroe, o al menos eso le han contado.

Sooz no tendrá que hacer sola la segunda mitad de su viaje, ya que en el camino se encuentra a una peculiar pareja, dos amantes que, movido sólo por presentimientos han decidido ir a visitar a un viejo amigo.


Un grifo tiene dos corazones, uno de león y otro de águila, y para acabar con él hay que atravesar ambos. Pero el rey Lír tiene un solo corazón que ha estado roto durante años. ¿Qué esperanzas tiene...? Una, tal vez, y a la que se ha estado aferrando durante gran parte de su vida; que la evasiva criatura a la que sigue adorando coserve siquiera un fragmento de su propio corazón humano.

Este libro es uno que sólo podría decepcionar a los lectores de ¡Hola! y Proceso, y por las razones equivocadas. Pero si todavía tenemos dudas...

Recomendaciones: Para quienes hayan leído esta historia antes o hayan visto la película, es un momento inmejorable para revivirla, y para emocionarse con el nuevo relato; si no la conocen, no se arrepentirán de dedicarle tiempo; si necesitan una buena desintoxicada de la basura término medio que compone una buena parte de la fantasía actual, qué mejor que la pluma de un auténtico joven maestro; si son de digestión literaria lenta, este platillo cocinado a fuego lento les caerá de maravilla.

Abstenerse: Si su encuentro más cercano con la fantasía ocurrió en el Playboy Channel o algo semejante.

miércoles, noviembre 12, 2008

Suikoden fuera de la consola: Adaptaciones (I)

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Esta entrega y la anterior de la SuikoSaga han salido con retraso. ¡Mil disculpas! Las obligaciones cerca del fin de año han estado muy pesadas y todavía sigo bajo los efectos de la pérdida de mi cuadernito milusos. Espero tener el resto de los especiales tan puntualmente como antes.

Esta semana, de hecho, íbamos a hablar de la música de los Suikoden, pero por angas y mangas todavía no consigo poner aquí en el blog un reproductor de Mp3 tal y como lo quiero. En su lugar, dedicaremos un par de semanas a comentar las adaptaciones por las que ha pasado la serie fuera de las consolas (mencionamos ya una; hay más). Espero que les guste, y gracias por su paciencia.

En Japón es costumbre que, cuando un objeto de entretenimiento aclanza cierto éxito, se le saque de su medio original a explorar nuevos terrenos; lo más común es encontrarse series de manga (historieta) transladadas a la animación, pero también se ha dado el caso de novelas que se convierten en animación (Los viajes de Kino, Slayers, Vampire Hunter D), de videojuegos que van hacia el manga (Valkyrie Profile, Final Fantasy XII), de novelas que dan el mismo paso, y de ahí a los videojuegos (Brave Story), de manga que se hace animación y después obra de teatro (Hunter X Hunter), o que termina en novela (Fullmetal Alchemist) y de ahí un montón de etcéteras. ¿Pero qué no se cansan los japoneses de oír siempre la misma historia? La respuesta parece ser un rotundo "no".

Si mi propia afición tiene algo que decir, pensaría que el gusto de repetir la historia en diferentes expresiones artísticas viene de poder explorar nuevos ángulos de una narración que uno ya conoce y ama; diferentes medios (el cine, la literatura, los videojuegos) llevan en sí mismos ventajas y desventajas, puntos fuertes y débiles, y tiene su interés (y su dificultad) intentar aprovecharlos.

En el caso de
Suikoden, no podríamos quedarnos atrás; esta serie se ha sacado de la consola bastantes veces, tanto en trabajos oficiales, es decir, patrocinados por la casa creadora, Konami, como en publicaciones que los fans hacen por puro gusto. Ya comentamos sobre el manga basado en Suikoden III, y en su tiempo hablaremos de la labor de aficionados; platicaremos ahora de los libros.

A partir del primer juego, se hizo casi deber que las historias de Suikoden se adaptaran a algún tipo de literatura. En el caso del tercero, fue el manga de Aki Shimizu; el primero, el segundo, el cuarto y el quinto salieron como novelas, todas de la editorial Dengeki Bunko.

Las novelas de
Suikoden son, como ocurre con frecuencia en este tipo de adaptaciones, consideradas “light”; se centran principalmente en la acción y no se detienen en florituras o ejercicios literarios, sino que resumen hasta donde se puede los hechos que se narran en los videojuegos, añadiendo, eso sí, detalles para cubrir lagunas, escenas extra que profundicen en alguna personaje o detalle; en fin, todo lo necesario para que un lector ya familiarizado sienta que redescubre una trama favorita. Son las novelas también las que le han proporcionado a los héroes de la serie su nombre “oficial” y un poquito más de personalidad propia (en el juego están a merced de nuestros controles).

Hasta la fecha, se han publicado trece novelas (en un momento daremos la seriación), más cuatro volúmenes de cuentos que no siguen la línea del juego sino que expanden la historia principal y responden a varias docenas de interrogantes (¿cómo fue que Gremio, de
Suikoden I y II, consiguió su peculiar cicatriz en la mejilla? ¿En qué momento el príncipe Luca Blight, el villano de Suikoden II, se convirtió en un desalmado sediento de sangre, y por qué parece odiar tanto a su hermana y a su padre? ¿Qué problemas personales hicieron que Shu, el inteligente estratega de Suikoden II, se peleara con su maestro Mathiu Silverberg, de Suikoden I?).

Las novelas de los
Suikoden I, II y V, y los libros de cuentos son del autor Shinijiro Hori, mientras que la del IV es de Mie Takase (¡entre mis fuentes, sin embargo, hay diferencias! Estoy haciéndole caso a uno de mis vendedores favoritos de libros de usado en ebay. Ah, si supiera leer japonés...). Cada novela tiene entre doscientas y cerca de cuatrocientas páginas, viene profusamente ilustrada, con dibujos muy bonitos, por cierto; y con portadas originales de artistas que participaron en el diseño de los juegos (Junko Kawano, Fumi Ishikawa y Kaoru Huzita).

Aquí está una lista de los libros:

  • Genso Suikoden: Soul Eater, novelización del primer juego. Tres volúmenes, publicados entre diciembre de 1999 y marzo de 2000.
  • Genso Suikoden II, cuatro volúmenes, publicados entre diciembre de 2000 y septiembre de 2001.
  • Genso Suikoden IV, tres volúmenes, publicados entre septiembre y diciembre de 2005.
  • Genso Suikoden V, tres volúmenes, publicados entre septiembre y diciembre de 2006.
  • Genso Suikoden Short Stories, cuatro antologías de cuentos que fueron saliendo entre el 2000 y 2002.

Por si se lo están preguntando: no, por el momento no hay ni sombra de planes para traducir ninguno de estos libros al inglés o a cualquier otra lengua. Ya desde hace años muchos participantes en foros de discusión (como el desaparecido
RPG Stars de Konami, el de la editorial TokyoPop y por supuesto los de aficionados DueFiumi y Suikosource) hemos hecho patéticos intentos de convencer a alguna casa editorial de que se anime con la tarea; en TokyoPop, por supuesto, estaban casi todas esperanzas puesto que ellos trajeron al mercado occidental el manga de Suikoden III, pero también en Dark Horse y Viz que se han animado a traducir y vender algunas de esas novelitas “light” japonesas que mencionábamos. Lo malo de la situación es que (como respondió a nuestras sugerencias una encargada de TokyoPop), es más que obvio que el mercado norteamericano no tiene hambre de esa clase de material; sin embargo, los fans de Suikoden a nivel mundial (las peticiones para publicar material en inglés recibieron firmas de personas de Francia, Argentina, España, México, Tailandia, Rusia, Suecia, Holanda, por supuesto los Estados Unidos y otros sitios todavía más recónditos del globo) bien se acabarían una sola edición grande. Los excesos de prudencia es de lo que sufrimos aquí.

Y, por supuesto, la retrógrada idea de que la gente que gusta de los videojuegos no lee. O viceversa.

Entre que se decide algo, en un par de sitios es posible hallar más información al respecto: la
Gensopedia de DueFiumi, donde están las portadas, un breve resumen de la mayoría de las novelas y mi discrepancia en cuanto a los autores; y el Translator’s Weblog de Suikosource, en el que vienen más resúmenes e incluso algunos de los cuentos traducidos completos y con comentarios.

Sección multimedia

  • Para abrir el apetito o como regalo de consolación, aquí hay un video que encontré en youtube hace ya algunos meses, y que incluye en su totalidad las ilustraciones que aparecen en las novelas de Suikoden II (mas algunas imágenes de los cuentos, y un poco de manga de aficionados o doujinshi). La música de fondo es el intro de la serie Record of Lodoss Wars: Chronicles of the Heroic Knight).

miércoles, noviembre 05, 2008

Comentario: El Shui Hu Zhuan

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¡Ay, que he nacido para morir! ¿Cómo puedo saber lo que aquellos que están por venir pensarán de mi libro? No puedo saber lo que yo mismo, en otra encarnación, pensaré de él. No sé siquiera si podré leerlo después. Entonces, ¿por qué debería importarme?

Shi Nai-An, autor del Shui Hu Zhuan

Ya había jugado los dos primeros Suikoden cuando me enteré (y qué pena, hasta entonces) que los juegos estaban basados en una novela china clásica. No se me hubiera ocurrido, aunque siempre me llamó la atención que la música y la ropa de los personajes en el juego fueran tuvieran todo el estilo chino. No era la primera vez que se hacía una adaptación semejante; en el SuperNES me tocó jugar las de Romance de los Tres Reinos y más adelante, en Playstation, Viaje al Oeste; ambas, junto con el Shui Hu Zhuan (he encontrado su nombre traducido como A la orilla del agua en páginas sobre literatura china) constituyen las obras más representativas de esa nación.

Una vez terminado el Suikoden III, me lancé a buscar una traducción de la novela al español; hasta la fecha no hay una, según yo, así que no me quedó más que probar con el inglés. Tuve la suerte de encontrar, de segunda mano, la versión de la escritora norteamericana Pearl S. Buck., que ella llamó, inspirada en una frase de Confucio, Todos los hombres son hermanos. Ya hace un muy, muy buen rato que la estoy leyendo, y lamento decir que no puedo hacerles una reseña todavía. ¡No la he terminado! Está de difícil, el condenado libro... La traductora dice que intentó hacerlo lo más literal posible, para darle al lector la sensación de tener en las manos un original, y es así que mucha de la gramática suena un tanto rarita y haya que repasar un par de veces las oraciones si uno quiere estar bien seguro de lo que significan. No ayuda para nada, tampoco, el tener en las manos a ciento ocho personajes principales. Con todo, el libro es emocionante, tremendamente divertido, y cuesta trabajo soltarlo una vez que se ha tomado cierta velocidad.

La historia, supuestamente con base en hechos reales, comienza cuando Hung, un comandante del emperador, llega a un templo taoísta donde una losa de piedra, se dice, cierra el pozo donde se encuentran encerrados más de un centenar de demonios. Pese a las advertencias de los monjes, el comandante Hung levanta la losa y en ese momento escapan ciento ocho nubes doradas. Uno de los monjes explica que esas nubes son estrellas, treinta y seis del cielo y setenta y dos de la tierra, que sus nombres están escritos en la losa y que, se ha profetizado, los reyes demonios que las gobiernan causarán gran penuria entre los hombres.

Pasa el tiempo y nada ocurre; termina la vida del comandante Hung y también la de su emperador y tres que le suceden. Es cuando las 108 estrellas del destino van hallando encontrar su reencarnación humana cuando comiezan los problemas. Y aquí, conste, apenas vamos en el prólogo de la historia.

De ahí en adelante, se nos cuenta primero la historia del general Kao, un falso sirviente del Emperador, que ha ido ascendiendo al poder mediante actos de violencia y corrupción. Este comandante Kao se irá ganando paulatinamente la enemistad de su pueblo, pero nadie osa oponérsele... salvo ciento ocho personas comunes y corrientes (hombres y mujeres) que, en una fortaleza construída a la orilla de un lago, preparan un gran ejército para hacerle frente y librar al Emperador de su maligna influencia.

La vida de cada uno de estos 108 héroes, llena de acción, aventuras, artes marciales y hasta un poco de comedia, se va devanando e hilando de nuevo en un único eje, según van conociéndose, trabando amistad y relacionando en una serie de episodios encadenados. Resulta muy, muy difícil seguir todas las líneas de la trama, y Buck sugiere que , en lugar de hacerlo, uno debería simplemente dejarse llevar por las historias, atesorar las que queden grabadas en la memoria y dejar pasar las que no nos impresionen, como si esta novela fuera, la cito, “un gran desfile de la humanidad”.

Este consejo ya no me funciona, pues lo que más me deleita de este libro es analizar (y llevarme gratas sorpresas) cómo los personajes de mi serie de videojuegos favorita han sido construídos sólidamente con base en el carácter y la personalidad de sus equivalentes de la novela; eso, espero, justificará mi lentitud de lectura; otra razón por la que me estoy tardando tanto con el libro es porque generalmente lo tomo cuando estoy de vacaciones, por todo el tiempo que hay que dedicarle, y lo leo con una guía de siete páginas que incluye el nombre y el significado de cada estrella, el personaje que la encarna, nombre, apellido y apodos; lado a lado con el correspodiente en todos los juegos de la serie.

A veces me cuesta más trabajo aprenderme los 108 nombres chinos que los 540 de los juegos que ya he pasado, y uno de mis trucos de lectura consiste en rebautizar a los personajes, apodo y lo demás, con el nombre de su equivalente de los videojuegos; así resulta que el monje tatuado Lu Chi Shen, grande, algo brusco pero de generoso y enorme corazón, es Viktor (Suikoden I y II); su gran amigo y compañero de armas, un soldado caído en desgracia, el capitán Yang Chi, alias la Bestia de Rostro Azul, es Flik (ídem). El maestro Wu Yung de la Gran Inteligencia es el estratega Mathiu Silverberg (Suikoden I) y el monje taoísta Dragón que Entra en las Nubes Kung Sun Sheng, que controla el viento, no podría ser más que Luc (Suikoden I, II y III).

La estrella líder del cielo, el contador y escriba Sung Chiang, apodado la Lluvia Oportuna porque siempre se presenta donde hay necesidad para aliviar los sufrimientos ajenos, es... bueno, Sung Chiang; me da trabajo identificalo con alguno de los jóvenes héroes de los juegos, pero si tuviera que elegir a uno, sería Thomas de Suikoden III.

Las 108 estrellas del Shui Hu Zhuan no son precisamente blancas palomitas, pero su título de reyes de los demonios tampoco tiene que ver con nuestra concepción occidental de la palabra. Son, eso sí, rebeldes y proscritos, muy a la manera de Robin Hood, y acostumbraban hacerse su propia justicia, como podemos observar en un verso que un poeta posterior a la obra, Kao Wen Siu, le hace recitar a uno de ellos, Li K’uei, la estrella Tensatsu:

Si en mi camino veo a quien trate mal a un hombre
Es mi placer cavarle un hoyo tan profundo como pueda,
Pues cuando grito las mismas olas del mar empiezan a rugir
Y las colinas y montañas no se levantan ante mi puño.
Si cualquier hombre se atreviera a despertar mi ira
Entonces, aunque me tome por descuido,
Lucho con él, le doy la vuelta, ¡como pan en el asador!


A la gente le encantaba oír historias de bandidos que se oponían al estado; esto, claro, no resultó precisamente del agrado de las altas autoridades, y fue así que un decreto imperial declaró al Shui Hu Zhuan libro prohibido a finales del siglo XVIII, con la orden de que cualquier casa editora que lo publicara sería clausurada y quemadas las placas de impresión; el director de la biblioteca que lo conservara perdería su puesto, y si a algún oficial del ejército lo pescaban leyéndolo, sería multado con un año de su sueldo.

Tanto relajo por una novela...

Gracias a Dios, el Shui Hu Zhuan sobrevivió, como la sublime obra que es y para dar origen a una de las series de RPG más entrañables (bueno, también a por lo menos otro videojuego más y numerosas películas y series de televisión), gracias al sentido común de varias personas. Para cerrar esta entrada, les cuento lo que el crítico Chin Shen T’an le dijo a su hijito de diez años al obsequiarle el libro; estas sabias palabras, con todo y sus siglos de antigüedad, podrían aplicarse perfectamente a cualquier clase de entretenimiento, lectura, película o programa de tele que un papá o una mamá se sienta tentado a censurar:

“ Podría prohibirte que leyeras este libro, pero, de ser así, ¿cómo evitaría que lo hicieras de todos modos? No puedo prohibírtelo, y por consiguiente te lo doy junto con mis comentarios”.

El Viaje al Oeste fue traducido y publicado en español por la Editorial Siruela; me encantaría que hicieran con A la orilla del agua otro tanto; si son fans de Suikoden y tienen paciencia, es una lectura que recomiendo sin dudar aunque sea en una de las mútiples versiones en otras lenguas que se han puesto a la venta.

miércoles, octubre 08, 2008

Reseña de manga: Suikoden III: The Succesor of Fate



Suikoden III: The Succesor of Fate
Aki Shimizu
Tokyopop


Lo bueno: Los dibujos, los diálogos; por encima de todo la excelente adaptación.

Lo malo: Como inversión de lectura, la obra completa sale carísima: once volúmenes a, cuando nuevos, unos diez dólares cada uno; hagan cuentas.

Calificación: * * * * *

Prácticamente todo juego de la línea principal de Suikoden ha tenido algún tipo de adaptación literaria: el primero, el segundo, el cuarto y el quinto se convirtieron en novelas; Suikoden I es ahora una radionovela y el exitoso Suikoden V resurgió como manga para celular (hace apenas unos días se puso a la venta una compilación de dos volúmenes de este manga y se anunció que continuaría). Eso sin contar los comics, tanto oficiales como de aficionados, que fueron apareciendo a lo largo de muchos años y de los que más tarde platicaremos.

Pero de todo este material en papel, sólo ha habido un trabajo traducido y publicado fuera de Japón: el manga basado en Suikoden III de Aki Shimizu.

Fue la misma Shimizu quien realizó la dificilísima tarea de adaptar, comprimir, resumir y conjuntar las múltiples líneas de historia del juego original en una trama que, por sorprendente que parezca, se toma menos libertades de las que uno podría esperar; entre ellas, varios detalles y episodios añadidos que muestran que la autora estaba al tanto de todos los juegos anteriores.

Aunque la historia, como el juego, se centra en los tres protagonistas Hugo, Chris y Geddoe, Shimizu se cuida de que cada uno de los 108 personajes tenga por lo menos un cuadro de aparición o un momento destacado, y no pocas veces se entretiene en búsquedas individuales que le dan a la historia una incomparable profundidad: Thomas, esta vez el líder de las estrellas del destino, que compensa la falta de una runa con poderes sobrehumanos con un corazón decidido y una generosa disposición; Luc, el mago, y su desesperada lucha por cambiar un destino al parecer implacable; el obispo Sasarai, de buen corazón pero al servicio de una causa malvada; su agente Nash, todavía muy renuente a anteponer sus deberes a su conciencia; el joven genio Caesar Silverberg y sus intentos por probar su valía como estratega; los caballeros de Zexen y los mercenarios de las Fuerzas de Defensa Fronteriza del Sur, entre la camaradería y la lealtad hacia sus respectivos jefes, Chris y Geddoe; y hasta historias más sencillas como la del apuesto hortelano Bartz y los diálogos con sus jitomates.

El trazo de la autora es estéticamente perfecto y muy bien cuidado; además, su estilo sobrio y elegante se acerca lo suficiente al de Fumi Ishikawa, la diseñadora original del juego, como para que cada rostro sea reconocible, incluso bajo el abanico de emociones y sentimientos que les proporciona. Este manga es un deleite para los ojos, al igual que para el intelecto.

¿Costoso, a fin de cuentas? Sí, pero vale mucho la pena. En las recomendaciones, un poco más de información.

Recomendaciones: Para cualquier fan de Suikoden, y en especial de la tercera parte, esta lectura resultará atractivísima y deliciosa; incluso si no conocen los videoojuegos pero tienen antojo de un buen manga de fantasía, muy pocos ejemplos se me ocurren tan buenos como éste.

Abstenerse: Si cumplen mínimo dos de los tres requisitos siguientes: detestar el manga, aborrecer la fantasía, no tener el más mínimo interés por Suikoden.
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