
Un día como hoy, pero de 1995, Konami lanzó en Japón lo que sería uno de los primeros RPG para la nueva consola de Sony, Playstation: Genso Suikoden. Esta obra, creada principalmente por Yoshitaka Murayama, sería también el inicio de una de las series más entrañables y conmovedoras que alguna vez aparecieron en la historia de los videojuegos. Lástima que por su aspecto más bien sencillo y lo poco que apostaron por él los distribuidores fuera de su país de origen no fuera tan popular como, digamos, Final Fantasy (a pesar de que, la verdad sea dicha, los Suikoden superan en profundidad, complejidad e inteligencia a cualquier Final). Pero ni modo; así son los juegos de culto. Indispensables para un número limitado de personas y pasados por alto en el resto del mundo.
Hace mucho tiempo que no actualizaba el blog, y sinceramente quiero cambiar esto sobre todo para el año que entra (este 2010 se puso especialmente difícil); dejé pasar fechas importantes en las que siempre subo algo, como el 12 de octubre que procuro dedicar al Batallón de San Patricio o incluso el 18 de noviembre, en el que la casa de ustedes cumplió tres añitos de vida (aún se vale felicitar, ¿eh?, que hemos hecho lo posible para que la casa no se caiga). Pero no siempre sucede que la saga favorita de uno cumple 15 años de vida. Así que no quisiera dejar ir el día sin poner algo. Primero, esa imagen tan bonita que tengo de portada y que conseguí de un sitio de recopilaciones que por desgracia no hace constar autores; segundo, quisiera enviar ciento ocho abrazos y todo el cariño del mundo a mis amigos que son también seguidores de Suikoden: a Alphanubis, quien me la presentó cuando yo era una convencida de la otra franquicia; a Azevrec, porque a pesar de las dificultades (algunas incluso con las mismas personas de Konami) me ha seguido la corriente de esta locura; a Chiisa, que con gran entusiasmo y frescura mantiene viva su afición; a Nanami y Winds, que siempre tienen hallazgos por compartir; a Pei, que ama la saga tanto como yo; a Suldyn, que me encanta cuando habla de ella; a todos los que siguen los blogs de ellos y que nos han nutrido y divertido con sus comentarios y conversación; a Ber, a Maic, a Pepe y a Snake que, creo, no tienen blog, pero sé que igual nos leen y adoran la serie; a Hellnike, que leyó el manga del III y se enamoró de él; y, finalmente y por temor a que me falte alguien, a todas las personas lindas que he llegado a conocer en los foros de Due Fiumi, Suikocastle, el desaparecido Konami RPG Stars y Tokyopop.
No sé qué más información podría poner sobre Suikoden que no haya volcado antes en mi especial Suikosaga (ya sé que aún tengo que reseñar Suikoden Tierkreis, pero como todavía no juego este título, les pido paciencia), así que como tercer detalle y regalo para ustedes, se me ocurrió traducir unos fragmentos del prefacio de la novela Shui Hu Zhuan (de la versión inglesa de Pearl S. Buck, con su gramática rarita), novela china clásica en la que está basada esta serie de videojuegos. Shui Hu Zhuan se lee como Sui-Ko-Den en japonés, y significa algo así como "A la orilla de las aguas".
En estos fragmentos, el autor Shi Nai-An reflexiona en que escribió ese libro para registrar las historias que le gustaba platicar con sus amigos. A ratos parece que pierde piso y comienza a divagar. Pero resulta interesante lo que dice del tiempo, de la amistad, y una casi, casi defensa de la ficción como la mejor forma para expresar los sentimientos.
Tres fragmentos del Shui Hu Zhuan, por Shi Nai-An
Traducción: Yours Truly.
"Cuando recién se levanta el sol, y brilla pálido, nos lavamos la cabeza y el rostro, nos atamos un pañuelo a la frente, tomamos comida, un bocado de esto y otro de aquello, y una vez que hemos terminado con estas tareas, nos levantamos a preguntar “¿Ya es mediodía?”. Pero el mediodía ya ha llegado desde hace tiempo. Así es como ocurre en las horas antes del mediodía. De la misma forma pasan después. Y un día termina. ¿En qué se diferencia esto de cuando pasan cien años? Si pensamos en ello no hay más que tristeza. ¿Dónde encontrar la alegría? Siempre me ha asombrado que la gente diga “¿cuál será la edad de ése este año? ¿Cuántos años ha pasado en el mundo?”... ¿Qué significa eso de “cuántos”? Son años pasados. ¿Acaso podría alguien regresar y contarlos? ¿Quién puede ver aquello que ha transcurrido y se ha marchado? Ya se ha ido. Incluso en el momento en el que termino esta frase, el tiempo que ha pasado mientras la redactaba se ha ido. ¡Gran pena para el corazón!"
"De todas las alegrías ninguna trae más placer que la amistad, y la parte más disfrutable de la amistad es una plática tranquila entre amigos. ¿Quién pudiera negar esto? Pero no siempre ha sido fácil para mí ganarme esta clase de compañía. A veces el viento sopla y hace frío; a veces llueve y el camino se llena de barro; a veces estoy enfermo; a veces cuando voy a buscar a mis amigos ellos no están y los extraño. En esas circunstancias siento que estoy en prisión."
"Cuando vienen mis amigos no siempre toman vino; si quieren lo hacen, pero no tienen que hacerlo si no es su deseo... cada hombre decide por sí mismo. Nuestra felicidad no depende del vino. Nuestro deleite es la conversación. Lo que discutimos no son los problemas del país. La razón de esto no es sólo que siento que está bien conservar mi humilde postura, sino que nuestro lugar está lejos de los asuntos de estado, y las noticias políticas no son más que rumores y los rumores jamás son ciertos y hablar de ellos es un desperdicio de saliva. Tampoco hablamos de los pecados de las personas. Los hombres bajo el cielo no tenían pecados en un principio y no debemos calumniarlos. Lo que hablamos no debería asustar a nadie. Lo que quiero es que la gente entienda con facilidad de lo que hablo, aunque después de todo no consigan comprenderlo, porque de lo que quiero hablar es de algo que jamás han viso u oído, y además cada hombre está enfocado en sus propios asuntos."