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jueves, octubre 07, 2010

Reseña de película: Héroes Verdaderos



Héroes Verdaderos

Director: Carlos Kuri

Intérpretes: Jorge Lavat, Víctor Trujillo, Jaqueline Andere, Mario Filio, Pepe Vilchis, Kalimba, Sandra Echeverría, Raymundo Armijo, Raúl Carballeda, Claudio Lafarga, Humberto Vélez.

Lo bueno: El diseño de personajes, algunos momentillos de la animación, el doblaje de veteranos, los héroes.

Lo malo: Para variar, el guión; algunos momentillos de la animación, el doblaje de estrellitas, los protagonistas.

Lo que faltó: Sutileza.

Lo que sobró: Las canciones.


Calificación: **

Todo el mundo se apunta a celebrar el Bicentenario (es decir, los doscientos años a partir de que comenzara una guerra civil para lograr la independencia de un país que se llamaría México), y, no me pregunten por qué, hubo quienes lo hicieron en forma de películas o cortos animados. Será, y eso son buenas noticias, que la industria de la animación ya está por fin recuperándose en nuestro país, al que, en tiempos pasados, no le faltaba tradición (pocas personas saben que en México se maquilaban programas de Hanna-Barbera, por ejemplo). Lo malo es que este género, al volver a volar, lo está haciendo no con un ala rota, sino con ambas patas convenientemente fracturadas y dejadas soldar al descuido.

Los cortos de Héroes Verdaderos prometían, y mucho, hermosos diseños, secuencias de batalla, tal vez una aproximación a la historia oficial que ya se volvió anticuada con la moda de la “desmitificación”. Nada malo.

Pero una servidora, para qué mentir, llegó al cine llena de prejuicios... y se quedó agradablemente sorprendida cuando la película arrancó con unos paisajes maravillosos, unas escenas impresionantes y una trama sencilla que apuntaba a una historia bien contada. Lo malo es que esa magia duró... ¿cuánto será bueno?... unos diez minutos a lo sumo. Y de ahí en adelante la película comenzó a deslizarse, lenta pero inevitablemente, en caída vertical.

Aunque los cortos presumen más que nada a los héroes de la independencia mexicana en acción, en realidad la historia se centra en cinco muchachos a quienes les toca vivir la turbulenta época: Carlos, que tiene que tragarse sus ideas “progres” y la discriminación que sufre por su nacimiento criollo; su mejor amigo, Mixcóatl (ajá, hasta eso que se toman tiempo para explicar el porqué del nombrecito), un chico indígena de su edad; el atormentado hermano mestizo de éste, Xama; el hermano mayor grandote y bonachón, Tahtsi, y su prima Tonantzin (no, lo que no se explica es el porqué de esta casi blasfemia), que exhibe gran parte de la película un imposible vientre al aire y pies descalzos.

Después de hacernos tragar una buena cantidad de detalles que por desgracia no llevan a ningún lado, los jóvenes protagonistas quedan botados en bandos enemigos (Xama en el ejército realista, y el resto con los insurgentes de Hidalgo), y los próceres desfilan con cuentagotas en lo que Carlos y sus amigos luchan por convertir un ideal en realidad.

¿Lo estoy haciendo sonar interesante? Piénsenlo dos veces. La premisa, nada mala, se disuelve muy pronto en una trama principal innecesaria y punto menos que hueca. Los hermosos diseños no logran levantar del piso a los personajes principales, tan desangelados que no consiguen conmover o emocionar. El pobre Xama, un villano a la fuerza que aparece misteriosamente en cada batalla importante del ejército realista en donde pueda encontrarse con sus viejos amigos, ve cortado su potencial desarrollo junto con su posibilidad de redención que, no lo dudo, podría haber estado contemplada en algún tratamiento temprano de la historia. La voluptuosa Tonantzin se lanza a las batallas (que por cierto pueden oírse, pero no verse, ni siquiera en sombras) desarmada y todavía descalza, al parecer con el único propósito de que la rescaten. Mixcóatl tiene su momento de guerrero jaguar prototípico, y Carlos, que hubiera sido un protagonista distintivo de no ser porque la corrección política pedía que el chico indígena brillara igual que el criollo, se pierde y ya. Bajo la fuerza bruta del hermano restante, Tahtsi, se adivina alguna personalidad. Con mucha fe.

Lo rescatable de la película son los héroes verdaderos del título, que tienen muy pocos minutos en pantalla (a la mayoría nos los echan, de a montón, en las escenas finales de la cinta y que están interpretados por actorazos con experiencia en doblaje y no “estrellitas”, como ocurre con algunos de los otros personajes: Jorge Lavat, una de las voces más bellas del medio, hace a un Hidalgo muy sereno y compasivo; Víctor Trujillo le queda maravilloso a la figura alta y musculosa en la que se transformó al gordito Morelos; Beto Vélez merecía un papel mucho más largo que el del traidor Arias... y así nos vamos.

Sospecho que a Héroes Verdaderos le pasó lo mismo que al pastel del cuento de Tolkien El Herrero de Wooton Mayor: el pastelero se desvivió planeando la decoración y cuando terminó se dio cuenta de que no tenía la más mínima idea de qué iría dentro del pastel. Y una vez éste quedó horneado, los múltiples huequitos de la masa tuvieron que rellenarse con clichés cada vez más molestos: que si el malo servil y chistosito, que si el inevitable romance, que si (en el caso de la animación) ciertos estudiados movimientos que le dejan a uno miles de deja vu de películas de Disney y series de anime; que si las canciones (de las canciones, EN SERIO, prefiero no hacer comentarios)... y todo ello, inyectado como con duya, se alcanza a desbordar y convierte a la trama en un caos que haría que la de Nikté pareciera coherente; y que, para rematar, resulta pesada para los niños (en la función a la que asistí me tocó estar a unos asientos de una pobre señorita de unos diez años que preguntaba a cada rato “¿ya se va a acabar?”). Y todo ello por el hecho que nuestros realizadores todavía no acaban de entender: lo más importante para fabricar una buena película es tener UN BUEN GUIÓN. Si el guión falla, igual pasará con lo demás.

La secuencia final (algo así como los highlights de la Independencia) sólo nos deja añorando lo que pudo haber sido de haber contado este proyecto con más tiempo (seguro), con más crítica y... ¿se me olvidaba algo? Con más tratamiento del guión. Porque presupuesto no creo que les haya faltado. Gracias a Dios el cine donde lo vimos tenía algún problema de sonido o algo así, porque del discurso patriotero del final, pronunciado por el mismo director, no alcancé a entender ni la mitad. O será que mis orejitas la estaban filtrando; a veces sucede.

En conclusión: Héroes Verdaderos es un proyecto muy bueno que nomás no cuajó en la práctica. Pero en todo caso, pueden guiarse por lo siguiente.

Recomendaciones: Para cualquiera interesado en la animación, o metido en el campo. Si abren los ojos, se puede aprender de los errores ajenos, y también de las virtudes. Para personas que apoyan al cine mexicano, porque la verdad es que sí hay que hacerlo (aquí nos tocó vivir).

Abstenerse: Si los clichés les producen urticaria, porque se van a llenar de ampollas. Si la historia mexicana no les interesa en lo más mínimo. Si tienen que llevar a sus hermanitos menores de diez años.

Si prefieren segundas opiniones de una persona que conoce de animación mucho más que una servidora, pueden leer la reseña de Nemo-H, que me acompañó a ver la película, aquí.

martes, febrero 02, 2010

Oscar



Me dio mucho gusto, cuando se dieron los nombres de las películas nominadas al Oscar este año, encontrarme con que en la categoría de “mejor película” se encuentran dos de ciencia ficción, Distrito 9 y Avatar. Hasta hace unos pocos años, bastaba con que una película fuera de corte fantástico para que de inmediato se le considerara un asunto poco serio y que se la relegara, si había calidad, a las ternas de efectos especiales y por el estilo.

Recuerdo que en su tiempo La Guerra de las Galaxias también compitió para mejor película; la diferencia es que esta vez sí creo que Avatar, con todo y que no es la gran maravilla, podría llegar a llevárselo. No tengo a los Oscar en tan alta estima (vamos, si fueron premios que le dieron a Titanic, y a El silencio de los inocentes), pero los tomo como termómetro de popularidad; es buena señal que la gente comience a poner las películas de mis géneros preferidos a la misma altura que los otros; los años ochenta, que todavía tienen los mejores filmes de esta clase, nunca vieron algo así.

Pero otra cosa que me encanta de los Oscar es que de algún modo garantizan que una película se pueda estrenar en México, y lo que más feliz me ha hecho es que está nominada como mejor animación una película irlandesa bellísima, The Secret of Kells, que ya lleva un tiempo en Europa y que Amiba me hizo el favor de conseguirme. Aquí está un link al corto promocional en youtube. Aunque como se ven las cosas, lo más probable es que pierda contra Up.

¡Me muero por verla en pantalla grande! Aunque ya me imagino... cuando la traigan por acá de seguro le pondrán doblaje de estrellitas de la TV, como han hecho últimamente... imagínense, el único personaje femenino (que por cierto, tiene un nombre precioso, ¿no creen?) con la voz de Danna Paola o alguna aberración semejante. Sigh.

jueves, enero 21, 2010

Reseña de película: Avatar



Avatar


Director: James Cameron

Intérpretes: Sam Worthington, Sigourney Weaver, Zoe Saldaña, Stephen Lang, Joel David Moore, Giovanni Ribisi, Michelle Rodríguez, Laz Alonso, CCH Pounder, Wes Studi.

Lo bueno: El ritmo, los paisajes, las imágenes, la lengua Na’vi, la animación, los colores.

Lo malo: El chaconeo.

Sugerencias de título: Llámenme Jake, Danza con extraterrestres, El marine eterno, La batalla por Pandora, El último skxawng, Neytirihontas, El nombre de Pandora es bosque, etc., etc., etc.

Calificación: ****

Ya sé que me he atrasado bastante con las entradas de enero, y que ésta (una reseña) parecerá un tanto desfasada. Pero como de hecho me propuse escribirla y por alguna razón no me siento cómoda para pasar a otro asunto sin hacerlo, espero aportar algo aunque sobre esta película se haya dicho casi todo (para comparar opiniones, lean las reseñas de Abraham, Alos, Arc, Axel, Lord Kevin Lomax y Pei, que son bastante buenas).

A ver, cómo le hago para poner una sinopsis sin echarles a perder toda la trama... Bueno.

Es el futuro, los humanos ya se acabaron la tierra y ahora se dedican a explorar y explotar otros mundos. Tienen los ojos puestos en Pandora, una luna del sistema Alfa Centauri, que por desgracia cuenta con vida inteligente, los Na’vi, y con una atmósfera irrespirable. En el sitio ya se encuentran avanzadas humanas: una compañía minera, un grupo de científicos fascinados por la vida y la cultura nativa de la luna, y el ejército, que supuestamente protege a los segundos pero obedece a los primeros. Entre ellos, un marine parapléjico que lleva el apropiado nombre de Jake Sully (“sully” quiere decir algo así como contaminar) tiene que unirse al proyecto de los científicos al que pertenecía su difunto hermano gemelo, ponerse a las órdenes de la doctora Augustine (Sigourney Weaver) y explorar el sitio con un avatar, un modelo de cuerpo calcado al de los nativos de Pandora, y que se puede controlar por medio de la mente, a distancia.

Jake (Sam Worthington), al mando de su avatar, conoce a Neytiri (Zoe Saldaña), la hija del jefe de un clan Na’vi, y sin demasiado trabajo es aceptado en la tribu; ahí recibirá educación de guerrero y cazador. Pero por fuera, está sirviendo a dos amos; su superior, el coronel Quaritch (Stephen Lang) le ha encargado que vigile a los Na’vi y que les lave el coco para abandonar el Árbol de las Voces, el más sagrado de sus santuarios, ya que ahí se encuentra una rica veta que le interesa a la compañía minera. Jake tendrá que decidir entre su deber y su conciencia. Lo que hará al final es bastante predecible, pero está enredado en secuencias de acción emocionantes y un ritmo punto menos que perfecto.


Como espectáculo visual, Avatar resulta asombrosa, apabullante y un verdadero deleite; es hermosa de ver y está tan bien dirigida que no se siente cuando la trama salta de cliché a cliché con la gracia de una bailarina que hace Grand Jetté al ritmo de esta canción de Belanova. Divierte tanto que con trabajos uno se detiene a pensar que por qué habrían de preocuparse los humanos por el compuesto neurotóxico en las puntas de las flechas Na’vi, si éstas los pueden atravesar de parte a parte; y qué sería lo que le dejó al coronel Quaritch la cicatriz que orgullosamente porta en la sien, si un cachorrito recién nacido de la bestia más pequeña de Pandora le hubiera podido arrancar la cabeza sin dificultades (ambas ideas sugeridas por Alphanubis).

Avatar vale por el entretenimiento puro y duro. No va a revolucionar el cine, como advierte el director Cameron, ni mucho menos; y no hay que buscarle la originalidad por ninguna parte, porque no tiene; parece haber bebido de todas las fuentes imaginables y luego haberse tomado un par de cocacolas (con los cortos me sonaba a una novela de Michael Moorcock llamada El campeón eterno, publicada en español por allá de los ochenta; sin duda le debe mucho a Danza con lobos y otras películas y, lo más descarado, parece haberse fusilado entera la idea del cuento de Poul Anderson Llámenme Joe, en el que un científico parapléjico explora la superficie gaseosa de Júpiter con un avatar, aquí llamados pseudos, que parece un centauro felino); la geografía de Pandora la podemos encontrar todavía en la tierra (les debo el nombre del sitio donde las rocas erosionadas parecen montañas flotantes, pero lo vi este diciembre en un libro de Selecciones) y los Na’vi, varios blogs lo han destacado, podrían haber salido de este comic. Pero le hace pasar a uno un rato muy agradable, eso ni dudarlo.

Lo que más me gustó de toda la película fue que Cameron haya contratado a un lingüista de verdad para crear la lengua Na’vi, que tampoco suena extraterrestre, pero sí muy auténtica, con su dosis de elementos etnolingüísticos y fonética peculiar. Atrás se quedaron los tiempos en los que Anthony Quinn consiguió trabajo porque juró que era un indio cherokee y que hablaba la lengua a la perfección, y que el estudio se conformó con sus gritos y gruñidos; las lenguas, reales o inventadas, ya gozan de más respeto en el cine.

Ahora, por la emoción y lo divertido Avatar se lleva cuatro estrellas en mi escala. Pero lo que hace que no consiga las cinco son detalles que no dejan de molestarme: una vez más, Hollywood nos quiere vender la vieja idea de que el hombre moderno y tecnológicamente avanzado que se encuentra de cara con civilizaciones primitivas y se da cuenta de todo lo que se ha estado perdiendo, más tarde se convierte en la única esperanza de supervivencia para dicha civilización. Me hubiera gustado que la arenga que Jake le suelta a los Na’vi antes de la batalla final tuviera más de la Carta del Jefe Seattle y menos de tanto discurso patriotero de los que estuvimos oyendo durante el gobierno de Bush; quisiera que tanta idea new age políticamente correcta se le hubiera borrado al guión. Con todo, no dejo de recomendar Avatar a quien se deje, porque verla en cine es una experiencia grandiosa; cuando salga a DVD no será lo mismo (se le notarán los remiendos).

Recomendaciones: Véanla en tercera dimensión; no tiene trucos especiales ni nada, pero los paisajes adquieren profundidad.

Abstenerse: Por cuestiones de vida, muerte o dinero.

viernes, diciembre 18, 2009

Reseña de película: Nikté

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Nikté

Director: Ricardo Arnaiz

Intérpretes: Sherlyn, Pierre Angelo, Eduardo Manzano, Regina Orozco, Regina Torné, Mauricio Roldán, Pedro Armendáriz, Ro Velázquez, Humberto Moreno, Alex Lora, Jorge Arvizu "el Tata", Maya Zapata.

Lo bueno: Los paisajes, la música (¡pero no todas las canciones!), algunos momentos brillantes de la animación, Regina Orozco, Alex Lora, Pierre Angelo.

Lo malo: El guión, algunos momentos no tan brillantes de la animación, Sherlyn, Pedro Armendáriz, la dirección de voces en general.

El berrinche personal: Mmmmm... un complejo lingüístico pero a una servidora le sigue molestando un poco que los nombres de los personajes sean chistes intraducibles.

Calificación: ***

Si les cuento cómo comienza la película me van a adivinar el final. Bueno... mejor centrémonos en el argumento. La historia ocurre en Tabasco, en un pueblo olmeca (una cultura de la que sabemos muy, pero muy poco), unos mil años antes de Cristo. Nikté (Sherlyn) es una niña huérfana, adoptada por una familia pobre pero generosa; con todo, tiene poco que agradecer y se la pasa lamentándose de su suerte. Su mayor deseo es convertirse en princesa y rodearse de lujos y comodidades, y encuentra una oportunidad perfecta cuando descubre unos glifos con una profecía de, precisamente, una princesa venida de las estrellas que salvará a su pueblo. Nikté, con su amiguito Paal (Mauricio Roldán) como cómplice, elabora un plan para hacerse pasar por la elegida de la profecía, y aunque las cosas se le pintan bien en un principio, pronto se dará cuenta de que la parte de “salvar a su pueblo” tiene un lado bastante horrible.

En compañía de Chin (Pierre Angelo), un chaneque expulsado (involuntariamente) por los suyos, Nikté emprenderá un viaje de autodescubrimiento en medio de gigantescos hoyos en la trama, escenas de acción gratuita, Deus ex machina, y, gracias a ídem, personajes muy simpáticos como Ih Aesu (Regina Orozco), una ermitaña sabia y demente, y los sacerdotes Kan y Kun (ambos interpretados por Eduardo Manzano, con toda justicia llamado El polivoz). Por desgracia, también la seguirán de cerca los malos, más planos que una tortilla mexicana, como el rey K'as (Pedro Armendáriz), que quiere apoderarse del mundo conocido por algún motivo desconocido, y Xtabay (Maya Zapata), una especie de espíritu que le está ayudando quién sabe por qué.

Nikté poco a poco... perdón, de un momento a otro, rectificará sus errores, y recibirá una lección de vida que la hará cambiar de actitud (de lo cual nos hubiéramos dado cuenta más fácilmente si la actriz en el rol principal le hubiera echado más ganas).


Por el aspecto técnico, uno no puede sino quedarse con la boca abierta con los preciosos paisajes que le dan fondo a la película; la animación está bien hecha, aunque no carente de defectos (y se alcanza a notar que el trabajo se hizo en varios estudios; los cambios de estilo y los errores ocasionales no dejan lugar a dudas). Hay algunas secuencias hechas por computadora, pero la mezcla con el 2D original es mucho más bonita y fluída que lo que se ve, por ejemplo, en Dragonlance y similares. El soundtrack es muy lindo, aunque a una servidora le siguen sacando ronchas las canciones metidas a la fuerza (pero eso es ya desde las mejores épocas de Disney). Ahora, como dijera Macduff en Macbeth de Shakespeare, all these are portable,
with other graces weigh'd (todo esto se puede tolerar si lleva conjunto otras virtudes). Pero, ¿qué es lo que impide que Nikté sea una película realmente novedosa, una verdadera joya? Lástima: los problemas son de fondo, y nada tienen que ver con el atractivo exterior.

El primero, sí, es el guión. Con todo y de que se parte de una excelente premisa, una buena historia y buenos personajes, la trama pierde pronto el sentido del ritmo y se transforma en un soberano despapaye. Lo más doloroso es darse cuenta de que la película estaría mejor si se le cortaran algunas escenas que de seguro se hicieron con mucho trabajo y cuidado. ¡La edición tardía no debería meterse en películas animadas! En lugar de un muy necesario desarrollo de personajes, la movie prefiere profundizar en chistes, bromitas privadas y públicas y escenas de acción muy vistosas y bien realizadas pero que la verdad no aportan nada.

El segundo es esa desagradable costumbrita que al parecer heredamos de los gringos: el poner en el doblaje voces famosas en lugar de gente menos conocida pero que de veras sepa cómo hacer el trabajo. Hay, eso sí, deliciosas interpretaciones de novatos en el asunto, como Regina Orozco y Pierre Angelo; a Alex Lora le quedó muy bien su personaje de Chamán Chaneque, pero no estaba actuando, creo... o en todo caso ha estado representando el mismo papel los últimos cincuenta años; a Mauricio Roldán, aunque jovencito, lo pondría entre los experimentados.

Pero es una verdadera pena que no pueda decir lo mismo de Sherlyn, la actriz que lleva el papel principal, ni de Pedro Armendáriz, un actor con muchísima trayectoria que de hecho tiene una voz muy padre. Pero más que dejar que ambos (y que muchos de los que hicieron roles secundarios y tampoco cantaron bien las rancheras por así decirlo) carguen con toda la culpa, quisiera que recibiera las piedras que merece el director de voces, quienquiera que sea (los créditos de la película pasaron muy rápido); se nota que hizo su trabajo a las prisas y al estilo Ed Wood, es decir, en una sola toma; al mismísimo Polivoz Manzano se le va un poco la vocalización, y ya para que no se hayan detenido a corregir cuando el villano de Armendáriz dice: “La próxima vez que REGRESÉ a la ciudad...”.


Con todo lo anterior, ¿Nikté es una película que merezca verse? Definitivamente, sí. Las tres estrellas que le pongo no son ningún favor, sino lo que pienso sinceramente (léase a lo que equivale en calificación: “bueno si se le tiene paciencia”; y en este caso va en serio: muuuuuuuucha paciencia). No tanto por lo que es en sí, sino por lo que representa: un posible regreso de nuestro país a la animación, un medio en el que hace mucho tiempo fuimos maquiladores de calidad y también creadores, y que dejamos perecer por pura falta de dinero. Pero ojalá que lo hagamos por el camino adecuado: no es la forma lo importante, sino el fondo (tsk, tsk... hacerlo con buenos guiones por encima de todo, y cuidar las actuaciones en el doblaje).

Recomendaciones: Por favor, vean Nikté. De preferencia este fin de semana, y lleven a sus hijos, hermanitos, nietos, sobrinos, etc. menores de diez años, porque seguro se la pasarán mejor que ustedes. Muéstrenle su apoyo a los animadores mexicanos y filipinos que pusieron la mano de obra en ella, pero al mismo tiempo háganle sentir a Ricardo Arnaiz, a sus productores y escritores, que su trabajo dista mucho, pero MUCHO, de estar terminado.

Abstenerse: Si no tienen corazón de pollo, o si andan cortos de dinero para Navidad. Pero en este último caso tampoco vayan a ver La princesa y el sapo, ¿eh?

lunes, noviembre 02, 2009

Reseña de película: Bastardos sin gloria

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Bastardos sin gloria

Director: Quentin Tarantino

Intérpretes: Christoph Waltz, Brad Pitt, Mélanie Laurent, Eli Roth, Michael Fassbender, Diane Kruger,Til Schweiger, Silvester Groth, Martin Wuttke, Julie Dreyfus.

Lo bueno: Inteligente, ingeniosa, divertidísima.

Lo malo: Y dale con las referencias y los homenajes... ¿Tarantino quiere TODA la diversión para él solo?

Calificación: *****


Corre el año 1941. En la Francia ocupada por los nazis, Hans Landa (Christophe Waltz), un astuto coronel y el mejor cazajudíos de la región, ordena la masacre de toda una familia, pero por capricho o por orgullo deja escapar a la hija menor, Shosanna. Paralelo a esto, en los Estados Unidos, el impetuoso teniente Aldo Raine (Brad Pitt) forma una especie de comando guerrillero exclusivamente integrado por judíos (más adelante se les une un nazi renegado) con el único propósito de combatir a los alemanes con métodos nada lindos.

Pasan algunos años, en los que el teniente Raine y su grupo, a quienes apodan “Los bastardos”, en efecto siembran el terror entre las tropas de las SS; si algún pobre infortunado llega a caer en sus manos tendrá suerte si termina con una bala en la cabeza... y nada más. Pero de pronto, a los “heroicos” muchachos se les presenta una oportunidad única: terminar la guerra de un solo golpe.

Resulta que Joseph Goebbels (Silvester Groth), encargado del departamento de propaganda nazi, quiere proyectar su última película, El orgullo de la nación, en un pequeño cine de París, y todos los altos oficiales del gobierno, incluyendo el mismísimo Führer (Martin Wuttke) asistirán al estreno. La idea le vino de su protagonista, Fredrick Zoller (Daniel Brühl), un soldado raso que en la vida real (y la movie) se enfrentó solo a 300 enemigos, y que está tiernamente enamorado de la joven propietaria de la salita en cuestión. Que, por cierto, no es otra que Shosanna (Mélanie Laurent). Y que, claro está, no es muy aficionada que digamos al cine alemán.

El objetivo de los Bastardos es volar el teatro con todo su público, y para ello recibirán ayuda de la actriz Bridget von Hammersmark (Diane Kruger), una agente doble a quien no le falta belleza ni le sobra inteligencia. Pero el coronel Landa tiene sus sospechas y no se va a quedar con los brazos cruzados ¿Cómo podrán Raine y sus patanes vencer al culto, inteligente y educado cazajudíos? A lo mejor en ciertos casos la fuerza bruta no funciona. Y menos aún si en el camino se interponen los planes propios de una resentida huérfana...

Lo menos que se puede decir de esta... ¿tragedia de errores?, ¿Würstchen-Western?, es que es muy, muy entretenida; ni un solo momento soso. La historia tiene un ritmo perfecto, pero brilla sobre todo por las exquisitas actuaciones; Christoph Waltz está fenomenal como el villano más carismático del año, y hasta Brad Pitt tiene de dónde cortar en su breve (ajá, así es) papel.

Mi película... bueno, películas, favoritas de Tarantino siguen siendo las dos de Kill Bill; pero Bastardos sin gloria puede caer fácilmente en el segundo lugar; sangre y sencillez es un coctel que siempre le queda bien al director.

Recomendaciones: Para fans de Tarantito, véanla más de una vez. Si su sentido del humor es más negro y sabroso que una tablilla de chocolate oscuro, este film les proporcionará una taza de agua caliente para mezclar.

Abstenerse: Menores de 13. Por favor. Si prefieren una película seria sobre la Segunda Guerra Mundial , mejor renten Tora! Tora! Tora!. Si tienen poca tolerancia al gore, con más razón. Si vieron las dos partes de Kill Bill y les pareció que hubo demasiada sangre en la pelea en La Casa de las Hojas Azules, no esperen menos por acá.

lunes, junio 29, 2009

Reseña de película: Star Trek

Ya sé que debería escribir algo sobre Farrah Fawcett, o sobre Michael Jackson, o Manuel Saval... y sé que al menos tengo deber moral de hacerlo, por haber sido niña setentera, adolescente ochentera, y porque aunque odiaba las telenovelas era fanática del programa de Cachirulo y, si la memoria no me traiciona, el guapo señor Saval apareció en alguno de sus episodios... Pero tal vez lo haga después. Tal vez alguna reflexión al respecto porque apenas me enteré de que la señora Fawcett era católica. Como sea, antes de que pase más tiempo, una reseña que ya les debía...


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Star Trek

Director: J.J. Abrams

Intérpretes: Chris Pine, Zachary Quinto, Eric Bana, Leonard Nimoy, Karl Urban, Zoe Saldana, Bruce Greenwod, Simon Pegg, John Cho, Anton Yelchin, Winona Ryder, Ben Cross.

Lo bueno: Los fans van a estar encantados. Los no fans pasarán un muy buen rato.

Lo malo: Los no fans se van a perder la mitad de la diversión. Los fans van a terminar con un mínimo gusanito en la panza.

Calificación: ****

Si hace veinte años algún viajero del tiempo me hubiera platicado precisamente esto, que se haría una película de Viaje a las Estrellas con otros actores en los papeles de la serie clásica, hubiera tachado el asunto de blasfemia y me hubiera sentado a imaginar visiones del Apocalipsis en 2009. Para una fancita como yo, hija de las repeticiones setenteras, prendida al capítulo de la semana los sábados de los ochenta y muy agradecida porque el Universal Channel decidió vover transmitir la serie ya entrados los noventa, era imposible concebir siquiera que alguien más que no fuera Jimmy Doohan hiciera de Scotty, o que le cambiaran la cara de Leonard Nimoy al señor Spock (por mencionar apenas un par de ejemplos). Así que me tomé la noticia de esta versión con bastante escepticismo, y cuando se anunció poco a poco el reparto, sólo podía darme vueltas en la cabeza, una y otra vez, una imagen sugerida con todo el sentido del humor por mi gran amigo Alphanubis:

-¡El toque de la muerte, Spock! ¡Rápido!

Y Spock levanta el dedo índice, esboza una sonrisita malvada y con energía psicoquinética comienza a rebanarle el cráneo a su víctima...

Ahora, según soltaban cortos en internet y televisión, la película se me fue antojando más, y más, y más. Protesté cuando el estreno se retrasó por el brote de influenza porcina. Y cuando finalmente la pusieron en cartelera en mi ciudad, no esperé ni un día para verla.

Aquí tienen mi reseña, un tanto atrasada.

James T. Kirk (Chris Pine), una especie de James Dean del siglo XXIII, ingresa en la academia espacial con con la esperanza de llegar a formar, como su padre, capitán de alguna nave de la Federación Estelar. Indisciplinado y mujeriego, tiene que aceptar la ayuda de un doctor de la flota, Leonard McCoy (Karl Urban) para colarse en la U.S.S. Enterprise, al mando del capitán Christopher Pike (Bruce Greenwood), justo en el momento en que la flota parte para una misión de rescate al planeta Vulcano. Aunque Kirk es un reverendo desbarajuste y parece dejarse llevar más por las hormonas que por las neuronas, tiene bastante cabeza como para darse cuenta de que todo el lío es una trampa, y justo a tiempo consigue salvar a la Enterprise. El capitán Pike, sin embargo, es capturado, y quien se queda al mando es su primer oficial, un joven semivulcano, Spock (Zachary Quinto) con quien Kirk ya ha tenido algunos problemillas. Pero falta mucho para que todo termine, y lo que es peor, el destino de miles de vidas pudo haberse decidido varios cientos de años después. Kirk tendrá que ingeniárselas, con todo aparentemente en su contra, para que la situación no empeore. Y tal vez para que su sueño se cumpla.

Todo lo anterio va aderezado con acción, acción, aventura, acción, más o menos al estilo de la serie viejita si de verdad los personajes principales hubieran estado en plan más juvenil y menos serio. No entiendo todavía cómo el director J.J. Abrams, que es un fan declarado de Star Wars (y los pleitos entre jedi y trekkies son bien conocidos) se las arregló para ofrecerle a los fans un trabajo bien cuidado y detallista, en especial por parte de los actores, que incluso rebasó las expectativas de una quisquillosa servidora. ¿Cómo iba un tipo más bien musculoso como Karl Urban a representar al flaquito doctor McCoy? No sé, pero lo hizo; le bastaron los ojotes. Zachary Quinto, aunque jamás pudo hacer el saludo vulcano (leí que tuvieron que pegarle los dedos para que le saliera bien) me ganó con dos detalles que casi me hicieron dar brincos de gusto: Spock arreglándose la chaquetita a la hora de levantarse, y ese peculiar arqueamiento de una sola ceja. Y

Y Pine, bueno, Pine es Kirk, un completo Kirk joven, con más inmadureces de las que le hubiéramos contemplado en sus treinta, pero el mismo corazón a todo prueba; y eso se notaba. John Cho muestra una versión del teniente Sulu que muy pocas veces vimos en la serie original (pocas, pero ahí estaban), Zoe Saldana es una muy sexy Uhura en un mundo donde la igualdad racial es un hecho (ahora casi no se nota, pero en sus tiempos fue bastante avant garde), y aunque Anton Yelchin no se parece a Chekov, habla igualito y se mueve igual. El reto verdadero, el que no me lo creía, el que juraba que no me iba a dar gusto, Simon Pegg como Scotty... finalmente consiguió que me dieran ganas de apapacharlo, y cuánto me hubiera gustado un abrazo de James Doohan.


Bien, la película le resultará bastante entretenida al espectador casual, pero incluye una gran cantidad de guiños para el fan de hueso colorado; sin duda el mejor de éstos es que Leonard Nimoy pudiera repetir el papel que lo hizo famoso. Otro más, aunque triste, fue escuchar por última vez a Majel Barret, la esposa de Gene Roddenberry, el creador de Star Trek, que, además de tener papeles en la serie original y varias más, fue siempre la voz de las computadoras de las naves estelares. La señora Barret falleció el año pasado; su esposo en 1991.

Ahora, las malas noticias, el único detalle negativo de la trama va a afectar precisamente a los fans del Star Trek clásico. Al verla, claro que dan ganas de más, que uno quisiera otra aventura de acción con el joven Kirk y todo su grupo, pero si el precio a pagar por ello resulta...

Spoiler (seleccionen el texto si realmente quieren leerlo)

...que todo lo que hemos visto es una historia alterna, en una realidad alterna, y que todo lo que ha pasado está en una especie de universo paralelo, gracias a viajes en el tiempo más complicados que los de Marty McFly...

..., se queda uno con la sensación de que el esfuerzo de los actores, los guiños y todo lo demás en realidad no sirvió para nada. Salvo este incomodísimo gusano que puede estarle masticando a uno el hígado al terminar la función, la película está para verse, más de una vez si fuera posible. Si la tienen en la lista para elegir con Transformers, Wolverine o Ángeles y serafines... perdón, demonios, ya saben por cuál irse.

Recomendaciones: Fans de Star Trek, no se vayan a perder esto por mucho que los antecedentes les provoquen desconfianza. De nuevo citando a Alphanubis, sólo esta película le dio más a los trekkies que lo que los episodios I, II y III juntos le dieron a los de fans Star Wars. Si no saben nada de Star Trek pero igual quieren divertirse con una bien hecha aventura de cine veraniego, funciona.

Abstenerse: Si la ciencia ficción no es lo suyo. Si son ultrarrequetecontrafans de Star Wars, puede que no sea lo que esperan (pero no se preocupen, que los episodios I, II y III tampoco fueron lo que esperábamos).

miércoles, julio 09, 2008

Reseña de película: El fin de los tiempos


El fin de los tiempos



Director: M. Night Shyamalan

Intérpretes: Mark Wahlberg, Zooey Deschanel, Ashlyn Sánchez, John Leguizamo, Betty Buckley, Spencer Breslin, Robert Bailey Jr.

Lo bueno: El guión y la idea de donde parte.

Lo malo: Las subtramas a medias y las actuaciones... a medias medias.

Calificación: **

Shyamalan se ha hecho famoso en Hollywood como el director de los giros inesperados; yo prefiero pensar en él como alguien que ama profundamente la materia de la que se alimentó en su juventud y que no tiene miedo de mostrárselo al mundo. De alguna manera, se las ha arreglado para que temas que durante años y años ha manejado la literatura popular o el cine más comercial hagan que los críticos volteen la cabeza. En el cine, no es nada, pero nada sencillo presentar buenas ideas de una forma original sin sonar pretencioso, pero tal parece que a él se le da. Y que así sea.

El director tardó un tiempo en ganarse mi corazoncito; no me impresionó El sexto sentido (caray, después de años y años de ver La dimensión desconocida y de leer la revista Realms of Fantasy la verdad es que estaba difícil que el final me tormara por sorpresa); y por andar pensando “aquí está el nuevo niño mimado de los intelectualoides que desprecian las revistas pulp y el cine de clase B” no quise ir a ver El protegido en cine. No fue sino después de muchos “ve esa película; te va a gustar, es de las de tu tipo” de parte de mis amigos, y que uno de ellos la rentó de un videoclub y me puso una pistola en la cabeza (bueno, casi) para que la viera, que Shyamalan me cautivó. Mis fruncidos de nariz se convirtieron en ojos muy abiertos, de posible detractora me volví incondicional. Y, por supuesto, no he vuelto a perderme una sola de sus películas en cine.


Su Señales es todavía mi favorita; me gustó tanto que hasta le perdoné las metidas de pata de presentar a un sacerdote católico casado y mencionar un aeropuerto internacional en Puerto Vallarta. El final de La Aldea sí que me tomó con la guardia baja, y eso me deleitó, porque, al igual que sucede en las novelas de una autora que me gusta mucho, Louise Cooper, la película se la pasa dejando caer pistas a lo largo de toda la trama como para que uno saque conclusiones.

La dama en el agua... bueno, la verdad es que aunque me gustó su ambientación, me preocupó un poco sentir a un Shyamalan un tanto cansado, y más enfocado en responder a las expectativas de sus fans (¡giros! ¡Sorpresas!) que en contar una historia.
Así las cosas, cuando se anunció El fin de los tiempos, no supe qué pensar. A diferencia de la película anterior, no la esperé con ansias, ni busqué ver los cortos. Como quien dice, estaba preparando mi concha para otra decepción. Y ahora... acabo de volver del cine, y estoy sonriendo para mis adentros; ah, y me voy a comprar el DVD, junto con La dama en el agua, nomás que los pongan a precio de remate. ¿Porque la película es muy buena? No; porque la experiencia fue satisfactoria.

La trama de este filme es mucho menos apocalíptica que su no muy apropiado título en español; el original en inglés, The Happening, que podría traducirse por algo así como El suceso o El fenómeno, a lo mejor atraería menos público pero le quedaría mejor. El tema se puede resumir en una sola frase que no voy a escribir aquí a riesgo de echarles a perder toda la película; lo que sí les comentaré, es que esa frase me la encontré hace años y usada casi a manera de broma en el libro de Michael Moore Estúpidos hombres blancos. El protagonista de The Happening, da la casualidad, se llama Eliott Moore, así que vayan ustedes a saber si haya alguna relación.

Como sea, aquí está un resumen: En la costa oeste de los Estados Unidos comienza a suceder algo muy extraño. Las personas, de pronto y sin razón aparente, pierden la voluntad de vivir, y uno tras otro se suicidan con lo que tengan a mano y de la primera forma que se les presente. Se habla de un virus mutado, de ataques terroristas y de conspiraciones del gobierno, pero nadie puede explicar qué es lo que está sucediendo; el fenómeno empieza en las grandes urbes y poco a poco se va extendiendo hacia las poblaciones más pequeñas y aisladas. Lo curioso es que sólo los seres humanos resultan afectados, aunque lo que precedió al hecho fue una misteriosa emigración en masa de las abejas comunes.

Toda esta situación la contemplamos desde el punto de vista de Elliot (Mark Whalberg), un profesor de ciencias en una preparatoria, que, junto con su esposa Alma (Zooey Deschanel), su colega Julian (John Leguizamo) y la hijita de éste, Jess (Ashlyn Sánchez) se unen a un grupo de personas evacuadas de los puntos clave donde ocurren los supuestos “ataques”.

Elliot y Alma han tenido problemas últimamente, y por supuesto que no van a sentarse a resolverlos en medio de una crisis nacional. Pero el tiempo se agota, y cada vez resulta más claro que no habrá un sitio donde estar a salvo, ni forma alguna de escape.


A pesar de que las pistas que da son claras, Shyamalan repite lo que antes hiciera en Señales y deja la mayor parte de las conclusiones a su público. Dos personas a quienes nos encantó Señales (mi esposo G. y yo) tuvimos conclusiones mucho, muy distintas al respecto; para él la película hablaba de la pérdida de la fe, y para mí su tema era la Providencia. Los puntos de vista no chocan, y no los hemos puesto frente a frente mucho que digamos; lo que ocurre con El fin de los tiempos es que las conclusiones a las que he llegado no me dejaron satisfecha, porque esta nueva cinta no tiene el redondeo (bueno, pues, el limar todas las aristas, y construír un camino de detalles, que es de lo que más aprecio en un guión) que uno encontraba en Señales, y a los personajes y sus propias historias les faltó desarrollo. El único elemento que podría dar explicación a todo podría pasar casi desapercibido si el director no se encargara casi de arrojárselo a uno a la cara.

La debilidad que tiene esta película es la misma de El sexto sentido: el apoyar toda la trama en una única sorpresa; un solo soporte para aguantar todo un argumento, pero sin las fantásticas actuaciones de aquella primera película, y frente a un público que ya le conoce las mañas al director.
Pero bueno... El fin me gustó más que La dama en el agua, menos que El sexto sentido, mucho menos que El protegido y La Aldea e infinitamente menos que Señales, por supuesto pero, como les digo, a los fans de Shyamalan menos exigentes les caerá bien.

Recomendaciones: Como acabo de mencionar, para seguidores de este director y para gente a la que le gusta especular. Lo malo es que como un cuarto del interés de la película viene de la plática potencial que uno pueda tener con los amigos que lo acompañen a verla, a lo mejor conviene esperarse a que salga en video para poder discutirla en casa y sin molestar al resto de la audiencia.

Abstenerse: Si esperan una película del fin del mundo con grandes efectos especiales. Si ya les contaron de qué se trata, ni se aparezcan por el cine.

miércoles, junio 04, 2008

Reseña de película: Las Crónicas de Narnia: El príncipe Caspian


Las Crónicas de Narnia: El príncipe Caspian

Director: Andrew Adamson

Intérpretes: Ben Barnes, Georgie Henley, Skandar Keynes, William Moseley, Anna Popplewell, Sergio Castellitto, Peter Dinklage, Pierfrancesco Favino, Damián Alcázar, Warwick Davis, Vincent Grass, Alicia Borrachero.

Lo bueno: Los personajes, las actuaciones, las secuencias de batalla.

Lo malo: La adaptación.


La decepción personal: ¡Eliminaron mi escena favorita!

El cliché: ¿Susan y Caspian...?


Calificación: ****

En una relación, lo mínimo que uno puede esperar es fidelidad, ¿de acuerdo? Y más cuando en el pasado la pareja se ha llevado y visto más o menos bien. En este caso, puesto que los noviecitos en cuestión son Narnia y el Cine, uno se pregunta por qué el director Andrew Adamson pasó por alto esta regla elemental. Tan bien que íbamos en la primera película...

La respuesta no sería difícil: mucho de la Narnia de C.S. Lewis resulta demasiado extravagante para el cine, y más para los públicos contemporáneos y los cánones de lo políticamente correcto. Lo curioso de El príncipe Caspian es que su adaptación parece irse por una tercera vía. Intentemos ver si eso ayudó, o, por el contrario, hundió las cosas.

Primero la historia: ha pasado un año desde que los hermanos Pevensie estuvieran en Narnia, pero para esta tierra de ensueño han transcurrido más de mil. Los antiguos narnianos viven escondidos, los animales se han vuelto salvajes y la tierra está ahora en manos de una raza humana intrusa, los telmarinos. Aslan, desaparecido también, ahora no es más que tema de leyendas y supersticiones.

En su castillo, el tirano Miraz (Sergio Castellitto), soberano de Narnia por usurpación, mantiene encerrado a su sobrino Caspian (Ben Barnes), legítimo heredero del trono, sólo porque no sabe qué hacer con él; hasta que con el nacimiento de su hijo varón se convence de eliminarlo. El príncipe Caspian, que ha sido criado en las antiguas creencias y la fe en Aslan (bueno, de eso nos enteramos si hemos leído la novela), consigue escapar gracias al oportuno aviso de su tutor, el doctor Cornelius (Vincent Grass).

En su huída, se tropieza con los antiguos narnianos, y hace sonar el cuerno de la reina Susan que, según se dice, podrá traer de vuelta en momentos de necesidad a los cuatro grandes reyes de Narnia... en efecto, los hermanos Pevensie, que en ese preciso instante esperan en una estación de tren sin la menor idea de que su aventura está por recomenzar.

La película es muy emocionante, con buen ritmo y excelentes actuaciones... pero en cuanto al desarrollo de la trama, se siente como un elástico viejo: muy estirado en partes y en tramos hecha nudos para evitar que se suelte. Mientras que una buena parte de la historia original está comprimida hasta volverse irreconocible, el resto de las más de dos horas de duración se rellena con elementos ajenos, aunque más al gusto de las audiencias de ahora; más batallas y suspenso, intrigas políticas de la mano de Lord Sopespian (Demián Alcázar) y el general Glozelle (Pierfrancesco Favino), dos personajes que apenas tienen presencia en la novela; rivalidad entre Peter (William Moseley) y Caspian, y un forzadísimo intento de romance de éste y Susan (Anna Popplewell); pero bueno, ¿es que Hollywood no puede concebir que un chico y una chica se conozcan sin que ocurra nada más?

Entre estos estira y afloja se quedaría perdida (no hay mucho espacio para una versión del director) mi escena favorita de la novela. En ella, Aslan, con Susan y Lucy, recorre las calles de una pequeña ciudad telmarina y va reuniendo su ejército en medio de una especie de baile, presidida por el dios Baco y sus no muy sobrios acompañantes. Todo el conjunto, con simbolismo incluído, me hacía pensar siempre en la canción irlandesa El Señor de la Danza, sips, la que inspiró el musical, un poquito más antigua que Jesucristo Superestrella y, la verdad, con un sentido más puro. Si se saben la tonada, pueden tararear la letra: Dance, dance, wherever you may be; I am the Lord of the Dance, said He; and I’ll lead you all whererver you may be and I’ll lead you all to the dance, said He...

En cierto momento, la comitiva pasa por una escuela donde una maestra le da clases de aritmética a un hatajo de mocosos intragables; Aslan la invita a seguirlos con la mirada, y ella se niega porque tiene mucho trabajo; de pronto, los horrendos estudiantes se convierten en cerditos, y la maestra puede unirse al grupo del buen león. Ah, esta escena me pareció deliciosa... y espero que mis alumnos no se sientan aludidos; muchachos, ya saben que los quiero.

Ya haciendo a un lado la adaptación y sus males, la cinta tiene muchos puntos rescatables y francamente buenos; lo suficiente como para que a esta película le otorguemos cuatro estrellitas: Las escenas de batalla a gran escala están excelentes, pero no le ganan a una climática: el combate singular entre Peter y Miraz. La música de Harry Gregson-Williams es otro plus. Pero sin duda son las actuaciones y las caracterizaciones, como en la primera; los personajes, aun con diálogos añadidos y escenas extra, conservan el espíritu de la novela original de la cabeza a los pies. Con el papel protagónico lleva la batuta Ben Barnes, un chico muy bello por cierto aunque algo mayorcito como para hacer de adolescente; de los hermanos Pevensie, Edmund (Skandar Keynes) y Lucy (Georgie Henley) vuelven a robar cámara; el resto del elenco hace también un trabajo estupendo. Y ya para que se pueda hablar de una gran caracterización en un personaje de computadora, significa que la combinación entre guión, efectos y actuación fue bastante buena; ahí está Reepicheep (voz de Eddie Izzard), que sigue siendo mi guerrero narniano preferido y a quien colocaron punto menos que en charola de plata.

Recomendaciones: Funciona si son fans de Narnia y traen el purismo bajo. Si vieron la primera película y les agradó, probablemente les encantará también ésta. Un detalle: si no han leído los libros es posible que les guste más. Cierto dejo del “oscurecimiento” paulatino que sufrirá la historia de Narnia y que no está en la novela original comienza a percibirse aquí, y no sin motivo.

Abstenerse: Si nunca les interesó la primera película, no tienen por qué ver la secuela. Si El león, la bruja y el ropero les aburrió, la van a detestar. Si piensan que la mejor adaptación de un libro al cine es la que nunca se hace, la verdad ahórrense el costo del boleto.

domingo, junio 01, 2008

Reseña de película: Las Crónicas de Narnia: El león, la bruja y el ropero

Esta reseña la publiqué en la lista de correos de la Sociedad Tolkiendili de México, recién salida la primera película de Narnia en cine. La estoy reciclando aquí para darle continuidad a la de Príncipe Caspian, que acabo de hacer, y que les pondré aquí mañana o pasado mañana. Espero que ambas les gusten.



Las Crónicas de Narnia:
El león, la bruja y el ropero


Director: Andrew Adamson

Intérpretes: Georgie Henley, William Moseley, Skandar Keynes, Anna Popplewell, Tilda Swinton.

Lo bueno: La adaptación en general; perfecto equilibrio entre lo tradicional y lo moderno.

Lo mejor: Las actuaciones.


Lo malo: Defectos de origen; por fortuna ninguno lo suficientemente grave como para echar a perder la experiencia.

Calificación: *****

Tengo que advertirles, antes que nada, que no soy muy fan de los libros de Narnia que digamos... de hecho, C.S. Lewis me gusta más como ensayista que como novelista, pero como sea, fui a ver esta película con bastante emoción contenida. ¿Qué les puedo decir? Hacía mucho, pero muchísimo tiempo que el cine no me impresionaba de esta manera.

No fueron los efectos especiales (impecables), ni los
escenarios (magníficos), ni la adaptación de la historia (muy buena, con todo y dos que tres detallitos, como un cambio de nombre que me pareció innecesario y ciertas escenas comprimidas), ni las actuaciones (brillantes). Creo que fue la gente. Voy a repetir la película en cine sólo para observar el efecto que causa en el público (porque no había visto nada semejante desde que mi director ex-favorito Terry Gilliam se le vendió al cine gringo intelectualoide). Intentemos descubrir qué fue lo que sucedió.

La película cuenta la historia de los niños Pevensie,
que, como refugiados de la Segunda Guerra Mundial, tienen que irse a vivir a la casa de campo de un excéntrico profesor. Durante un juego de escondidas, la menor de los niños, Lucy, descubre un viejo ropero... que resulta ser una puerta a un país fantástico, Narnia.

Eventualmente, sus hermanos Peter,
Susan y Edmond llegan también ahí, y se dan cuenta deque han sido arrancados de una guerra para meterse en otra: Narnia está bajo el dominio de Jadis, la Bruja Blanca, que ha sumido al mundo en un invierno eterno; y su enemigo, el león Aslan, ha regresado, todo como respuesta a cierta profecía en la que los cuatro niños tienen bastante que ver...

Tanto si ya leyeron el libro como si no, es seguro que la película les dejará un muy buen sabor de boca. El director Andrew Adamson tiene ya en su haber dos muy buenas películas del género (Shrek y Shrek 2) y sin duda es fan de la serie, o al menos se tomó la molestia de comprenderla muy bien (de sorprender que alguien tan anti-disneyano haya estado trabajando para la distribuidora Buena Vista).

La adaptación está hecha con tal delicadeza que dudo
mucho que inclusive los puristas tengan de qué quejarse. Las escenas añadidas al principio (el bombardeo sobre Londres) sentaron a la perfección el tono y la época de la historia*, y los momentos extra de conversación y juegos entre los hermanitos no movieron lo esencial del mensaje. Me dio gusto en especial que el director no suavizara las alegorías religiosas (y que tampoco se las embarrara a nadie en la cara, con todo que un cristiano va a captar infinidad de detallitos extra) y que no cayera en la tentación de ser políticamente correcto y poner a pelear a las dos niñas (aunque tuvo que meter alguna que otra figura femenina en las escenas de batalla).

Los escenarios están que quitan el aliento, al igual que todo el aspecto visual de la película. ** Los efectos especiales son de lo mejor: apenas se sienten. Y sí, la película podrá traer con algunos defectillos de origen, es decir, que vienen desde la novela original (hasta eso, el director los torea con habilidad): que si la historia es muy infantil, que si muy simple y obvia, que si a ratos se siente extravagante, medio sexista y hasta racista... Nada de esto la echa a perder.

Pero sin duda las actuaciones son el plato fuerte. La
altísima Tilda Swinton, impresionante como la Bruja Blanca (¿qué hubiera pasado si Nicole Kidman hubiera aceptado el trabajo?), y cada uno de los niños, están perfectos en su papel; en especial Georgie Henley como Lucy y Skandar Keynes como Edmond.

¿Qué fue lo más interesante de todo? En la función que me tocó,
al menos, fue que los niños comenzaron a aplaudirle al león en momentos clave. Yo pensaba que lo hacían por botaneársela; ¿qué otra cosa se me podría ocurrir si el cine estaba lleno de críos fastidiosos y que uno de ellos había gritado “esos son gays” cuando nos pasaron un comercial de una clínica de depilación con modelos físico- culturistas? Pero me di cuenta, para mi sorpresa, que la película había obrado su magia (muy al estilo del viejo Terry Gilliam), y que los aplausos eran DE EN SERIO. Y al final no sólo los niños aplaudieron. (Nunca aplaudo en el cine, pero me emociona que el resto del público lo haga).

Sin duda, no querrán perdérsela.



Recomendaciones
: Muy buena tanto para fans de la serie como para recién llegados; para cristianos y no cristianos, para niños igual que para adultos y en general para cualquiera que desee pasar un buen rato o ponerse a reflexionar y profundizar en los pequeños (y a veces muy obvios) mensajes sobre el bien y el mal, el amor, la amistad y el sacrificio.

Abstenerse: Amargados.

Notas:
* ¿Será que no estoy siendo muy objetiva que digamos? Cuando, hace poco más de diez años, adapté Narnia como escenario de juego de rol para unas actividades de media hora en un festival parecido a la feria del libro, en Guadalajara, partí de hecho de los bombardeos a Londres. Muy probablemente parte de mi alabanza a esta adaptación es porque yo la hubiera hecho igual. Vaya con el ego inflado... Eeeeennn fin... (que bueno que mis garras no tocaron esto, porque mi versión para el juego incluía, también, una verdadera revoltura de personajes de Narnia de diferentes épocas. Jadis siempre fue mi mejor opción de villana... había que combatirla aunque fuera como aliados del príncipe Caspian. Gulp).

** Y ya que en asuntos visuales andamos, he de confesar que fue hasta ayer en la película que por fin supe qué demonios era el Turkish Delight, y que me había imaginado al personaje llamado señor Tumnus (un fauno) como cualquier cosa... menos sexy. Y... ¡santo cielo! ¡El actor que lo interpretó (James McAvoy, bastante ordinario como Leto hijo de Paul Atreides en la miniserie Hijos de Dunas del Sci-Fi Channel) aquí está como para comérselo en birria!

Y hablando de escenarios y videojuegos, ¿conocen la serie de Mana, de la compañía japonesa Square paisajes y culturas tan dispares que uno se preguntaba? Cuando jugué el segundo de la serie para SuperNES (que de este lado del mundo se llamó Secret of Mana), algo que me llamó muchísimo la atención fueron sus escenarios. Lo primero que pensé, recuerdo, fue: “Ehhhh... ¿de casualidad esto no es Narnia?” No, no lo era; era el mundo de Mana y punto.

Pero Mana lo tenía todo: cómo estaban todas en el mismo sitio, un Santa Claus que no se sentía fuera de lugar, animales que hablaban, seres mitológicos en paella... Para cuando lo jugué sólo había leído El león, la bruja y el ropero, pero de ahí en adelante no pude imaginarme Narnia sin la estética rara, ecléctica y ajaponesada, de los juegos de Mana. El primer título que salió para Playstation 1, Legend of Mana, me hubiera encantado como modelo para esta película.

domingo, mayo 11, 2008

Reseña de película: Meteoro


Meteoro

Directores: Andy y Larry Wachowski

Intérpretes: Emile Hirsch, John Goodman, Susan Sarandon, Christina Ricci, Matthew Fox, Paulie Litt, Rain.

Lo bueno: Los actores y sus caracterizaciones.

Lo malo: Esos malditos paneos de cámara.

Lo que se pudo haber quedado afuera: El car-fu y todos los efectos Matrix.


Calificación: ***

Cuando supe que iban a hacer esta película, la verdad no me entusiasmé la gran cosa: lo último que vi de los Wachowski fue la tercera parte de Matrix y no tenía idea de con qué irían a salir si otra vez intentaban tapar con un dedo su gusto por Dragon Ball y su rápido agotamiento de ideas. Más tarde, cuando comencé a ver cortos en internet, y en especial este video que puso en su sitio mi amigo Quince, me picó la vergonzosa hormiga de la tentación, y esperé con ansias (disimuladas) la cinta.

Nunca fui fanática de hueso colorado (mi esposo sí) de la serie original, Mach GoGoGo, creación del mangaka Tatsuo Yoshida y convertida a finales de los 60 en una serie animada, que se transmitiría en los Estados Unidos como Speed Racer, y en México en los setenta bajo el nombre de Meteoro. Pero por supuesto que forma parte, junto con Kimba el León Blanco, La Princesa Caballero, Heidi y Tritón, Príncipe de la Atlántida, entre otras, de mis mejores recuerdos infantiles de la primera época de anime en nuestro país. Y ya con varias malas experiencias con las adaptaciones gringas de lo japonés (tengo en mente las humillantes “reinterpretaciones” de Godzilla, Super Mario Bros. y Street Fighter), lo que menos quería era otra buena serie echada a perder.

Bueno, pues resulta que fui a ver Meteoro la noche del estreno, y la verdad es que quedé gratamente sorprendida.

¿Qué es lo que está sucediendo en el mundo? Yo veo esta tendencia: todos lo que crecimos viendo cierta clase de televisión, leyendo cierta clase de libros y aficionándonos a cierta clase de pasatiempos estamos creciendo, y algunos con más posibilidades que otros de recrear viejas fantasías... como la de llevar al cine un clásico favorito. Lo que uno puede notar en esta película es que los Wachowski le tienen un amor genuino a Speed Racer.

Si están familiarizados con la serie de dibujos animados, se darán cuenta de que todos los personajes que conocen se encuentran ahí: Meteoro, sus papás, su novia Trixie, su hermanito Chispita, Chito el chimpancé mascota, el mecánico Bujías, por supuesto que el misterioso Corredor X y el invitado ocasional, Inspector Detector; y la caracterización es estupenda (no me hubiera hecho falta, pero vi la película doblada al español y agradezco que quienes la adaptaron se cuidaron de utilizar los nombres que le pusieron a los personajes cuando llegó la serie a México. Buen detalle, aunque no deja de sonar en mi cabeza el doblaje original, en el que participaban varias de las mejores voces de la época de oro del cine en nuestro país). Incluso los villanos muestran un curioso parecido con sus contrapartes de caricatura.

Prácticamente cada elemento de la película (y, para los más observadores, hay muchos) está extraído de la serie de los sesenta; salvo un detallito por ahí, los Wachowski fueron prudentes para pasar por alto los múltiples y horrendos remakes (sólo uno japonés, creo; el resto, incluyendo los más recientes, norteamericanos) y, aunque le metieron algo de su cosecha al argumento, se limitaron lo suficiente como para no maltratar el producto.

Lo mismo, en la historia nos vamos a encontrar lo que nunca faltó en la serie original: misterios por resolver, ambiciosos villanos, momentos de alivio cómico al azar, carreras, muchas carreras, y una mirada enfática a las relaciones de una familia cariñosa y unida; la trama, aunque con varias docenas de giros, se centra sobre todo en cierta información que se nos dio a conocer en los primeros cinco capítulos de la animación y que no voy a develar aquí para no echarles a perder la movie; sólo permítanme decirles que una de las situaciones más conmovedoras de la caricatura (que anda por ahí en el capítulo 3 o 4, me parece) se encuentra extendida como una deliciosa cucharada de mantequilla a lo largo de todo el filme. Y vaya que le da sabor.

Para una buena descripción del argumento en sí y una buena crítica también, por favor visiten Omnichela.net.

La elección de los actores no fue sólo afortunada, sino brillante; cada uno llena y con creces el papel que le asignaron. Emile Hirsch quedó perfecto en el papel de Meteoro, John Goodman como su papá parece sacado directamente de la caricatura, Christina Ricci presenta, si no el físico exacto, la personalidad de la valiente e ingeniosa Trixie, y hasta Matthew Fox, que no es muy santo de mi devoción ni mucho menos, da sin problemas el ancho de mi personaje preferido, el Corredor X.

Ahora, sobre lo que no es tan lindo... Los efectos especiales, aunque muy bien hechos. llegan a abrumar la pantalla. El mayor defecto de la película es su exceso de compu... efectos-compu, animales-compu, paisajes-compu, automóviles-compu, edificios-compu, colores-compu... La verdad, a mí me gustaron mucho más las partes tranquilas donde sólo intervenían los actores. Entre lo que los Wachowski juran que es homenaje a la animación japonesa y lo que uno ve de hecho en la nada sobrecargada serie, hay algunas exageraciones, tomas detenidas y otros residuos de la época Matrix que se han vuelto cansados y predecibles a fuerza de reciclaje. Estas escenas, prolongadas (y las insólitas peleas de carros), van a marear a más de uno. Otra cosa: en la actualidad, según la gente le va perdiendo el respeto a los escritores, ya resulta muy difícil encontrarse una película con un ritmo perfecto a menos que el director se apellide Burton, Chow o algo así (porque el ritmo, conste, depende tanto del director como del guionista, y un buen director sabe que depende de éste último). Meteoro arranca bien, pero hacia la mitad desacelera, y no vuelve a recuperar velocidad sino hasta después de un par de revoluciones.

Con todo, la cinta es divertida y deja un buen sabor de boca; los aspectos positivos compensan y aun superan a los negativos. ¿Qué tanto conviene? Veamos...

Recomendaciones: Aunque Meteoro es básicamente una película familiar, es obvio que está dirigida a personas en sus treinta, cuarenta o por ahí, que de chicos se deleitaron con la serie animada. Los más jóvenes podrán disfrutarla, pero con tanta información sensorial revuelta con palabras, es casi seguro que se van a perder un cuarto de la diversión.

Abstenerse: Me siento tentada a decir que no la vean si no son fans del material de origen, pero por lo que he estado observando, mucha gente que no conoce o recuerda al Meteoro de la televisión se la ha pasado de maravilla con la película. Así que por favor vean los cortos y decidan ustedes mismos si se les antoja. Eso sí; si las tramas aceleradas y la acción extrema les aburren, olvídenlo... hay más opciones para este verano adelantado.
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