jueves, junio 26, 2008

Veinte años, antes y después. Parte 10


10. ¿STM? Mucho gusto. Me llamo Aisling

Fue en uno de los eventos organizados por la Asociación Mexicana de Ciencia Ficción y Fantasía (los cienciaficcioneros mexicanos) donde conocí a la recién creada Sociedad Tolkiendili de México.

Los eventos de la Asociación, que antes se llevaban a cabo en Tlaxcala, ahora estaban divididos entre Puebla y la ciudad de México. Mala pata, la verdad, porque siempre me gustó Tlaxcala y ya me había acostumbrado a las visitas anuales. La verdad no recuerdo exactamente la fecha, pero fue el último año donde participamos los de Guadalajara; el grupo de México City ya nos detestaba sin remedio para entonces y, nos comunicaron con toda la pena del mundo, que los promotores o patrocinadores de los eventos habían sentado ciertos requisitos que, casualmente, no nos permitirían presentar ponencias o talleres en las convenciones; aunque como oyentes seguiríamos siendo bienvenidos. A eventos posteriores se llegó a invitar a personalidades que tampoco llenaban los supuestos requisitos ni a trancazos, pero ya vieron que las reglas se hicieron para romperlas a conveniencia. Esta clase de circunstancias en México son difíciles de entender. Mucho.

Bueno, uno o dos días atrás yo había dado mi última conferencia sobre el (entonces desconocido) director Hayao Miyazaki, y me interesó muchísimo hallar en el programa de la convención algo sobre una Sociedad mexicana de Tolkien. Por supuesto que no me la iba a perder. Mi novio G. ya había regresado de su propia conferencia en Puebla (¿cómo se les ocurrió separarnos? Ninguno fue a la presentación del otro) y me acompañó.

Unos cinco muchachos, todos muy tímidos y con los nervios a flor de piel, se colocaron en el podio, y ahí se presentaron como la Sociedad Tolkien de México. Mis recuerdos ahora son muy borrosos, pero a quien tengo más grabado fue a una chica alta, pelirroja, llamada A., y a un muchacho apodado M. Junto a ellos saludé, después, a un viejo conocido de las convenciones de comics por las que me aparecía de cuando en cuando, A.H. (en paz descanse).

Fui a la presentación con una interrogante (bueno, ¿pero qué se necesita para llamarse “sociedad”, y luego “de Tolkien”?) y con un ánimo no muy pacífico que digamos, puramente instintivo (bien, chicos, ¿alguien gusta medirse conmigo?). La presentación estuvo bastante decente, aunque en un momento dado no pude contener mi espíritu maligno y lo volqué todo en una pregunta capciosísima que se me ocurrió hacerle al buen M. Oh, claro que ahora me arrepiento, porque mis intenciones no eran buenas.

Al terminar, entre que no me decidía a hacerle conversación a los muchachos o más bien verlos en plan de rivales, de pronto A. se me acercó y fue ella quien habló conmigo; y lo hizo de una forma tan abierta y amistosa, que de inmediato desarmó todo lo que quedaba de mi infinita maldad y desconfianza. Pocas veces una persona le responde así a uno cuando acaba de portarse horrible, y el hecho sembró en mi corazón una semillita primigenia de admiración y agradecimiento. Alguna vez, muchos años después, seguí el ejemplo. Funcionó.

La Sociedad (que más adelante se llamaría Tolkiendili de México, o STM, por sus siglas) y yo no establecimos contacto de inmediato, pero tengo la certeza de que A. no me olvidó.


Todavía no me tocaba unirme a la STM; todavía no. Aún me quedaba mucho qué hacer por mi lado... digamos, el lado de mi grupo (no todas nuestras actividades tenían que ver con Tolkien en exclusiva, pero nuestras actividades para promover la ciencia ficción y la fantasía eran muy buenas). En A. reconocí mucho de lo que yo misma estaba tratando de lograr; y aunque no quisiera decir que fue la disolución de mi propio proyecto lo que terminó empujándome a la STM, tal vez algún día no me quede más que reconocerlo.

Ah, la STM... ahí pasé por tantas experiencias buenas y malas, agridulces más que nada. La ayuda que me prestaron para mi inscripción y asistencia al evento Tolkien 2005 que se llevó a cabo ese año en Inglaterra sigo considerándola invaluable, y lo que me hace más feliz es toda la gente absolutamente genial que he podido conocer gracias a ella (muchos de ustedes, que me hacen el favor de aguantar mis divagaciones en este blog; otros más que sigo echando en falta); con todo, al pensar en la sociedad y no en sus individuos mis sentimientos son muy encontrados. Lo mismo me ocurre con la gigantesca, maravillosa, terrible Ciudad de México, que es de paso la sede de la STM, la capital de mi país y tan diferente de éste que uno bien podría creer que se halla en otro planeta.

La ciudad de México, el imán y monstruo, como la llamara Octavio Paz, es un lugar donde la vida se confunde con la supervivencia, y tanto un pasado riquísimo como un futuro tal vez emocionante se encuentran enterrados bajo toneladas y toneladas de escombros. Quien se atreva a excavar hallará tesoros inimaginables, pero le costará mucho esfuerzo, y sus beneficios se harán perceptibles únicamente si uno acepta encadenarse al sitio de exploración, y renuncia a la libertad, al aire puro y a los cielos nocturnos llenos de estrellas. Puesto que todo se encuentra ahí y todo se encuentra centralizado, la ciudad pasa por alto lo que hay fuera; se queda aislada y lo mide todo con sus propias reglas. Los de fuera tardamos en comprender como funciona; aun así, nos fascina, nos atrae como el imán que es; a muchos nos acaba devorando porque tampoco puede negar su naturaleza monstruosa. Cuando te muestra amor, México City te estrecha contra su pecho, te levanta en alto y te obsequia con lo mejor de sí; cuando te golpea, no te deja un hueso intacto. Uhhhh... digamos que me más de una vez me he sentido así con respecto a la STM. En fin.

Entre mi encuentro con la STM, las correrías con mi grupo de amigos y mi primer empleo fijo y a largo plazo (la cátedra de literatura inglesa y norteamericana de la escuela de Lingüística en mi Universidad, que obtuve poco antes de cumplir los 24), un nuevo medio de comunicación comenzó a hacerse común: el internet. Me enterré de cabeza en él, por las novedades y lo demás, y me inscribí a varias listas de discusión y un bbs para poder platicar sobre mi autor favorito. Como todo el mundo solía adoptar un pseudónimo para internet, no me hice del rogar.

Mi pseudónimo fue la combinación de las dos de cosas que más quiero: Tolkien e Irlanda (mi amor por Irlanda, por cierto, data también de mediados de los ochenta, y comenzó, entre otras cosas, por mi primer contacto con la música de ese país, el grupo Clannad, que hiciera la música de una serie genial, Robin de Sherwood, de la BBC de Londres).

Gandalf era mi personaje favorito de ESDLA, y en por ahí en ese libro (y en el principio de El Silmarillion) nos enteramos que su primer nombre fue Olórin (que significa un sueño o visión). Daba la casualidad que existe en irlandés una palabra con el mismo significado, aisling (se pronuncia aproximadamente “ash-lin”), y que para mi mayor suerte era un nombre de mujer que comenzaba a ponerse de moda por entonces. Pues Aisling me puse, y el asunto se convirtió también un pretexto fabuloso para llevar mi tema favorito a los chats de internet.


Otrapersona: Hola, que tal?
Aisling: Hola.
Otrapersona: Oye que significa tu nick?
Aisling: Pues... has oido hablar de un libro que se llama El señor de los anillos?
Otrapersona: Pues la verdad no.
Aisling: Ah, mira, pues se trata de blah blah blah...

Y así por el estilo. Conocí una vez a una muchacha que tenía una sobrina llamada Ashleen (una variante ortográfica de Aisling) que odiaba su nombre hasta que le platiqué de qué se trataba.

Bien, fuera del trabajo, estuve haciendo algunas cosas breves sobre Tolkien (algunos artículos en revistas, más conferencias, dos que tres lecturas en grupo) y en aquellos tiempos estaba todo muy tranquilo; salvo por cierta inquietud que comenzó a rondar por mi universidad.

Todo comenzó con un incidente en España en el que unos jugadores de rol cometieron un asesinato, en 1994. La cosa hizo bastante ruido, pero cuando el juicio a los criminales revivió el asunto, se desató en mi escuela, famosa por su alta religiosidad, una especie de “cacería de brujas” para todo lo que tuviera que ver con fantasía y dragones y todo eso. Suena a leyenda urbana, pero lamento, y me avergüenza profundamente reconocer que esa estúpida cacería de brujas sí existió, y que se llevó de corbata a gente valiosa. La cosa es que según eso a todos los que estábamos metidos en géneros fantásticos, rol y asuntos semejantes nos tenían fichados. Varios despidos lo confirmaron.


Mis primeros cursos de literatura en inglés incluían a Tolkien; tal y como lo mostraban orgullosamente mis programas. A partir de la cacería (era 1997) comencé a enseñar a Tolkien subversivamente, con la complicidad, eso sí, de mis colegas y alumnos. Siempre fuimos muy independientes. Mi directora seguía creyendo que tarde o temprano me atraparían, y según funcionaban las cosas en la universidad, ella no podría hacer nada por mí.

Y así sucedió, de hecho. Pero la salvación me llegó, por pura suerte, creo, de un lugar lejano y desconocido del que había oído hablar por primera vez en una novelita de Julio Verne, y que se había convertido, no me pregunten cómo, en un dicho que utilizaba mucho en mi adolescencia ochentera cuando mencionaba la imposibilidad de algo: “Hacer tal cosa es como hallar dragones en Nueva Zelanda”, “pasar esta materia está más difícil que encontrar dragones en Nueva Zelanda". Ajá, todo fue gracias a un nativo de esta isla lejana a quien jamás había visto en mi vida, pero conocía como director de películas de clase B y de una favorita de mayor presupuesto, The Frighteners; así es, un señor don Peter Jackson.

Continuará...

14 comentarios:

Petrus Angelorum dijo...

Pues yo pido mano... pero como tengo que pensar un poquito... pues dejeré algo en la próxima ocasión en que pase por acá.

De entrada... ¡queremos ver sangre! ¿Veremos quejarse a doña Aisling como se debe? o ¿saldrá de blanca palomita y yo no quiebro un plato y que bonito es lo bonito?

Preguntas al vapor, ¿que fue lo que le pregunto a Mithivil?

Y unas preguntas que bien pudiera contestar el señor del blog de los gatitos cosmonautas: ¿por qué son tan excluyentes los de fantaciencia? y no sólo con los extraños sino también con vosotros mismos; ¿por qué los de fanas de la ciencia ficción no prestan sus libros?, yo he tenido que gorrearselos a los fantasy y los de maistrom.

Pallarrando (no confundir con Pallando, que lo único de azul que tengo es la filiación política y de magia sólo uno que otro que otro que no es comparable al que posee su excelencia: la ALEGRÍA), que abandonó a la STM porque así se lo pidió Conorte.

Master Pei dijo...

Genial, como siempre, Asiling. Finalmente me entero del origen de tu nick (y de su pronunciación) y de cómo diste con ls STM. Ah, y tu descripción del Defecto está chidísima... a mí también me atrae y me fascina a pesar de todo...

Y también quiero saber qué le preguntaste al buen M. (saludos, donde quiera que éste... también se le extraña).

Bueno, a ver qué sigue, que quiero más!

Chendo dijo...

Vaya Aisling, cada vez se pone más interesante tu relato y pienso que es porque te estas sincerando y de una manera bastante fluida, resultando una lectura muy agradable, espero que esa sinceridad no termine y que bueno que te animaste a terminar el relato. No sé si cuando entraste en contacto con los chicos de la STM llevabas un coraje dentro y digo coraje no "enojo o disgusto" sino ese sentimiento que te permite hacer cosas extraordinarias que no necesariamente son buenas, enfin aceptas que tus intenciones no eran buenas, pero que bueno que te hallan desarmado con una actitud de armonia. Con respecto a tu gusto por Irlanda me parece bien original, aunque es cierto que es un país muy bello, al menos a mi me encantó la parte que conocí cercana a Cork y me encantan esos paisajes verdes, las "cantinas" donde se come y se bebe bien y su gente que realmente es muy agradable. Ahora bien, por otra parte he leído que tus gustos te han puesto en situaciones poco agradables, pero .... pienso que si uno mismo se mantiene fiel a sus propios ideales a pesar de cualquier circunstancia, seguramente podrá tener esa tranquillidad de consciencia característica de la gente que gusta de la vida. Saludos sinceros.

Fëaluin dijo...

Curiosamente yo también me acordé esta semana de Robin de Sherwood... más curioso porque aunque la ví y me gustaba no puedo decir que era fan. Y me acordé porque hace tiempo tenía curiosidad de quien interpretaba el personaje de sarraceno.

Y pensar que yo a los infectuosos tolkiendili los conocí en #fixion de Red L@tina!

Kitsune dijo...

La STM... mucho hemos pasado por esos agridulces momentos con ellos, creo
:P
hehehe

Christian Domínguez Pérez dijo...

¡Que chido, que chido, que chido!

Siempre es maravilloso escuchar cómo otra persona vivió acontecimientos que también compartió uno, pero tratándose de una época de mi vida que tantas secuelas maravillosas me ha dejado es. . .mágico.

¡Seguimos sintonizados para conocer más de esta excelente historia, mi estimada Aisling!

P.D: Coincido con Pei en alegrarme por saber el origen de tu apodo

Etxeberri van Eyck dijo...

Bien bien, ya casi llegamos al punto donde te conocí, jeje. Por cierto, creí que serían 10 partes, me alegro de que sean más, ojalá llegaramos a 20 :P

Aisling dijo...

Pere: Tú tienes más que decir que yo, supongo, porque tú vives en el DF y conoces más a la STM que una servidora; yo la verdad no tengo mucho más que decir. Lo mismo daría si me quejara de que me asaltaran o algo así en mis correrías por el centro del DF; tanto ahí como en la STM uno sabe a lo que va (y si no, es por ingenuidad; ni el DF ni la STM pueden suprimir del todo su naturaleza, lo bueno y lo malo), y del DF ya hablé mucho.

Si tuviera que criticarle algo más a la STM, correría el riesgo llevarme entre las patas a personas, acciones y momentos muy valiosos; y resulta que Mateo capítulo 13 versículo 29. Que sean las semillas malas quienes asomen la cabeza en el tiempo de la siega.

Mala suerte para tu curiosidad y la de Pei... la verdad es que no me acuerdo qué fue exactamente lo que le pregunté a M. Algo dijo en la ponencia que me hizo pensar "muy bien, jovencito, vamos a ver qué tan cuidadosamente has leído El Silmarillion". De ahí en demás, inspiración del momento.

Te respondo por el Capitán Quasar: no somos excluyentes ni mucho menos; a menos que sólo hayas tratado con el grupito de México City, los de fantaciencia, como tú dices, somos de los más abiertos. Pero al Capitán no le gusta prestar sus libros por la misma razón que a mí: los dos cuidamos muchísimo nuestras cosas y nos da un coraje inmenso que nos las maltraten.

Todavía hay mucha gente por ahí que no forra sus libros, que les dobla las esquinas para marcarlos o les bebe café encima; si no cuidan lo suyo, menos van a cuidar lo ajeno. Para acabarla, ya nos ha sucedido que prestamos algo y luego no lo volvemos a ver. Por ello, es a muy, muy pocos a quienes les prestamos libros o películas (o videojuegos, en mi caso), y el primer requisito es que tienen que tratar nuestras cosas con manos de seda. Ah, y por supuesto que tengan V de vuelta.

Ejem... tómatelo como consejo; no hagas todo lo que te pidan las muchachas (sí, ya sé debería hablar por mí, porque firmo como Aisling, que abandonó las calabacitas porque así se lo pidió el Capitán Quasar... pero si vieras cómo me desquito cuando él no viene a comer o cenar)...

Pei y Sul: ya casi llegamos al final. Estoy comenzando a preocuparme porque todavía no tengo listo la gran cosa de la siguiente serie de especiales, que están casi casi dedicados a ustedes, pero ténganme paciencia. Y esperen, que hay otra historia detrás de mi nick (en la última parte de este relato).

Chendo: Guau... ¿entonces también estuviste en Irlanda en tu periplo por las Europas? ¿A poco no es genial? Espero platicar un poquito más de ese bellísimo país. Y bueno... he estado complementando lo que ya tenía escrito, y, como dices, con más sinceridad.

Cuando conocí a la gente de la STM... mmmmm... no fue realmente por "coraje", de ése que dices, por valor, que me animé a hablarles... En aquel entonces traía muy subido el espíritu de mamá gallina para proteger a mi grupito, el de Guadalajara, ya que la gente del DF y alrededores nos miraba desde su altar como a los parientes recién llegados de Disneylandia (estoy utilizando frases suyas) que no conocían nada de la vida, y que no sabían escribir/leer. Una parte hasta nos hacía el feo porque nos gustaba Tolkien (entre otras cosas). Así que como comprenderás, si alguien más del DF llegaba, pero esta vez enarbolando a Tolkien como bandera, por supuesto que me la iba a tomar personal; pero no hablo de mi persona, sino del grupo. Pero mira todo lo que logra una sonrisa y una actitud amable; la mano de A.B. me ganó para la STM.

Fëaluin: Oh, de la serie de Robin de Sherwood yo sí que era super fan... estoy esperando a que baje de precio la segunda temporada para empacármela en DVD, tal y como hice con la primera. Ojalá volvieran a pasarla en tele abierta; lo poquito que he visto de esa serie nueva de Robin Hood del Hallmark se me hizo odioso.

Del grupo Clannad (los hermanos y tíos de Enya) que hizo la música tengo toda la discografía, y no precisamente pirata... Los viajes a Irlanda contribuyeron.

Ah, el actor que hacía el papel del sarraceno se llama Mark Ryan, y lo he visto dos que tres veces en películas. Sé que trabaja más que nada como coreógrafo de peleas con espadas; recordarás lo bueno que era. La última vez que supe algo de él, fue en la película Transformers: él dijo la única línea del personaje Bumblebee. Caaaraaay...

Kit: Sí, en efecto, la STM es... pues otra cosa. Creo que el problema básico de nuestro país, en el que todo está centralizado, no deja de afectarlos también.

Aisling dijo...

Paco: No había visto tu comentario antes de poner el larguísimo mío; sorry.

Sips, ya estamos pisando el punto de Guadalajara y eso. Mmmmm... espero no decepcionar pero no hablaré mucho del grupo de Guadalajara; nos divertimos mucho, eso sí, y recuerdo que platicábamos tan a gusto en la Ghandi (hasta que comenzaron a corrernos). Se nos secó un tanto el entusiasmo pero me encantaría que lo retomáramos.

Bueno, las partes de la historia serán sólo 12, lo que significa que si Dios quiere terminamos la semana próxima. Como escribía alguna vez, el fin no será nada climático o eso, pero me gustaría pensar que el relato en conjunto quedará satisfactorio (ah, y me faltan algunos apéndices por ahí. Uno está por venir en la semana).

Víctor Martínez dijo...

No mucho que añadir, Ash. La verdad de mucho de esto ni estaba enterado, pero sabes, no tildes tu final de anti climatico, recuerdo a una muy buena amiga que me recomendo a Ursula Le Guin, donde el final no es lo importante si no el recorrido y leerte en este relato ha sido... bueno muchas y diferentes cosas para cada uno, pero al menos yo no creo en los finales espectaculares, lo importante es el viaje. :D

Etxeberri van Eyck dijo...

A mi también me encantaría que retomáramos lo de la Gandhi!!

Aisling dijo...

Vic: Gracias por los comentarios. Ya ves que cuando uno vive lejos es difícil platicar a gusto. Pero ojalá un día un buen café nos compense por los buenos tiempos que no se relataron.

Paco: Pueeeesss... yo diría que no nos organizáramos porque así es como NO salen las cosas. Yo diría... que una vez nomás por gusto nos pusiéramos en contacto y nos juntáramos a platicar (por ahí debo tener los teléfonos de los amigos). Así nada más. Sin mucho preámbulo. Avísame cuando estés listo.

Anónimo dijo...

... y este servidor se siente muy reconocido al haber podido tantear espadas con usted en su primer "acto público". Por eso la considero uno de mis sensei. Me hizo ser un poco mejor :D

Pocos tienen la fortuna de enfrentar en su primera prueba a un conocedor del tema tratado (aún más si se considera que mi formación es científico - técnica y no literaria) y a fin de cuentas -no se si por piedad o por fortuna- sobreviví y tuve aún la oportunidad de robar medio kilo de tortillas y un bote de salsa para que departiéramos juntos años después.

Sirvan pues estas líneas para agradecerle ese momento, Sensei. Representó una lección que atesoro y que me ha llevado a decir "¡¡En ese momento le aguanté un round a L.M!!"

También gracias por la atención que ponga a estas pequeñas líneas, años ha de lo ocurrido.

Saludos y parabienes para este 2011!!

PD. Que me perdone su señor esposo o que me exija satisfacción, pero volvería a robar tortillas y salsa para usted!

M.

Aisling dijo...

Mith, nunca he dejado de agradecer la salsa y las tortillas, y sobre todo la conversación y el recibimiento que le hiciste a una advenediza y muy perezosa invitada aquel invierno de 2002. :>

En mi primer encuentro con la STM, como lo pongo en la entrada, mis intenciones no eran nada pacíficas; estaba actuando exactamente igual que una fiera que mide el terreno con un posible adversario (me movía también la envidia, pues hacía muy poco los círculos de cifi y fantasy mexicana nos acababan de mostrar que los provincianos no gozaríamos de ciertas ventajas por el simple hecho de serlo). Pero he de decir que te comportaste a la altura. Muy a la altura. Y aunque no creas que no tengo ganas de otro round amistoso, definitivamente mi actitud sería muy otra. Gracias por considerarme tu amiga tras todo este relajo. :>

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