El viejo molino
Ronald Tolkien y su hermano Hillary vivían en una casa en Sarehole, un barrio de las afueras de Birmingham. La que era su casa ahora pertenece a una familia de allá, pero el molino de Sarehole se ha convertido en un museo dedicado a Tolkien. Para entrar, hay una cuota mínima; se ofrece ahí mismo un tour tolkieniano que inlcuye entre otros sitios de interés el oratorio de Birmingham, donde vivía el tutor de los muchachos, el padre Francis Morgan. Como el lugar se encontraba a apenas una cuadra del hotel donde me hospedé y acababa de ir a misa ahí, me entretuve un buen rato en el molino.
Dentro del edificio hay una colección de fotografías, ilustraciones, notas explicativas, alguna que otra anécdota sobre la familia Tolkien; como fondo una impresionante maquinaria que movían las aguas del estanque. Cuánto no debió haber ocurrido en los alrededores.
En la fotografía (hagan click en la imagen para agrandarla) podemos ver cómo luce en la actualidad (o al menos como se veía en el verano del 2005). Al otro lado de esta entrada (aproximadamente a la altura de la puerta blanca, aunque ustedes no lo crean) hay un estanque medio fantasmal de agua lamosa rodeado de arbustos y plantas. Las paredes del sitio lo contienen; me pregunto qué sucede los días de mucha lluvia.
El campo alrededor está verde, totalmente verde, y cuando lo visité tenía un delicioso aroma a hierba mojada. Aquí y allá, dispersos, hay árboles bajitos, de follaje muy espeso y con flores. Un arroyito separa el campo de la calle.
Cuando lo recorrí, se me mezclaron dos sensaciones que todavía recuerdo con claridad: una fue la de estar en medio de un sueño (por alguna razón no me podía concentrar en el sitio, el tiempo y la hora); la otra, un intenso déja vu que no comprendí sino hasta horas después: había estado caminando en la Comarca, la auténtica Comarca, y no sólo en la imaginación. El descubrimiento (la caída del veinte, diríamos en México) fue lo suficientemente tremendo como para dejarme inmóvil por unos cinco segundos, a medio bocado de una tardía cena de té con galletitas en la soledad de mi cuarto de hotel.
Dentro del edificio hay una colección de fotografías, ilustraciones, notas explicativas, alguna que otra anécdota sobre la familia Tolkien; como fondo una impresionante maquinaria que movían las aguas del estanque. Cuánto no debió haber ocurrido en los alrededores.
En la fotografía (hagan click en la imagen para agrandarla) podemos ver cómo luce en la actualidad (o al menos como se veía en el verano del 2005). Al otro lado de esta entrada (aproximadamente a la altura de la puerta blanca, aunque ustedes no lo crean) hay un estanque medio fantasmal de agua lamosa rodeado de arbustos y plantas. Las paredes del sitio lo contienen; me pregunto qué sucede los días de mucha lluvia.
El campo alrededor está verde, totalmente verde, y cuando lo visité tenía un delicioso aroma a hierba mojada. Aquí y allá, dispersos, hay árboles bajitos, de follaje muy espeso y con flores. Un arroyito separa el campo de la calle.
Cuando lo recorrí, se me mezclaron dos sensaciones que todavía recuerdo con claridad: una fue la de estar en medio de un sueño (por alguna razón no me podía concentrar en el sitio, el tiempo y la hora); la otra, un intenso déja vu que no comprendí sino hasta horas después: había estado caminando en la Comarca, la auténtica Comarca, y no sólo en la imaginación. El descubrimiento (la caída del veinte, diríamos en México) fue lo suficientemente tremendo como para dejarme inmóvil por unos cinco segundos, a medio bocado de una tardía cena de té con galletitas en la soledad de mi cuarto de hotel.
4 comentarios:
Pues sí, casi lo haces... stealthy tears threaten to appear on the edge of my eyes... Alas, that I'm at work and can control myself, but still...
Gracias, Aisling, por compartirnos tan buenos escritos. Keep 'em coming! :)
(Ahora tengo que ir a Birmingham, no sólo a Irlanda... mi cartera lo sufre desde ahora :p)
¡La comarca, la comarca!
Que chido que estuviste en la auténtica comarca. Y como dice Pei, muchas gracias por compartirlo con aquellos que aún no podemos ir.
Pei: Creo que Birmingham no está muy lejos de Londres... aunque bueno, en México esas distancias parecen cortas. Pero ojalá que puedas darte una vuelta; te va a encantar. Por cierto, me quedé con la curiosidad si alguna vez lograste ponerte en contacto un chico (inglés, me parece) que en el evento de Tolkien 2005 estuvo pregunte y pregunte por ti. Según yo, este muchacho es sordo, por su tono de voz y pronunciación, pero platicamos muy a gusto de todas formas porque sabía leer los labios. Sácame de dudas... ¿sabes de quién estoy hablando...?
Suldyn: Ojalá hubiera traído algo más del Molino para compartir... pero el maldito rollo de mi cámara tenía que acabarse en ese inoportuno momento. Pero espero con toda sinceridad que algún día vayas allá. Las fotos son lindas, pero el olor del sitio... es algo imposible de capturar. Y tan bello.
Sí, sí que sé de quién hablas! Si hasta publicó un artículo en el que me menciona por nombre (bueno, por nick Tolkiendili) y explica mi aprecio por Fëanor! Pero no recuerdo cómo se llama (ni su nick) y no he tenido contacto ni con él ni con nadie de la Tolkien Society desde que llegué a estas tierras. Como que me desconecté de todo eso desde México y no lo he retomado. Pero qué chido que hablaras con él cuando estuviste por acá.
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