Dragonlance: Dragones del anochecer (2007)
Director: Will Meugniot
Intérpretes: Voces de Michael Rosenbaum, Kiefer Sutherland, Lucy Lawless, Fred Tatasciore, Rino Romano, Jason Marsden, Neil Ross, Michelle Trachtenberg, Neil Ross, Marc Worden, Phil LaMarr.
Lo bueno: Algunos diseños, algunos momentos, algunos actores, algunos y algunos.
Lo malo: En especial, la animación, pero también ciertos detalles donde la adaptación del libro original está infame.
El horror: Si comen palomitas al verla, cuidado; una de las últimas escenas podría hacer que se atraganten.
Calificación: *
Sin ser la octava maravilla ni mucho menos, las primeras novelas de la serie Dragonlance, de Margaret Weis y Tracy Hickman, tuvieron en su tiempo una merecida popularidad. De que eran inequívocamente gringas, con una gringuez perceptible hasta en las yemas de los dedos al darle vuelta a la hoja, ni quien lo niegue; ochenteras como ellas solas (con su correspondiente dejo de frivolidad, glamour y clichés), también. ¿Derivativas? Por todas partes; y salidas de la prueba de un módulo nuevo de Calabozos y Dragones, eso ya es consabido.
Pero esto último es lo que, aunque mezcladas con fallas de origen, les da sus mejores cualidades: primero, una coreografía impresionante en las escenas de acción, donde se mueven veintenas de personajes en un maravilloso despliegue de verbos sin que se pierda un detalle; segundo, protagonistas con una gran personalidad, motivaciones bien distinguibles y una muy propia forma de hablar y expresarse, resultado todo ello del juego y la creación conjunta.
Quienes hayan leído al menos las dos primeras trilogías, estarán de acuerdo conmigo en que el mago Raistlin Majere (honores sean dados a su creador, Terry Phillips) es uno de los personajes más profundos e inolvidables de la fantasía de finales del siglo XX.
Pues bueno... adivinen a qué es lo primero que le dan en la torre en esta película...
Mejor comencemos con lo más obvio.
La razón por la que se haya decidido sacar esta cinta en dibujos animados se me escapa; el hecho de que se fuera directamente a video tal vez se justifique por el intento de ahorrar dinero (y a ver si a los productores no les sale el tiro por la culata). Para empezar, la calidad visual deja mucho, muchísimo que desear. En Dragonlance se hace una mezcla inmisericorde de animación por computadora con tradicional, algunas veces en el mismo cuadro (nuestros héroes hechos a mano combaten contra draconianos de pixeles); y el resultado, aparte de verse chafísima, lo deja a uno con la impresión de estar contemplando un episodio de He-Man y los Amos del Universo, pero con un tercio del presupuesto.
Si bien los diseños originales de personajes y escenarios (que se pueden ver en el sitio oficial de la película) no estaban tan mal, quién sabe qué les picó a los creadores del proyecto (el autor Hickman es uno) para que le encargaran su realización al mismo equipo que hiciera aquel horroroso programa de caricaturas, Capitán Planeta y los Planetarios. Total, que los dibujos se ven planos, torpes y hasta feos.
Todo ese sufrimiento, sin embargo, hubiera valido la pena si la historia estuviera bien adaptada; pero ni eso se consigue. El guionista George Strayton tuvo que arreglárselas para meter una trama larga y relativamente compleja en hora y media, y la mejor solución que se le ocurrió fue copiarle la fórmula a La Comunidad del Anillo (explicar transfondo - presentar gente - poner acción). Todos los personajes, incluyendo al genial Raistlin, pierden brillo, y el argumento se centra en el atribulado semielfo Tanis y su supuesta búsqueda de la fe, engordada y aumentada del original.
Algunos de los actores que prestaron sus voces al trabajo hicieron la lucha, pero es imposible saltar muy alto cuando uno está encadenado al piso. Lucy Lawless, por ejemplo, se las arregla más o menos con su papel de Goldmoon, mientras que Kiefer Sutherland se nota que nunca llegó a enterarse de cuánta era la responsabilidad de darle vida a Raistlin; a Michael Rosenbaum, Lex Luthor en Smallville, le quedó muy grande el papel de Tanis, que por otro lado es talla M. Quien logra superar las limitaciones de un guión que maltrata y desperdicia terriblemente a su personaje es Jason Marsden, que representa a Tasslehoff cuando menos decentemente.
Muchos fans de la serie de Dragonlance leyeron estas novelas cuando estaban en la secundaria o en la prepa, y al hablarse de una película, clamaban por una producción con actores a la altura de El Señor de los Anillos y tres horas de duración para cada libro. En realidad, con algo más pequeño, del corte del Hallmark o el SciFi Channel, hubiera bastado; miren lo que un grupo de estudiantes turcos pudo lograr con una nada de presupuesto en este falso corto, o este anuncio de las novelas que se transmitió en España.
Una buena adaptación del material original y actores adecuados, y a quién le hubieran importado los efectos especiales y similares.
Dragones del Anochecer tiene toda la facha de una caricatura sabatina infantil, pero hasta para clasificar su público apropiado se metería uno en líos. Los elementos más típicamente mojigatos de la animación gringa (peleas de espada sin sangre, heridas que desaparecen mágicamente) van de la manita con decapitaciones, mutilaciones y gente carbonizada, en un grado de sadismo que sí alcanza a sacarle un susto a alguien acostumbrado a la violencia del anime japonés.
En la página de reseñas de Amazon para esta cinta, el escritor Tracy Hickman intentó, débilmente, justificarla, diciendo que era el preludio para algo mejor y que la habían sacado directamente en DVD para obtener dinero. Los usuarios casi se lo comen vivo.
Una última palabra antes de las conclusiones: Si aguantan sin vomitar la imagen (¡y las implicaciones!) de una de las últimas escenas, donde la “noviecita” de Tanis, Laurana (Caroline Gelabert) se da un faje en primer plano con el ya medio mayor clérigo Elistan (Ben L. McCain), felicidades; ya tienen estómago para pedir trabajo en las alcantarillas de Nueva York.
Aquí tienen el trailer; para verlo, recuerden tener a mano algún medicamento antimareos o una botellita de alcohol.
Pero esto último es lo que, aunque mezcladas con fallas de origen, les da sus mejores cualidades: primero, una coreografía impresionante en las escenas de acción, donde se mueven veintenas de personajes en un maravilloso despliegue de verbos sin que se pierda un detalle; segundo, protagonistas con una gran personalidad, motivaciones bien distinguibles y una muy propia forma de hablar y expresarse, resultado todo ello del juego y la creación conjunta.
Quienes hayan leído al menos las dos primeras trilogías, estarán de acuerdo conmigo en que el mago Raistlin Majere (honores sean dados a su creador, Terry Phillips) es uno de los personajes más profundos e inolvidables de la fantasía de finales del siglo XX.
Pues bueno... adivinen a qué es lo primero que le dan en la torre en esta película...
Mejor comencemos con lo más obvio.
La razón por la que se haya decidido sacar esta cinta en dibujos animados se me escapa; el hecho de que se fuera directamente a video tal vez se justifique por el intento de ahorrar dinero (y a ver si a los productores no les sale el tiro por la culata). Para empezar, la calidad visual deja mucho, muchísimo que desear. En Dragonlance se hace una mezcla inmisericorde de animación por computadora con tradicional, algunas veces en el mismo cuadro (nuestros héroes hechos a mano combaten contra draconianos de pixeles); y el resultado, aparte de verse chafísima, lo deja a uno con la impresión de estar contemplando un episodio de He-Man y los Amos del Universo, pero con un tercio del presupuesto.
Si bien los diseños originales de personajes y escenarios (que se pueden ver en el sitio oficial de la película) no estaban tan mal, quién sabe qué les picó a los creadores del proyecto (el autor Hickman es uno) para que le encargaran su realización al mismo equipo que hiciera aquel horroroso programa de caricaturas, Capitán Planeta y los Planetarios. Total, que los dibujos se ven planos, torpes y hasta feos.
Todo ese sufrimiento, sin embargo, hubiera valido la pena si la historia estuviera bien adaptada; pero ni eso se consigue. El guionista George Strayton tuvo que arreglárselas para meter una trama larga y relativamente compleja en hora y media, y la mejor solución que se le ocurrió fue copiarle la fórmula a La Comunidad del Anillo (explicar transfondo - presentar gente - poner acción). Todos los personajes, incluyendo al genial Raistlin, pierden brillo, y el argumento se centra en el atribulado semielfo Tanis y su supuesta búsqueda de la fe, engordada y aumentada del original.
Algunos de los actores que prestaron sus voces al trabajo hicieron la lucha, pero es imposible saltar muy alto cuando uno está encadenado al piso. Lucy Lawless, por ejemplo, se las arregla más o menos con su papel de Goldmoon, mientras que Kiefer Sutherland se nota que nunca llegó a enterarse de cuánta era la responsabilidad de darle vida a Raistlin; a Michael Rosenbaum, Lex Luthor en Smallville, le quedó muy grande el papel de Tanis, que por otro lado es talla M. Quien logra superar las limitaciones de un guión que maltrata y desperdicia terriblemente a su personaje es Jason Marsden, que representa a Tasslehoff cuando menos decentemente.
Muchos fans de la serie de Dragonlance leyeron estas novelas cuando estaban en la secundaria o en la prepa, y al hablarse de una película, clamaban por una producción con actores a la altura de El Señor de los Anillos y tres horas de duración para cada libro. En realidad, con algo más pequeño, del corte del Hallmark o el SciFi Channel, hubiera bastado; miren lo que un grupo de estudiantes turcos pudo lograr con una nada de presupuesto en este falso corto, o este anuncio de las novelas que se transmitió en España.
Una buena adaptación del material original y actores adecuados, y a quién le hubieran importado los efectos especiales y similares.
Dragones del Anochecer tiene toda la facha de una caricatura sabatina infantil, pero hasta para clasificar su público apropiado se metería uno en líos. Los elementos más típicamente mojigatos de la animación gringa (peleas de espada sin sangre, heridas que desaparecen mágicamente) van de la manita con decapitaciones, mutilaciones y gente carbonizada, en un grado de sadismo que sí alcanza a sacarle un susto a alguien acostumbrado a la violencia del anime japonés.
En la página de reseñas de Amazon para esta cinta, el escritor Tracy Hickman intentó, débilmente, justificarla, diciendo que era el preludio para algo mejor y que la habían sacado directamente en DVD para obtener dinero. Los usuarios casi se lo comen vivo.
Una última palabra antes de las conclusiones: Si aguantan sin vomitar la imagen (¡y las implicaciones!) de una de las últimas escenas, donde la “noviecita” de Tanis, Laurana (Caroline Gelabert) se da un faje en primer plano con el ya medio mayor clérigo Elistan (Ben L. McCain), felicidades; ya tienen estómago para pedir trabajo en las alcantarillas de Nueva York.
Aquí tienen el trailer; para verlo, recuerden tener a mano algún medicamento antimareos o una botellita de alcohol.
Recomendaciones: Puede que esta película les resulte medianamente digerible si son fans de Dragonlance y traen el simple subido, o acaban de tomarse un Diazepan.
Abstenerse: Si son fans de Dragonlance y no están de humor para payasadas. Si no están familiarizados con las novelas, o no les gustan, ahora así que ni para qué perder su tiempo.
3 comentarios:
Pues yo, como tiro más a ciencia ficción que a fantasía y estaba en antecedentes de la inspiración rolera de Dragonlance (y nunca me sobra el tiempo y siempre he estado corto de lana) Nunca he leido Dragonlance... ni creo que lo vaya a hacer... y pues con lo que dices tampoco dan ganas de verla ;)
A mí de por sí nunca me terminó de convencer la Dragonlance... sé bien que si viera la película sería más bien para regodearme en críticas, como cuando vi Dead or Alive o 8-legged Freaks :p
Aunque pensándolo bien... si vi la de Dungeons and Dragons (¿¡por qué, Jeremy Irons, por qué!?), que no vea ésta :p
Sip, la película está mala, en muchísimos aspectos. Pero ahora que lo mencionas, Pei... no estoy tan segura si de veras es más mala que Calabozos y Dragones...
"Típico de los ladrones... siempre están tomando lo que no les pertenece".
(Frase genial de esta última película).
Mmmmmm... creo que ya sé cuál sería la diferencia... la de Calabozos no resultó tan dolorosa de ver como ésta.
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