Hará ya unos tres meses, varias editoriales y librerías de México lanzaron una campaña que llamaron Ten tu cambio, en apoyo a la Fundación Mexicana de Fomento a la Lectura.
Los mexicanos tenemos mala fama como lectores; en las listas de la UNESCO aparece que leemos 1.2 libros al año por cabeza (una cifra engañosa, como señalara el escritor Juan Domingo Argüelles, pues lo que refleja es que hay muchas personas que no leen en absoluto y el promedio se obtuvo por unas cuantas que se desayunan el resto de la estadística), pero se han hecho varios esfuerzos por cambiar la situación. ¿La verdad? La mayoría son patadas de ahogado.
Ya en la pasada Feria Internacional del Libro en Guadalajara, se estuvieron repartiendo folletitos con la Ley de Fomento para el Libro y la Lectura, una sarta de estupideces que sólo nuestros diputados (que, a juzgar por su amplio vocabulario y educación, se acercan tanto a los libros como a una serpiente de cascabel furiosa) pudieron haberse inventado, y que entre otros asuntos, establece que los libros en este país deberán tener un precio único; es decir, que se acabaron los descuentos de novedades en nuestra tiendita barata de costumbre. Aquí está por si gustan enterarse.
Pero de vuelta a la campaña Ten tu cambio, en lo que consiste, tengo entendido, es lo siguiente: si uno compra un producto de las editoriales participantes en las librerías también participantes, por diez pesos más le dan a elegir entre un librito de cuentos y otro de ensayos por diferentes escritores. Además, se reparten notitas adhesivas para que los lectores escriban sus recomendaciones de libros y las peguen en grandes displays de cartón en las mismas librerías. Una servidora no se enteró de la campaña sino hasta casi darse de narices con uno de estos armatostes (que hasta eso huelen bien, a cartón reciclado, y tienen un bonito color verde. Como dólares, gulp).
Con todo y las buenas intenciones (y el dinero que debieron haberse gastado), no estoy muy segura de que esta campaña vaya apuntando hacia el lugar correcto. De nuevo citando a Argüelles, la lectura se transmite por contagio, y en cuanto a tomar medidas extremas, yo aceptaría las propuestas por el caricaturista Paco Calderón (Nota: en la viñeta número 6 faltaron algunas palabras... debe leerse al final Porque no leen por gusto, tal y como salió en la versión impresa). En Ten tu cambio arrancamos bien: se supone que de lo que trata es de que los mismos lectores hagan que a los no lectores se les antoje leer. Lo malo es que un vistazo a las notitas de los displays basta para darse cuenta de lo patético de nuestra situación. Los despistados clientes de la cadena Sanborns piensan que los papelitos sirven para felicitar a los empleados que los atendieron; los displays de las librerías Gonvill de Guadalajara están repletos de títulos de superación personal.
Sin embargo, en la única librería Gandhi de la ciudad me he ido encontrando algunas notas que me han llegado al corazón. Por diferentes razones. Permítanme compartirles algunas poquitas aquí (algunas son respuestas a la pregunta ¿Qué libro cambió tu vida?, que viene impresa en los papelitos):
Para saber más de la campaña, visiten el sitio oficial.
Los mexicanos tenemos mala fama como lectores; en las listas de la UNESCO aparece que leemos 1.2 libros al año por cabeza (una cifra engañosa, como señalara el escritor Juan Domingo Argüelles, pues lo que refleja es que hay muchas personas que no leen en absoluto y el promedio se obtuvo por unas cuantas que se desayunan el resto de la estadística), pero se han hecho varios esfuerzos por cambiar la situación. ¿La verdad? La mayoría son patadas de ahogado.
Ya en la pasada Feria Internacional del Libro en Guadalajara, se estuvieron repartiendo folletitos con la Ley de Fomento para el Libro y la Lectura, una sarta de estupideces que sólo nuestros diputados (que, a juzgar por su amplio vocabulario y educación, se acercan tanto a los libros como a una serpiente de cascabel furiosa) pudieron haberse inventado, y que entre otros asuntos, establece que los libros en este país deberán tener un precio único; es decir, que se acabaron los descuentos de novedades en nuestra tiendita barata de costumbre. Aquí está por si gustan enterarse.
Pero de vuelta a la campaña Ten tu cambio, en lo que consiste, tengo entendido, es lo siguiente: si uno compra un producto de las editoriales participantes en las librerías también participantes, por diez pesos más le dan a elegir entre un librito de cuentos y otro de ensayos por diferentes escritores. Además, se reparten notitas adhesivas para que los lectores escriban sus recomendaciones de libros y las peguen en grandes displays de cartón en las mismas librerías. Una servidora no se enteró de la campaña sino hasta casi darse de narices con uno de estos armatostes (que hasta eso huelen bien, a cartón reciclado, y tienen un bonito color verde. Como dólares, gulp).
Con todo y las buenas intenciones (y el dinero que debieron haberse gastado), no estoy muy segura de que esta campaña vaya apuntando hacia el lugar correcto. De nuevo citando a Argüelles, la lectura se transmite por contagio, y en cuanto a tomar medidas extremas, yo aceptaría las propuestas por el caricaturista Paco Calderón (Nota: en la viñeta número 6 faltaron algunas palabras... debe leerse al final Porque no leen por gusto, tal y como salió en la versión impresa). En Ten tu cambio arrancamos bien: se supone que de lo que trata es de que los mismos lectores hagan que a los no lectores se les antoje leer. Lo malo es que un vistazo a las notitas de los displays basta para darse cuenta de lo patético de nuestra situación. Los despistados clientes de la cadena Sanborns piensan que los papelitos sirven para felicitar a los empleados que los atendieron; los displays de las librerías Gonvill de Guadalajara están repletos de títulos de superación personal.
Sin embargo, en la única librería Gandhi de la ciudad me he ido encontrando algunas notas que me han llegado al corazón. Por diferentes razones. Permítanme compartirles algunas poquitas aquí (algunas son respuestas a la pregunta ¿Qué libro cambió tu vida?, que viene impresa en los papelitos):
“El Psicoanalista, ya que ahora tengo tendencia a hacer juegos psicóticos”.
“Si leer es soñar, entonces despierta”.
“Crepúsculo, de Stephenie Meyer, cambió mi gusto por la lectura. Ahora ya no leo”.
“Juventud en éxtasis. No lo vuelvo a hacer... ¡lo juro!”
“Tengo 77 años. Casi sola, excepto por mis libros”.
“Si leer es soñar, entonces despierta”.
“Crepúsculo, de Stephenie Meyer, cambió mi gusto por la lectura. Ahora ya no leo”.
“Juventud en éxtasis. No lo vuelvo a hacer... ¡lo juro!”
“Tengo 77 años. Casi sola, excepto por mis libros”.
Para saber más de la campaña, visiten el sitio oficial.