Suikoden IV (2005)
Productor: Konami Consola: Playstation II
Retro-status: Relativamente fácil de hallar usado a precios económicos; entre 15 y 30 dólares. Nuevo cuesta un poco más.
Lo bueno: Mejoras gráficas, por fin actuaciones de voz, mayor facilidad para usar artefactos y objetos, y que el cambio de compositor musical no fue la tragedia que uno esperaba.
Lo malo: La trama y los personajes no alcanzan todo su potencial; el sistema de pelea parece copiado de Final Fantasy, los viajes en barco son una pesadilla (al menos hasta que uno se acostumbra).
Calificación: ***
Al sur del Imperio de la Luna Escarlata se encuentra un ancho océano lleno de islas pobladas e independientes; el Archipiélago de las Naciones. Es ahí donde comienza la historia de Suikoden IV, ciento cincuenta años antes de los eventos relatados en el primer Suikoden.
En la isla de Razril un grupo de cadetes se prepara para realizar misiones de patrullaje y combatir a los piratas que frecuentemente atacan los barcos mercantes; un grupo de ellos, entre los que se encuentran un joven llamado Lazlo y su mejor amigo, Snowe, acaban de graduarse y les otorgan respectivamente el grado de marino y comandante de un barco de reconocimiento. Lazlo, algo tímido y muy sencillo, es un espadachín virtuoso y un estratega inteligente, pero Snowe, menos capaz, ha llegado a donde está debido a que su padre es el gobernador de la isla. En uno viaje aparentemente de rutina, su barco se encuentra con el de un famoso pirata, Brandeau, y en medio de la crisis, Lazlo tiene que tomar el mando del barco mientras que su amigo lo abandona a su suerte.
Nadie se imagina que el pirata Brandeau es portador de una de las Runas Verdaderas, y la más terrible de las conocidas: la Runa del Castigo, que, además de poseer un inmenso poder de destrucción, se aloja en la mano de su huésped a manera de virus hasta que le consume la vida y busca por sí sola otra víctima.
Tras una serie de trágicos acontecimientos, la runa va a parar a Lazlo, y él, en compañía de tres amigos, tiene que soportar la pena del destierro, la traición de la persona en quien más confiaba y la certeza de que no le queda mucho tiempo de vida.
Rescatados de una balsa en medio del mar, Lazlo y sus compañeros entran al servicio del rey de la isla de Obel, Lino En Kuldes. Con el tiempo, Lazlo se convierte en capitán de un navío enorme y bellísimo, la Dauntless, y poco a poco se le revela que lo que parecía una serie de rivalidades entre comerciantes de las islas tiene un cariz más oscuro. La guerra se extiende por el archipiélago a punta de armas nuevas y espantosas, los cañones rúnicos; y la clave de todo el conflicto podría estar en la runa que porta Lazlo. Aunque suene a locura, alguien la quiere, y la está buscando.
Suikoden IV fue el patito feo de la serie; las críticas que recibió, en especial de los fans occidentales, resultaron peores que el juego mismo. Vapulearlo se convirtió en un lugar tan común que quienes alcanzaron a descubrir sus cualidades, que no son pocas, casi se sintieron obligados a tomárselo como placer culpable.
De entrada, el título tiene defectos muy notorios que por desgracia se aparecen en las primeras horas de juego. Está por ejemplo el sistema de pelea; en lugar de los seis personajes habituales de los otros juegos, un grupo de combate admitía únicamente a cuatro y aunque en algún momento se podía preparar un grupo de doce para los viajes en barco o misiones diferidas, hacía muy difícil aprovechar a los combatientes de entre las 108 estrellas. La tercera dimensión fue un viaje sin retorno del Suikoden anterior, pero a pesar de que el diseño de personajes cambió de caricaturizado a mucho más adulto, a los modelos resultantes les faltó el encanto y la expresividad de los dibujos de Junko Kawano, del primer Suikoden, que fungió en éste como directora, además.
Ningún detalle, sin embargo, desanimaría más a hasta los fans más fieles que el estúpido sistema de navegación. Nuestros personajes pasaban HORAS moviéndose lentamente al ritmo de las olas, y ni en una nave tan poderosa como la Dauntless se encontraban a salvo de repetidos, muy repetidos ataques de monstruos y otros enemigos. Para anclar en algún puerto, había que dar vueltas y vueltas hasta atinarle a un punto preciso, y si había que recorrer un camino a pie, no era posible dar unos pasos sin meterse en todavía más peleas.
Con todo y que fue el primer Suikoden que contó con actuaciones de voz, éstas, en inglés, resultaron más bien flojas y sobre todo mal dirigidas.
Después de todo lo mencionado, ¿hay algún aspecto rescatable del Suikoden IV? Sí, y no es uno solo. Si bien la trama, tan buena como la de los otros juegos, y la mayoría de los personajes, igual de interesantes, en ningún momento alcanzan todo su potencial (y es una tristeza), poco a poco consiguen despertar interés. La historia cuenta con figuras muy bien definidas que roban cámara, como la fuerte y estricta Kika, líder de una banda de piratas, la alcohólica pero brillante estratega Elenor Silverberg, o el héroe-villano Troy; a pesar de que faltan momentos emocionales en la trama, es muy difícil no sentir simpatía por Lazlo, el único de los héroes de la serie que no ha elegido sacrificarse (sino que tiene que hacerlo ya de por sí), y menos cuando el juego no nos deja olvidar lo precario de su situación: cada vez que nos vemos obligados a utilizar su runa en combate, nuestro personaje recibe daño físico y (con un poco de mala suerte) podría incluso morir en el acto.
Los gráficos, sobre todo los de paisajes y construcciones, tuvieron mejoras impresionantes; las escenas de pelea mostraban el estilo propio de cada personaje en cuanto a acometer, esquivar y retirarse; los ataques en conjunto iban desde lo más cómico hasta lo más espectacular y estaban impregnados de la personalidad de quienes los ejecutaban. Se contaba con más minijuegos que los de costumbre a bordo de la Dauntless (uno de ellos, una especie de Big Brother que arma un hombre que se autonombra inquisidor, pero que en realidad está loco por el chisme) y las escenas de duelo resultaban especialmente vistosas y dinámicas.
Si no fuera por otra, quienes hubieran jugado el primer Suikoden contaban con una muy buena motivación para gastar horas en éste: una de las estrellas del destino con quienes Lazlo hace amistad es otro portador de una runa maldita; un muchachito solitario llamado Ted que durante ciento cincuenta años ha vagado sin rumbo fijo, intentando contener el terrible poder de la Devoradora de Almas.
El Suikoden IV fue como un suculento platillo cocinado a la prisa y con ingredientes de calidad inferior a la óptima. Para empeorar las cosas, la división de Konami de los Estados Unidos lo presentó como la octava maravilla y le dio un trabajo de promoción y difusión como jamás lo había hecho con los otros juegos (página de internet con trivias y premios en línea, regalos si uno adquiría el juego por adelantado, etc.); la inversión se fue prácticamente por la coladera. Hay, sin embargo, dos motivos por los que los fans de la saga deberían animarse a probarlo: Ted es una; la otra, un juego que aparecería tiempo después: Rhapsodia, o Suikoden Tactics que funciona al mismo tiempo como historia alternativa, precuela y secuela.
En la isla de Razril un grupo de cadetes se prepara para realizar misiones de patrullaje y combatir a los piratas que frecuentemente atacan los barcos mercantes; un grupo de ellos, entre los que se encuentran un joven llamado Lazlo y su mejor amigo, Snowe, acaban de graduarse y les otorgan respectivamente el grado de marino y comandante de un barco de reconocimiento. Lazlo, algo tímido y muy sencillo, es un espadachín virtuoso y un estratega inteligente, pero Snowe, menos capaz, ha llegado a donde está debido a que su padre es el gobernador de la isla. En uno viaje aparentemente de rutina, su barco se encuentra con el de un famoso pirata, Brandeau, y en medio de la crisis, Lazlo tiene que tomar el mando del barco mientras que su amigo lo abandona a su suerte.
Nadie se imagina que el pirata Brandeau es portador de una de las Runas Verdaderas, y la más terrible de las conocidas: la Runa del Castigo, que, además de poseer un inmenso poder de destrucción, se aloja en la mano de su huésped a manera de virus hasta que le consume la vida y busca por sí sola otra víctima.
Tras una serie de trágicos acontecimientos, la runa va a parar a Lazlo, y él, en compañía de tres amigos, tiene que soportar la pena del destierro, la traición de la persona en quien más confiaba y la certeza de que no le queda mucho tiempo de vida.
Rescatados de una balsa en medio del mar, Lazlo y sus compañeros entran al servicio del rey de la isla de Obel, Lino En Kuldes. Con el tiempo, Lazlo se convierte en capitán de un navío enorme y bellísimo, la Dauntless, y poco a poco se le revela que lo que parecía una serie de rivalidades entre comerciantes de las islas tiene un cariz más oscuro. La guerra se extiende por el archipiélago a punta de armas nuevas y espantosas, los cañones rúnicos; y la clave de todo el conflicto podría estar en la runa que porta Lazlo. Aunque suene a locura, alguien la quiere, y la está buscando.
Suikoden IV fue el patito feo de la serie; las críticas que recibió, en especial de los fans occidentales, resultaron peores que el juego mismo. Vapulearlo se convirtió en un lugar tan común que quienes alcanzaron a descubrir sus cualidades, que no son pocas, casi se sintieron obligados a tomárselo como placer culpable.
De entrada, el título tiene defectos muy notorios que por desgracia se aparecen en las primeras horas de juego. Está por ejemplo el sistema de pelea; en lugar de los seis personajes habituales de los otros juegos, un grupo de combate admitía únicamente a cuatro y aunque en algún momento se podía preparar un grupo de doce para los viajes en barco o misiones diferidas, hacía muy difícil aprovechar a los combatientes de entre las 108 estrellas. La tercera dimensión fue un viaje sin retorno del Suikoden anterior, pero a pesar de que el diseño de personajes cambió de caricaturizado a mucho más adulto, a los modelos resultantes les faltó el encanto y la expresividad de los dibujos de Junko Kawano, del primer Suikoden, que fungió en éste como directora, además.
Ningún detalle, sin embargo, desanimaría más a hasta los fans más fieles que el estúpido sistema de navegación. Nuestros personajes pasaban HORAS moviéndose lentamente al ritmo de las olas, y ni en una nave tan poderosa como la Dauntless se encontraban a salvo de repetidos, muy repetidos ataques de monstruos y otros enemigos. Para anclar en algún puerto, había que dar vueltas y vueltas hasta atinarle a un punto preciso, y si había que recorrer un camino a pie, no era posible dar unos pasos sin meterse en todavía más peleas.
Con todo y que fue el primer Suikoden que contó con actuaciones de voz, éstas, en inglés, resultaron más bien flojas y sobre todo mal dirigidas.
Después de todo lo mencionado, ¿hay algún aspecto rescatable del Suikoden IV? Sí, y no es uno solo. Si bien la trama, tan buena como la de los otros juegos, y la mayoría de los personajes, igual de interesantes, en ningún momento alcanzan todo su potencial (y es una tristeza), poco a poco consiguen despertar interés. La historia cuenta con figuras muy bien definidas que roban cámara, como la fuerte y estricta Kika, líder de una banda de piratas, la alcohólica pero brillante estratega Elenor Silverberg, o el héroe-villano Troy; a pesar de que faltan momentos emocionales en la trama, es muy difícil no sentir simpatía por Lazlo, el único de los héroes de la serie que no ha elegido sacrificarse (sino que tiene que hacerlo ya de por sí), y menos cuando el juego no nos deja olvidar lo precario de su situación: cada vez que nos vemos obligados a utilizar su runa en combate, nuestro personaje recibe daño físico y (con un poco de mala suerte) podría incluso morir en el acto.
Los gráficos, sobre todo los de paisajes y construcciones, tuvieron mejoras impresionantes; las escenas de pelea mostraban el estilo propio de cada personaje en cuanto a acometer, esquivar y retirarse; los ataques en conjunto iban desde lo más cómico hasta lo más espectacular y estaban impregnados de la personalidad de quienes los ejecutaban. Se contaba con más minijuegos que los de costumbre a bordo de la Dauntless (uno de ellos, una especie de Big Brother que arma un hombre que se autonombra inquisidor, pero que en realidad está loco por el chisme) y las escenas de duelo resultaban especialmente vistosas y dinámicas.
Si no fuera por otra, quienes hubieran jugado el primer Suikoden contaban con una muy buena motivación para gastar horas en éste: una de las estrellas del destino con quienes Lazlo hace amistad es otro portador de una runa maldita; un muchachito solitario llamado Ted que durante ciento cincuenta años ha vagado sin rumbo fijo, intentando contener el terrible poder de la Devoradora de Almas.
El Suikoden IV fue como un suculento platillo cocinado a la prisa y con ingredientes de calidad inferior a la óptima. Para empeorar las cosas, la división de Konami de los Estados Unidos lo presentó como la octava maravilla y le dio un trabajo de promoción y difusión como jamás lo había hecho con los otros juegos (página de internet con trivias y premios en línea, regalos si uno adquiría el juego por adelantado, etc.); la inversión se fue prácticamente por la coladera. Hay, sin embargo, dos motivos por los que los fans de la saga deberían animarse a probarlo: Ted es una; la otra, un juego que aparecería tiempo después: Rhapsodia, o Suikoden Tactics que funciona al mismo tiempo como historia alternativa, precuela y secuela.
Recomendaciones: Para lo fans más fieles, que seguro lo acabarán disfrutando. Ármense de paciencia, en especial con los malditos barcos; la posibilidad de teletransportación aparece relativamente pronto en el juego.
Abstenerse: Si no son seguidores de Suikoden y quieren probarlo, por favor, por favor, por favor, que no sea éste el primer título que jueguen, porque es muy probable que los haga odiar toda la serie.
Sección multimedia
- El intro de Suikoden IV, en tercera dimensión. El tema musical es obra e interpretación del acordeonista japonés Coba, que también ejecuta, en los créditos al final del juego, una versión preciosa del tema principal de la serie, Genso no Sekai. Todavía no entrego los premios del concurso anterior (valdrá la pena esperar, muchachos, ya verán), pero voy a lanzar otro, muchísimo más sencillo: la primera persona que me localice a Ted en este video, podrá... ejem... ayudarme a escoger sus cinco rolas favoritas de Suikoden para incluír en la entrada cuando hablemos de la música de toda la serie.
- El comercial japonés de Suikoden IV, que pudo haber estado más lindo; y el trailer de cinco minutos que presentó al cuarto de la serie en los Estados Unidos, con media taza del nuevo compositor, Norikaz Miura... y un litro de curvas de la maestra de runas, Jeane.
5 comentarios:
Alas, that I didn't give the game another chance... Es curioso, pero mirando el trailer y el anuncio me doy cuenta de que jugué bastante... Estoy tratando de recordar en qué punto me harté y dije: "basta ya, suficiente". Creo que fue cuando todos se sorprenden porque no se habían dado cuenta de que habían estado viviendo en un barco dentro de una cueva. Eso me pareció absurdo e indigno de un Suikoden...
Pero en fin, tus palabras hacen que me den ganas de darle otra oportunidad. Por cierto, la música del intro... personalmente no me gusta; nunca me gustó. Creo que ése fue la primera mala impresión que nunca olvidé. Y luego, después de protagonistas que hablan en el III, volver a prota mudo fue también un trago amargo. Y no me gusta cómo vistieron a mi querida Jeane. Pero sí, el tiro de gracia fue: "OMG, ¿así que todo este tiempo hemos estado en un barco? ¡Quién lo hubiera dicho! No nos habíammos dado cuenta, te lo juro que no..."
En fin... lo poco que he jugado del V promete más. Ya veré si tu review me lo confirma. Saludos!
mmmm pues para empezar el intro no me gusto la verdad.
No tiene esa magia y gracia de los anteriores, no es campechano, no tiene ese (tdut tdut tdut) (sonidos de ardilla).
Habra que darle una oportunidad al juego, pero pues es el que menos me a llamado la atención de todos los suikodens.
(ah y ya contesta tus mails Aisling >_< y ve los mensajes de tu cel)
El tiempo en el que pude haberlo jugado ya pasó y dudo mucho poder ponerle una mano encima. Me esperaré para el V.
Personalmente me interesaría jugarlo por la runa del castigo y por . . . obvio, ¡Ted!. ^_^
Coincido con Pei sobre la intro, ese aspecto sí lo ví cuando salió y a mi tampoco me gustó, especialmente después de la maravillosa obra que fue la del Suiko III.
Triste, pero este patito feo se quedó con dicha fama por decenas de detallitos que lamentablemente parecen haber pesado más que sus virtudes T_T.
P.D: Me consta el coraje de Pei con lo del barco. Cuando me lo contó se notaba la frustración por estar hablando de un Suikoden y no de un RPG cualquiera =P
Les digo, les digo... ¡a casi nadie le gustó el Suiko IV! Je, je, je... a quienes sí nos gustó, casi casi nos da vergüenza admitirlo. :#>
Pei: Ya me imagino la mala impresión... a mí tampoco me acabó de convencer el intro (todo), y el tema menos... pero cuando al final el mismo intérprete se avienta el tema Genso no Sekai... la verdad es que suena precioso. Creo que porque en ese momento su acordeón se hizo acompañar de un arpa... rara combinación, pero me agradó.
Mmmmm... no te pediría que le dieras una segunda oportunidad al juego, porque después de todo no es manda (y... mejor no digamos nada de cómo vistieron a Jeanne en el Suiko 5). Pero a lo mejor le hayas sabor si pruebas el Suikoden Tactics. Ahora... ¿seguro que llegaste solamente a lo del barco en la cueva? No recuerdo si entonces ya había salido Kika, y me la mencionaste.
Snake: Conste que ya contesté los mensajes. :>
Sul: Y sips... el pobre Suiko IV fue el pariente despreciado de la familia... Yo misma tuve que tenerle muuuuucha paciencia; lo estuve jugando principalmente por las ganas que tenía de volver a ver a Ted. Una vez lo tuve en mis garras... no pude parar. No, no pude parar. Pero tampoco estuve tan clavada (y eso fue algo bueno, porque jugué muuuy despacito y disfruté cada detalle. Ah, en especial lo del consejo para hacer los bollitos al vapor.
Pei, Snake, paciencia... sus regalos ya están casi terminados y seguro que les van a encantar.
Sí, sí llegué al punto de la historia en el que se te une Kika. La verdad es que sí, ella me gustó mucho, tanto físicamente como en personalidad... y lucha a dos espadas! Es genial y maravillosa. Quizá por ella debí darle más chance al juego, no sé.
¿Dices que a Jeanne la vistieron todavía peor en el V? :( Rayos, eso ya no me gusta... una cosa es que sea sexy por sí misma, y otra que lo sea por enseñar de modo innecesario. Ni modo U_U
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