Le tomaron al profesor Tolkien esta fotografía apenas unos meses antes de su muerte; pasaba de los ochenta y caminaba con un bastón (que, no sale en la foto, pero aquí está utilizando para jugar espaditas). Me sigue cautivando la sonrisa de este hombre tan guapo. Su expresión, citando a Lord Byron, es algo que “tell of days in goodness spent”. Tanta felicidad para alguien que la mayor parte de su vida pasó por dificultades... Me gustaría que mi propio rostro se viera así, a esa edad o a la que me toque llegar.
Interrumpimos nuestra semana del sushi (mañana volveremos a la carga) para un evento fuera de programa. Hoy, 25 de marzo, es el día mundial de leer a Tolkien; se eligió esta fecha por ser la de la caída de Sauron en El Señor de los Anillos. El 25 de marzo corresponde también, por cierto, a dos fiestas tradicionales cristianas: la crucifixión de Nuestro Señor (la primera que se fechó, al menos) y la Anunciación a la Santísima Virgen, de la que Tolkien era fan declarado y absoluto; así que para nuestro autor la fecha tal vez tendría otro significado también.
Para celebrar, y eso es lo que se me hace lindo, hay que tomar nuestra obra de Tolkien preferida y leerla donde queramos, en algún rinconcito privado o público; compartirla con nuestros seres queridos o con quien se nos atraviese. Pero como este 25 de marzo se me presenta tan ajetreado como las últimas terribles semanas, dudo mucho poder llevar a cabo una actividad que por otra parte me hubiera garantizado un día feliz y tranquilo.
Así que, para quienes quieran celebrar pero igual no cuenten con mucho tiempo o tengan que trabajar junto a su compu todo el día, les paso uno de mis fragmentos favoritos de una carta de Tolkien, que le escribió a Camilla Unwin, la hija de su editor, para ayudarla con un trabajo escolar en el que tenía que preguntarle a varias personas cuál es el propósito de la vida. Sí, es de corte religioso, quedan advertidos; podría tratarse de uno de esos ejemplos que alguien llamara hace algunos días “propaganda” (ya sé que no fue con malas intenciones, pero, ¡pésima elección de vocabulario! Suele suceder aquello de que si tú hablas de tu religión, es propaganda; pero si yo hablo de mi ateísmo, es libertad de expresión). Igual es muy lindo y me gustaría compartirlo con ustedes.
Cuál es el propósito de la vida
¿Qué significa realmente esa pregunta? Tanto propósito como vida necesitan alguna definición. ¿Se trata de una pregunta puramente humana y moral, o se refiere al Universo? Podría querer decir: ¿cómo deberíamos utilizar el período de vida que nos fue concedido? O: ¿cuál es el propósito/designio al que sirven los seres vivos, por el hecho de tener vida? La primera pregunta, sin embargo, sólo tendrá respuesta (y si acaso) después de que se haya considerado la segunda.
Creo que las preguntas sobre “propósito” son útiles nada más cuando se refieren a los propósitos conscientes o a los objetivos de los seres humanos, a los usos de las cosas que diseñan y fabrican. En cuanto a “otras cosas”, su valor reside en sí mismas; SON, existirían incluso si nosotros no.
Pero ya que existimos, una de sus funciones es que nosotros las contemplemos.
Si subimos la escala hasta otros seres vivos, como , digamos, una plantita, reconoceremos cierta forma y organización: un “patrón” reconocible (con sus variantes) en su clase y retoños; y esto es sumamente interesante, porque estas cosas son otras y nosotros no las fabricamos, y parecen venir de una fuente de sabiduría e invención más rica que la nuestra.
La curiosidad humana pronto pregunta el CÓMO: ¿de qué manera llegó a ocurrir esto? Y puesto que el “patrón” reconocible sugiere un diseño, podemos continuar al POR QUÉ. Pero el POR QUÉ, en este sentido que implica razones y motivos, sólo puede referirse a una MENTE. Sólo una Mente puede tener propósitos, en cualquier forma o grado, afines a los humanos. Así pues, de inmediato, cualquier pregunta de ¿por qué la vida, la comunidad de seres vivos, apareció en el universo físico?, nos lleva a la cuestión: ¿Hay un Dios, un Creador/Diseñador, una Mente afín a la nuestra (que ha surgido de ella), de modo que Ésta nos sea en parte inteligible? Con ello llegamos a la religión y a las ideas morales que de ella proceden. De esto sólo diré que la moral tiene dos aspectos derivados del hecho de que somos individuos (como hasta cierto punto lo son todos los seres vivos) pero no estamos, no podemos vivir aislados, y tenemos un víncuo con todas las otras cosas, cada vez más cercano al vínculo absoluto con nuestros propios congéneres humanos.
Entonces, la moral debería ser una guía para nuestros propósitos humanos, la norma de nuestras vidas en a) la manera en la que podemos perfeccionar nuestros talentos humanos sin desperdicio ni abuso; y b) sin lastimar a nuestros semejantes ni interferir con su crecimiento. (Más lejos y más noblemente está el autosacrificio por amor).
Pero éstas son sólo respuestas a la pregunta más sencilla. Para la más elevada no hay respuesta, porque para ello se requeriría un completo conocimiento de Dios, que es imposible de alcanzar. Si nos preguntamos por qué Dios nos incluyó en su diseño, no podemos responder más que porque Lo Hizo.
Si uno no cree en un Dios personal, la cuestión: ¿Cuál es el propósito de la vida? no puede preguntarse, ni puede resolverse. ¿A quién o a qué se la haríamos? Pero como en algún rincón (o rincones) perdidos del Universo han nacido mentes que se lo preguntan e intentan responder, uno puede dirigirse a otro de estos seres peculiares. Como uno de ellos, me podría a decir (hablando con absurda arrogancia en nombre del Universo): “Soy lo que soy. No puedes hacer nada al respecto. Puedes intentar descubrir lo que soy, pero nunca lo lograrás. Y en cuanto a para qué querrías hacerlo, no lo sé. Tal vez el deseo de saber sólo porque sí tiene que ver con las plegarias que algunos de ustedes dirigen a lo que llaman Dios. En su más alto nivel, éstas parecen simplemente alabarlo por ser, porque es, y por hacer lo que ha hecho, porque lo hizo”.
Los que creen en un Dios personal, Creador, no piensan que el universo mismo sea objeto de alabanza, aunque el estudiarlo con dedicación puede ser una de las formas de honrarlo a Él. Y mientras que como seres vivos estamos dentro del universo y lo constituímos en parte, nuestras ideas de Dios y nuestra forma de expresarlas habrán salido, en gran parte, por contemplar el mundo que nos rodea. (Aunque también hay revelaciones, tanto para la humanidad en general como para algunas personas en particular).
Entonces, puede decirse que el propósito principal de la vida, para cada uno de nosotros, es acrecentar, de acuerdo con nuestras capacidades, nuestro conocimiento de Dios, por cuantos medios dispongamos, y motivarnos con ello a la alabanza y el agradecimiento. Hacer, como decimos en el Gloria in Excelsis: Laudamus te, benedicamus te, adoramus te, glorificamus te, gratias agimus tibi propter magnam gloriam tuam. Te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias por la grandeza de tu esplendor.
Y, en momentos de exaltación, podemos convocar a todo lo creado a unirse a nuestro coro, y hablar por ellos, como se hace en el salmo 148 y en el canto de los tres niños en Daniel. ALABEN AL SEÑOR... todas las montañas y las colinas, los huertos y los bosques, los seres que se arrastran y los pájaros que vuelan.
Interrumpimos nuestra semana del sushi (mañana volveremos a la carga) para un evento fuera de programa. Hoy, 25 de marzo, es el día mundial de leer a Tolkien; se eligió esta fecha por ser la de la caída de Sauron en El Señor de los Anillos. El 25 de marzo corresponde también, por cierto, a dos fiestas tradicionales cristianas: la crucifixión de Nuestro Señor (la primera que se fechó, al menos) y la Anunciación a la Santísima Virgen, de la que Tolkien era fan declarado y absoluto; así que para nuestro autor la fecha tal vez tendría otro significado también.
Para celebrar, y eso es lo que se me hace lindo, hay que tomar nuestra obra de Tolkien preferida y leerla donde queramos, en algún rinconcito privado o público; compartirla con nuestros seres queridos o con quien se nos atraviese. Pero como este 25 de marzo se me presenta tan ajetreado como las últimas terribles semanas, dudo mucho poder llevar a cabo una actividad que por otra parte me hubiera garantizado un día feliz y tranquilo.
Así que, para quienes quieran celebrar pero igual no cuenten con mucho tiempo o tengan que trabajar junto a su compu todo el día, les paso uno de mis fragmentos favoritos de una carta de Tolkien, que le escribió a Camilla Unwin, la hija de su editor, para ayudarla con un trabajo escolar en el que tenía que preguntarle a varias personas cuál es el propósito de la vida. Sí, es de corte religioso, quedan advertidos; podría tratarse de uno de esos ejemplos que alguien llamara hace algunos días “propaganda” (ya sé que no fue con malas intenciones, pero, ¡pésima elección de vocabulario! Suele suceder aquello de que si tú hablas de tu religión, es propaganda; pero si yo hablo de mi ateísmo, es libertad de expresión). Igual es muy lindo y me gustaría compartirlo con ustedes.
Cuál es el propósito de la vida
Carta de J.R.R. Tolkien a Camilla Unwin.
Traducida por: Yours Truly
¿Qué significa realmente esa pregunta? Tanto propósito como vida necesitan alguna definición. ¿Se trata de una pregunta puramente humana y moral, o se refiere al Universo? Podría querer decir: ¿cómo deberíamos utilizar el período de vida que nos fue concedido? O: ¿cuál es el propósito/designio al que sirven los seres vivos, por el hecho de tener vida? La primera pregunta, sin embargo, sólo tendrá respuesta (y si acaso) después de que se haya considerado la segunda.
Creo que las preguntas sobre “propósito” son útiles nada más cuando se refieren a los propósitos conscientes o a los objetivos de los seres humanos, a los usos de las cosas que diseñan y fabrican. En cuanto a “otras cosas”, su valor reside en sí mismas; SON, existirían incluso si nosotros no.
Pero ya que existimos, una de sus funciones es que nosotros las contemplemos.
Si subimos la escala hasta otros seres vivos, como , digamos, una plantita, reconoceremos cierta forma y organización: un “patrón” reconocible (con sus variantes) en su clase y retoños; y esto es sumamente interesante, porque estas cosas son otras y nosotros no las fabricamos, y parecen venir de una fuente de sabiduría e invención más rica que la nuestra.
La curiosidad humana pronto pregunta el CÓMO: ¿de qué manera llegó a ocurrir esto? Y puesto que el “patrón” reconocible sugiere un diseño, podemos continuar al POR QUÉ. Pero el POR QUÉ, en este sentido que implica razones y motivos, sólo puede referirse a una MENTE. Sólo una Mente puede tener propósitos, en cualquier forma o grado, afines a los humanos. Así pues, de inmediato, cualquier pregunta de ¿por qué la vida, la comunidad de seres vivos, apareció en el universo físico?, nos lleva a la cuestión: ¿Hay un Dios, un Creador/Diseñador, una Mente afín a la nuestra (que ha surgido de ella), de modo que Ésta nos sea en parte inteligible? Con ello llegamos a la religión y a las ideas morales que de ella proceden. De esto sólo diré que la moral tiene dos aspectos derivados del hecho de que somos individuos (como hasta cierto punto lo son todos los seres vivos) pero no estamos, no podemos vivir aislados, y tenemos un víncuo con todas las otras cosas, cada vez más cercano al vínculo absoluto con nuestros propios congéneres humanos.
Entonces, la moral debería ser una guía para nuestros propósitos humanos, la norma de nuestras vidas en a) la manera en la que podemos perfeccionar nuestros talentos humanos sin desperdicio ni abuso; y b) sin lastimar a nuestros semejantes ni interferir con su crecimiento. (Más lejos y más noblemente está el autosacrificio por amor).
Pero éstas son sólo respuestas a la pregunta más sencilla. Para la más elevada no hay respuesta, porque para ello se requeriría un completo conocimiento de Dios, que es imposible de alcanzar. Si nos preguntamos por qué Dios nos incluyó en su diseño, no podemos responder más que porque Lo Hizo.
Si uno no cree en un Dios personal, la cuestión: ¿Cuál es el propósito de la vida? no puede preguntarse, ni puede resolverse. ¿A quién o a qué se la haríamos? Pero como en algún rincón (o rincones) perdidos del Universo han nacido mentes que se lo preguntan e intentan responder, uno puede dirigirse a otro de estos seres peculiares. Como uno de ellos, me podría a decir (hablando con absurda arrogancia en nombre del Universo): “Soy lo que soy. No puedes hacer nada al respecto. Puedes intentar descubrir lo que soy, pero nunca lo lograrás. Y en cuanto a para qué querrías hacerlo, no lo sé. Tal vez el deseo de saber sólo porque sí tiene que ver con las plegarias que algunos de ustedes dirigen a lo que llaman Dios. En su más alto nivel, éstas parecen simplemente alabarlo por ser, porque es, y por hacer lo que ha hecho, porque lo hizo”.
Los que creen en un Dios personal, Creador, no piensan que el universo mismo sea objeto de alabanza, aunque el estudiarlo con dedicación puede ser una de las formas de honrarlo a Él. Y mientras que como seres vivos estamos dentro del universo y lo constituímos en parte, nuestras ideas de Dios y nuestra forma de expresarlas habrán salido, en gran parte, por contemplar el mundo que nos rodea. (Aunque también hay revelaciones, tanto para la humanidad en general como para algunas personas en particular).
Entonces, puede decirse que el propósito principal de la vida, para cada uno de nosotros, es acrecentar, de acuerdo con nuestras capacidades, nuestro conocimiento de Dios, por cuantos medios dispongamos, y motivarnos con ello a la alabanza y el agradecimiento. Hacer, como decimos en el Gloria in Excelsis: Laudamus te, benedicamus te, adoramus te, glorificamus te, gratias agimus tibi propter magnam gloriam tuam. Te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias por la grandeza de tu esplendor.
Y, en momentos de exaltación, podemos convocar a todo lo creado a unirse a nuestro coro, y hablar por ellos, como se hace en el salmo 148 y en el canto de los tres niños en Daniel. ALABEN AL SEÑOR... todas las montañas y las colinas, los huertos y los bosques, los seres que se arrastran y los pájaros que vuelan.
9 comentarios:
Gracias Aisling por compartir tu fragmento preferido, aún así espero por la noche leer otro fragmento del hobbit uno de esos que me hacen reír a pierna suelta.
Yo leí hace ratito El herrero de Wootton mayor... sigo pensando por qué no me habrán invitado a esa fiesta...
:P
Aisling:
No he leído a Tolkien. Tengo la idea (érronea probablemente)de que es un autor que hay que leer temprano en la vida, o sea en la adolescencia para encontrarle el gusto.
Me he acercado poco a este tipo de literatura, pero lo recomiendas tanto que me lo antojas.
Vi las películas y no me desagradaron. ¿Con qué me recomiendas empezar?
Saludines.
Pues la leeremos en reunión chilanga. Yo me encargo de ello.
Por mi lado hoy he leído sobre la amistad de jack y tollers (versión de Duriez) y probablemente más al rato sobre Beren y Luthien.
Gation fue la palabra, casi español.
Aiya!
Apoyo a Petrus, la leeremos en la reunión tolkiendili de hoy a las 7:30 aproximadamente.
¿Gracias por esa bella imagen!
Bexos y abraxos desde el Bosque viejo!
¡Que carta tan bella!
Definitivamente te has convertido en mi recordatorio de fechas importantes (San Patricio y hoy) ¡Gracias por darme aún más motivos para festejar!
Yo no leí mucho, pero he puesto a toda la facultad de humanidades a resolver unos "acertijos en la oscuridad" :D
Pues ya estufas.
(si scrivó raró çe debet a pastillicas que tomo por el refrió)
Pues se leyó su texto.
Todo bien.
Sobre todo con la prima parte... la segunda hizo que Susana Chávez, Egidio y Aida Pliego se revolviesen como tlaconetes puestos en sal...
A la reunión llegaron también Mithvil, Claudia, Baya, el bibliotecario, cierta jayala persona, Lurulin y a medio cuerpo el que agora escribre líneas casi incoherentes y hinconexas.
Tuvo a bien preguntar Claudia una cuestión que no pude resolver del todo, pues pàreceme que me ahroa si pecaba de ignorancia del elenco. Ya qué.
Luego magis.
Hola Aisling!
Gracias por este hermoso post. Como ya dijeron algunos, lo leimos anoche en la reunión, la cual por cierto fue muy emotiva.
Un abrazo!
Claudia Elanor
Publicar un comentario