sábado, enero 17, 2009

John Henry

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Cuando estudiaba en la universidad, una muy querida compañera, C., me regaló, así nada más, sin motivo especial ni nada, un conejito de peluche que, de alguna u otra forma, recibió el nombre de “John Henry”. Un par de años después, este mismo nombre salió a relucir mientras me encontraba escarbando sobre los aspectos católicos en J.R.R. Tolkien: esta vez, venía acompañado por el apellido “Newman”. Anoche tuve un muy extraño sueño con un diminuto conejo de algodón, con brillantes ojos de dulce; en algún momento, estuvo terrorífico. ¿Y todo esto, qué significa? Bueno, en algunas ocasiones, misteriosos hilos unen los acontecimientos de nuestras vidas.

Sí, ya sé que últimamente no he estado actualizando como tengo costumbre. Mil disculpas; el año empezó muy pesado (no me lo imaginaba) y, por desgracia, no muy lindo.

Por ahorita, estoy embarcada (y ocupadérrima) en el proyecto de una biografía del cardenal John Henry Newman, miembro del movimiento de Oxford (que pugnaba porque la iglesia anglicana volviera a sus raíces católicas) y fundador del Oratorio de Birmingham. En el 2005 anduve por aquella ciudad y por habérmele pegado al grupo de gente propicio (más bien porque estaba siguendo al escritor Charles Coulombe, a quien no identificaría sino dos horas después y sólo por sus ideas en una conferencia) terminé adentro no sólo del templo en el Oratorio, sino también en la biblioteca (foto de arriba) y en la habitación del padre Newman. Igual, yo no lo estaba buscando a él, sino a uno de sus seguidores, el padre Francis Morgan, tutor a su vez de un muchachito nada serio que de adulto se convertiría en mi escritor favorito.

De veras que nadie sabe por qué senderos lo llevará a uno la vida. Este año, el padre Newman será canonizado, y yo estoy traduciendo material para una biografía suya a publicarse a mediados del 2009. ¿A dónde va a llegar todo?

Hace un par de días, también, tuve un pequeño recordatorio de, casi casi citando a San Pablo, aquella vieja espina en mis carnes, aquel emisario de Satanás, que no me había visitado, da precisamente la casualidad, desde el 2005, aunque en el terrible 2008 asomó varias veces su fea jeta. La epilepsia no se cura; se controla, y esto ya se me había olvidado; no tengo prohibidos los videojuegos, que jamás me hicieron daño, pero sí el café, las desveladas y las tensiones, y entre el fin de 2008 y el principio de 2009 he tragado mucho de los dos últimos. Algo reventó en mi cabecita el jueves pasado, y lo hizo en una situación de lo más inconveniente (todo empezó con mi bendita ligirofobia). Tengo un miedo bárbaro de que el emisario de Satanás se convierta, como hace una década, en mi huésped habitual, que se estacione delante de mí y hasta que me exija té con galletitas en tardes y noches de cansancio.

Todavía no me entero de todos los trapitos sucios (y limpios también, que los hay, y muchos) del padre Newman, pero entre otras cosas que no le conocía antes está que siempre se metía en problemas por andar diciendo las cosas sin rodeos. También, que odiaba que se tomaran decisiones relacionadas con sus asuntos sin que él estuviera presente. Padre Newman, usted que entiende lo molesto que es que hablen mal de uno, y que siempre se azotaba para ser ejemplo de todo el mundo, ¿podría por favor pedirle al Señor que una servidora no se sienta tan mal por haber armado una escena?

A todos mis amigos lectores y colegas bloggers; no se preocupen, que no dejamos de escribir y de visitar, a pesar de que nuestro silencio parezca de ausencias. Aunque, como siempre, les pido paciencia.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Aisling, primero la salud y el bienestar, y luego todo lo demás. Saludos y apoyo - aunque sea sólo moral - para ti desde acá.

Kitsune dijo...

Totalmente de acuerdo con Izcoatl.
Saludos!

Fëaluin dijo...

No puedo más enviarte mis mejores deseos para tu salud...

¿Sirve decir de todo corazón que si fuera creyente rezaría por ti???

Cuidate

Chendo dijo...

En estos casos no basta con un buen deseo o un apoyo más que lejano, en verdad lo siento ... porque dentro de mis deseos de fin de año procuraba salud para TODOS mis conocidos y ... por lo que veo no siempre se pueden cumplir, saludos.

Aisling dijo...

Iz y Kit: Muchísimas gracias a los dos. En cierto modo yo también estoy de acuerdo, je, je, je... Ya estoy mejor y me cuido más.

Fëaluin: Esas palabras, escritas por ti, son como un chocolate blanco relleno de licor de cereza cremoso: muy dulces y lo hacen sentir mejor a uno inmediatamente. ¡Gracias!

Chendo: Por el contrario; los buenos deseos bastan y a veces hasta se desbordan. Tus buenos deseos todavía tienen garantía. Gracias.

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