Director: Roland Emmerich
Intérpretes: Steven Strait, Cliff Curtis, Camilla Belle, Joel Virgel, Affif Ben Badra, Mona Hammond.
Lo bueno: Está hecha para pasar un rato divertido.
Lo malo: No deja de ser dominguera (miercolera, diría yo). Su encanto se termina junto con los créditos.
Calificación: ***
¿Recuerdan Stargate, aquella deliciosa película de aventuras a la antigüita que realizara Roland Emmerich en los noventa? Ajá, ésa que parecía revivir las viejas glorias del cine de aventuras, y que dio origen a la serie de televisión del mismo nombre. Si la respuesta es no, es comprensible, y una lástima, porque las entregas más conocidas de este director alemán-hollywodense son aquella patrioterada de Día de la Independencia,
Con esos antecedentes, la verdad yo me esperaba cualquier cosa de
La historia, totalmente lineal (y que podría ser predecible si no fuera por dos o tres giros que sí alcanzan a desconcertar) presenta al cazador de mamuts D’Leh (Strait), un héroe que no es particularmente listo, valiente, decidido o ejemplar, en su misión por rescatar a su prometida Evolet (Belle), prisionera, junto con buena parte de su tribu, de una misteriosa raza hostil que, se nos insinúa, podría ser el último vestigio de un continente perdido (¿la Atlántida?). Eso es todo. Durante hora y media seguimos a D’Leh y su grupo de aliados por geografías imposibles hasta para el Paleolítico, los veremos enfrentar a feroces bestias directamente sacadas de Los monstruos que alguna vez conocimos, entablar batallas contra el grupo hostil y bordear, peligrosamente pero con gracia, los límites del cliché.
Varios detalles apoyan la producción: uno, el hecho de que (salvo la cadenciosa voz de Omar Shariff en la narración) no haya nombres ultrafamosos en el reparto (el trabajo de maquillaje y peluquería cubrió a la perfección los rasgos maoríes de Cliff Curtis, Porourangi de La leyenda de las ballenas, fenomenal como el guerrero Tic'Tic. Debo haberlo escrito antes en algún lado, pero a mí las personas maoríes de Nueva Zelanda me parecen extraordinariamente bellas); otro, que los efectos especiales, como debe ser, no interfieren con la trama; y, por último, la música anticuada, del mismo corte que Stargate.
Lo mejor es que ésta es una película sin pretensiones, sin siquiera un intento de profundidad, pero mucho menos comercial que las obviedades anteriores de Emmerich. La verdad no supe qué clasificación le habrán puesto, pero yo no tendría ningún problema en llevar a niños a verla; para el tema que trata, no es nada sangrienta, y es curioso notar que incluso a los animales virtuales se les trata con suficiente gentileza.
Ya casi no llegan al cine cintas que uno puede ver por puro afán de entretenimiento y sin riesgo de que el cerebro se convierta en pulpa;
Abstenerse: Si esta película de Mel Gibson los hizo rabiar hasta quitarles el sueño, y si últimamente se han tomado demasiado en serio el cine europeo.
3 comentarios:
Pues me acabas de decidir: no la veré. (O por lo menos no pagaré por verla)
Yo la disfruté mucho, obviamente ignorando las discrepacias geográficas. Creo que lo que más me gustó fue precisamente el guiño esotérico con respecto a las referencias de la Atlántida, porque al menos la película está bien informada en ese sentido (aunque no en el geográfico, insisto). Olvidable pero disfrutable.
Tal vez me hubiera gustado, pero el día que fui y estaba no me latió...
Además, para ver películas "fantásticas" debo de convencer a mi media naranja, que no es muy aficionada al tema...
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