lunes, diciembre 03, 2007

La princesa del Kalahari


Soy sentimental, de acuerdo. No suelo llorar con las películas (bueno, “Juegos de patriotas” fue la excepción; a los quince minutos estaba berreando “¡Sáquenme de aquí! ¡Devuélvanme mi dinero!”... o será también que cuando el actor Sean Bean llora, yo me le uno), pero los libros y los videojuegos que pasan por mis manos/ojos suelen llevarse pañuelos desechables por delante.

En los últimos meses, sin embargo, ha ocurrido algo insólito; me ha hecho llorar un programa de tele. Una telenovela. Un reality show, para acabarla de amolar.

En todas las historias mueren personajes, ya sé, y uno se siente mal por ello. Pero nada lo prepara a uno para el cómo se siente cuando los personajes son de carne y hueso.

La tercera temporada de Meerkat Manor (“El reino del suricato”, en Animal Planet en español) fue la despedida para la mayor parte de sus figuras más entrañables; incluyendo la protagonista, nomás para recordarnos que lo que estamos viendo no salió de la mente de un escritor medio sádico, sino de la mano de la naturaleza y las cámaras de documentalistas. En el penúltimo episodio, le tocó a mi suricata favorita desde el comienzo de la serie: la tierna, generosa, fuerte como el acero, Mozart.

Soy mala para los homenajes, y montones de personas que se sintieron tan conmovidas con esta pérdida como yo ya se me adelantaron en youtube con videos muy bonitos. De todas formas, quisiera escribir algo, no porque haga falta (ninguno de los televidentes que siguen Meerkat Manor la olvidará, eso es seguro), sino para poner mi medio granito de arena a su memoria, aliviarme un poco el ánimo, que todavía siento algo pesado, y reconocer en público que llegué a querer a este animalito de la tele casi como una mascota.

Si alguno de los presentes considera ridículo pasar tristeza por una mascota, ya puede detenerse aquí. De lo contrario, adelante, por favor.

Yo, la verdad, no sabía nada de las suricatas antes de ver El Rey León, y aún así no tenía idea de a qué especie pertenecía Timón hasta que encontré un juguete parlante de la película (“La suri...¿qué?”). La misma serie Meerkat Manor no me vino ni me fue antes de la repetición de la segunda temporada... pero a partir de ahí, me hice adicta.

Las suricatas son mamíferos pequeños, parecidos a las mangostas, que habitan el sureste de África. El programa Meerkat Manor salió a partir de una investigación realizada durante 13 años por la Universidad de Oxford de varios grupos de esta especie que habitan en el desierto del Kalahari; por primera vez se pudo observar en detalle sus hábitos y costumbres, y cuando los científicos vieron que la situación se parecía extrañamente a una telenovela, decidieron presentarla como tal.

Las suricatas viven en clanes muy organizados, encabezado por una hembra alfa y su consorte, los únicos que pueden aparearse y tener cría, y que se ocupan además de buscar buenos territorios de caza (son animales carnívoros; se alimentan de insectos y gusanos) y defender a la familia contra otros grupos rivales.

Mozart era hija de Flor, la hembra dominante del grupo llamado Bigotes, y, mis sospechas nada más, de Youssarian, un macho al que Flor dejó más adelante por su segundo y definitivo consorte Zaphod. Su papel en el clan era el de niñera de los cachorros de Flor, pero se comportaba como la de todo el mundo. Mozart cuidó de su hermano de camada, el héroe Shakespeare, después de que a éste lo mordiera una serpiente venenosa; consoló a sus papás en momentos de crisis, hizo todo por calmar los ánimos de su hermana rebelde, Tosca, y hasta le perdonó lo imperdonable a su media hermana Kinkajou. En una sola ocasión intentó imponerse sobre su grupo.

Uno hubiera esperado que la vida correspondiera a la bondad de Mozart con la misma moneda, pero no fue así; su existencia no fue sino una cadena de desgracias. Mozart solía enamorarse de quien no debía, y sus embarazos no programados le valieron, una y otra vez, la expulsión del clan Bigotes. La mayoría de sus cachorros no llegaron a adultos; algunos perecieron de hambre y abandono; otros, asesinados (la última camada por Kinkajou, hermana y rival de amores de Mozart).

La mala suerte de Mozart la llevó primero a un grupo condenado y después a vagabundear en solitario; cuando trató de reunirse con su familia, ellos la echaron como si se tratara de una extraña. Su única esperanza de compañía y sobrevivencia terminó con un incendio totalmente inesperado en el desierto; después con una batalla entre grupos rivales; y Mozart, superviviente de mil calamidades, fue a convertirse en la víctima de algún depredador.

La vida no es como en las películas, ni siquiera como las más malas; aparte de la “larga derrota” que describiera el profesor Tolkien yo añadiría un rosario de injusticias; y es muy, muy fácil torturarse con ello.

Mozart siempre hizo el bien; ¿por qué, entonces, tenía que irle tan mal? Al final, ¿de qué sirvió todo? ¿Para qué sirve un programa como Meerkat Manor?, le pregunté ayer a mi esposo G. mientras intentaba comerme una Santa Fe de pollo con un aderezo mucho muy salado y molesto que me goteaba intermitentemente de las mejillas. Su respuesta me puso a pensar.

Estos animalitos, las suricatas, llevan siglos viviendo sus ya difíciles existencias en el Kalahari sin que la gente como yo se diera cuenta siquiera de que existían. La gente como yo, acostumbrada a usar y tirar, no les pone las cosas más sencillas con cambio climático, desechos, contaminación a gran escala y todos los efectos secundarios de la raza humana. De pronto, unos cuantos millones vemos la televisión (vaya ironía) y comenzamos a concientizarnos, aunque sea en forma de clubes de fans, donación de recursos y pensársela dos veces antes de revolver orgánico con inorgánico. Tal vez ese haya sido el objetivo del programa.

De cualquier forma, este asunto generalizado está muy lejos de hacerle justicia a Mozart, la princesa del Kalahari. Este animalito de 40 centímetros enfrentó la adversidad con una entereza que a varios humanos nos dejaría en vergüenza. Mozart siempre fue optimista, siempre resistente. A pesar de su mala suerte, nunca se volvió amargada ni dejó de prodigar amor a raudales. Protegió a su familia. Quiso mucho a sus parejas. Sola, se consiguió una madriguera que acondicionó con sus propias garritas. Sobre todo, se ganó el corazón de millones que nunca estuvieron más cerca de ella que lo que una cámara a miles de kilómetros.

Dicen que los animales son lo que nos queda de paraíso en la tierra. La misión particular de Mozart probablemente haya sido recordárnoslo (no todos los ángeles tienen alas, y sería muy aburrido si todos fueran antropomórficos). Valiente Mozart, cariñosa, fuerte, amable; gracias.

También digo, en cuanto a la conducta humana, que Dios está poniendo a prueba a los hombres para que se den cuenta de que también ellos son como animales. En realidad, hombres y animales tienen el mismo destino: unos y otros mueren por igual, y el aliento de vida es el mismo para todos. Nada de más tiene el hombre que el animal: todo es vana ilusión y todos paran en el mismo lugar. Del polvo fueron hechos todos, y al polvo todos volverán. ¿Quién puede asegurar que el espíritu del hombre sube a las alturas de los cielos y que el espíritu del animal baja a las profundidades de la tierra?

Eclesiastés 3, 18-21

5 comentarios:

Kitsune dijo...

Yo también soy fan de Mozart!!!
Pensé que nadie más había visto esa serie tan bonita que me hizo tenerle confianza a la "tv real"
hehehe

Pasé algunas entretenidas, lacrimosas e interesantes tardes viéndolo durante el verano por Canal 22. Fue cuando comprendí qué sienten las señoras que esperan día con día un nuevo episodio de su telenovela, pero en este caso con una belleza surgida de la realidad, la naturaleza de animales tan interesantes...

Me encantó tu texto, le hace honor a los suricatos que nos enseñaron más acerca del hombre que muchos programas cpn seres humanos
:P

Aisling dijo...

Je, je, je... gracias... yo de hecho también creí que era la única, al menos de por aquí, que seguía este programa. :#>

Totalmente de acuerdo, Mozart era la onda, y solamente espero que en el cielo de los suricatos encuentre toda la felicidad que se merecía (y que ponga en su lugar a su novio Carlos, que se estaba aprovechando de ella... entiendo... ya estoy sonando como fan de telenovelas de Televisa... je, je, je).

Ah, y que podamos ver un poco más sobre ella y su hermano Shakespeare (mi otro favorito) en la nueva película del año que entra, Meerkat Manor: Queen of the Kalahari... ¿sabías de esto, Kitsune? =D

Por cierto, parece que todo el mundo quiere sacarle jugo a la idea del Reino del Suricato... no me acuerdo dónde leí que están produciendo otra telenovela animal, pero ahora con lémures, y he visto en Animal Planet otro "reality" que se llama Las estrellas de Gombe, que habla de los chimpancés en el parque nacional de Gombe, en Tanzania. La verdad que está puaj... Al chimpancé más dominante y sangrón, que tiene fama de comerse a los bebitos, le pusieron "Frodo" (!!!!?????), y de todo lo que se trata el programa es que los machos quieren ver quién es el más golpeador y quién consigue más hembras, y las hembras finjen sumisión para manipular... demasiado parecidos a los humanos, para mi gusto, gracias.

Kitsune dijo...

Hahaha
Los chimpancés no me llaman la atención, quizá por lo mismo que dices: son demasiado parecidos a los humanos. Bueno, hasta en los zoológicos reciben visitas en las cuales la gente se queda horas y horas mirándolos mientras sienten que están conectados con ellos, se ven reflejados en cómo se echan sobre la hierba...

No sabía nada de la película, gracias por la info! la esperaré con ansias
:)
Por cierto, acabo de leer en wikipedia que también van a hacer un juego multiconsolas basado en la serie
:P

Aisling dijo...

¿Un juego multiconsolas...? Si sale para DS, ¡yo lo quiero! Y si en él es posible cambiar el destino de Mozart, ¡con más razón!

Anónimo dijo...

Despué de que supe de la muerte de Mozart realmente me ha afectado y lo digo en serio, para mi Mozart es sinonimo de amor, dulsura, ternura, y asi me la puedo pasar describiendo a Mozart.
Su muerte me pudo mucho por que después de las adversidades lo que uno piensa es que va a ser feliz o al menos es lo que nos muestrtan las peliculas, series y telenovelas, la joven muchacha que tanto sufgrio al final tiene su recompensa y es feliz, pero con Mozart no fue asi, después de que partecia verse una luz cuando se formo su grupo todo se fue al carajo y lo peor es lo tragico que termino, realmente fue una gran suricata, la princesa del Kalahari que nunca podre olvidar, otrta que tambien fue igual de tierna fue Tosca desgraciadamernte en la serie se nos mosotro muy diferente pero ella tambien tubo muchasd adversidades, ella dos para mi se ganaron mi coprazxon en primer lugar Mozart seguido de su hermana Tosca...El Kalahari a perdido a dos grandes princesas, pero mi corazon nunca las perdera

Mozart y Tosca siempre las recordaré

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