lunes, julio 05, 2010

Dios



El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?
Del Salmo 27.


Trabajar sin goce de sueldo es mucho, muy similar a estar desempleado, salvo que se cuenta con menos tiempo libre. Y que lo único que lo mantiene a uno andando es la fuerza del compromiso; de ahí en demás, hay que sacar fuerzas para corregir la situación, planear mejor el presupuesto, y, lo que menos me gusta, estirar el dinero familiar, que de pronto se encuentra vulneradísimo.

Justo cuando no estábamos en condiciones de nuevos golpes, al Capitán se le ocurrió llevar a la casa a una perrita cruza de Doberman que se encontró abandonada. Aquí en la casa de ustedes no se le cierran puertas a animales en problemas (ni a humanos, la verdad), así que acogimos a otra boquita hambrienta. ¡Y una boca tan grande! P. (como la llamamos) necesitaba el triple de alimento que nuestros dos perros. También exigía afecto y atención. No se veía con intenciones de perseguir gatos, pero era algo brusca para jugar. Por otro lado, era cariñosa, obediente y bien portada. No merecía terminar en la calle, o en la perrera (las de México son particularmente horrendas).

Durante dos semanas y pico estuvimos buscando a los dueños de P. por las calles y por internet. Nada; ni carteles, ni anuncios. La llevamos a pasear por donde la había recogido el Capitán. Ningún resultado. Después decidimos regalarla. Una representante de adoptandounamigo.com nos recibió con el gesto torcido y las preguntas directas de costumbre (“¿Ya la registraron con nosotros? ¿Está esterilizada y desparasitada? ¿Tiene todas sus vacunas?” Sin generalizar, por favor. En esta organización hay gente verdaderamente amable y accesible, pero esta cierta señora con quien por desgracia parecemos tropezarnos cada que los visitamos no lo es). Nada se pudo hacer tampoco. Como sabíamos que el esterilizarla aumentaría sus posibilidades de adopción, decidimos al menos hacer esto. El costo de una esterilización no es caro con nuestro veterinario de confianza, pero hay circunstancias donde hasta una moneda de centavo caída en el arroyo duele.

Cuando fuimos a recogerla, unos dos días tras la operación, P., todavía adolorida, se lanzó a los pies de un señor que acababa de llegar a la veterinaria, y estuvo ahí suspirando y lanzando aullidos cortos y sentidos hasta que recibió su dosis de cariño de un extraño. Supimos después que él era otro buen samaritano de animales abandonados. Nuestro veterinario habló con el señor, y él se quedó pensando. Después nos pidió nuestro teléfono.

Tres días más tarde, llamó. Que ya le había encontrado una casa a P., dijo, y que si estaba bien por nuestra parte, iría a recogerla. Supimos más adelante que el señor contaba en su historial con ocho adopciones facilitadas, y que él mismo tenía varios perros, no todos los que quisiera porque a su esposa no le gustan.

Para variar, no fue fácil desprenderse de P., pero nos dio gusto que finalmente diera con un nuevo hogar. Poco antes de que la viéramos partir, el Capitán se volvió a verme y dijo con los ojos brillantes:

- Hasta eso que Dios nos ayudó. Si no hubiéramos llevado a esterilizar a la P., no nos hubiéramos encontrado a este señor.

No le respondí, porque en mi mente lo que tenía era un amargo “bueno, Dios nos podría haber ahorrado tantos problemas en primer lugar, ¿qué no? Podría haber evitado que te encontraras con la maldita perra. Podría no haberla separado de sus dueños”. Cada domingo tengo que convencer al Capitán para que me acompañe a la iglesia, y una vez ahí se comporta como chiquillo de tres años; me da trabajo hacer que se concentre. Sin embargo, me he dado cuenta de que su fe es mucho más sencilla que la mía, y mucho más grande. La respuesta ácida que me callé tuvo su propia respuesta dulce, y en minutos: Dios lo es de todas las criaturas vivientes.

Al abrir a la perrita, nuestro veterinario descubrió que tenía un tumor. No era maligno, pero tarde o temprano le causaría problemas, así que él aprovechó para extirpárselo. Por alguna razón P. se veía más sana y feliz cuando fuimos por ella. Y ahí está: si no se le hubiera perdido a sus dueños, que de todas formas no se mataron mucho para buscarla, si no la hubiéramos recogido, si no hubiéramos ido a esterilizarla y si no hubiéramos gastado en ello buena parte de los ahorros... ¿qué le hubiera sucedido?

Se dice que Dios actúa a través de sus creaturas; eso es a lo que llamamos “Providencia”. Y que Sus caminos son más raros y misteriosos que un cuento de August Derleth. No le falta imaginación, ni creatividad, ni sentido del humor a las historias que compone. Pero no podemos adelantar páginas de Su libro, perpetuamente inconcluso, sin haberlas leído. Me lo imagino completando un capítulo (¿a mano? ¿Con procesador de textos?) antes de comenzar otro, y describiendo lo de la familia que en algún lugar abraza y mima a una perrita que tal vez ya no se llama P. El Gran Entramador de pensamientos infinitos, el Creador de los mejores best sellers, puede haber anotado “y así, el sacrificio de estos dos valió la pena” O algo menos cursi. "Pero estos dos no se imaginaban lo que vendría a continuación". Gulp...

Señor, Tú ya sabes que a una servidora no le gustan las novelas de suspenso, ni las de superación personal, ni mucho menos las comedias románticas; pero si has querido meternos en una, ¿quién soy yo, subcreadorita, luz de cuarenta watts refractada en una cuenta rota, para andarte cuestionando? Con algo de incertidumbre, espero el principio del capítulo siguiente. Ahora sé cómo se sienten mis personajes cuando, en aras de darle interés a una historia, los rodeo de dificultades a resolver. Con la diferencia de que ellos no saben de mí; yo, al menos, tengo consciencia de quién me escribe. Y puedo pedirle, aunque sea con timidez, que cambie un poquitillo el argumento.

Para escuchar el salmo 27 en tagalo, una lengua que me encanta, hagan click aquí.

6 comentarios:

Kitsune dijo...

Piensa en Job y recuerda que, aunque a veces digamos un par de tonterías, aquí estaremos tus Elifaz, Bildad y Zofar para sentarnos contigo en silencio.

Todo lo que haces para ayudar a los animalitos será bien recompensado en su momento.
:)

Christian Domínguez Pérez dijo...

El cómo ayudan a los animales es un verdadero ejemplo e inspiración. Gracias por compartir estos textos pues puede que toquen directa o indirectamente la vida de muchas otras criaturas en el futuro.

Dark Soulless dijo...

Como buen teista sin religión, sólo diré que Dios es mágico, místico y que a pesar de que hace cosas que nos molestan, el sabrá por qué.

Un saludo y un abrazo efectuoso :)

Petrus Angelorum dijo...

El problema Ash es lamentamos dejar de haber sido simples.

Katherine Galo dijo...

Muy buen post.
Creo que ser subcreador ayuda mucho a comprender aunque sea un poco más la Historia que Dios escribe

Raven Lausleahleahhann dijo...

Amén.

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La casa de Aisling by Laura Michel is licensed under a Creative Commons Atribución-No Comercial-Sin Derivadas 2.5 México License.