sábado, octubre 31, 2009

Antisocial

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“There's no art to find the mind's
construction in the face”.


El rey Duncan, en Macbeth, de Shakespeare

Por fin, tras varios domingos de intenso cavilar, el pasado me decidí a ingresar a cierta red social por internet. Paso saliva. ¿Qué tiene que hacer una declarada antisocial (así es, una servidora) metida en Facebook? No crean que no me lo pregunté una, tres, puede que diez veces durante sendos fines de semana. Los primeros días fueron un infierno: ya lanzada al ruedo de lleno, me echaba a temblar cuando pensaba en el asunto. Estuve muy cerca de un ataque de pánico (va en serio, hiperventilación y náuseas incluídos) cuando, la tarde del lunes siguiente, abrí mi correo electrónico y encontré poco más de veinte mensajes relacionados con Facebook. Y por alguna razón me sentí mal cuando, entre más y más personas conocidas iban apareciendo en el sitio, más crecían mis deseos de seguir buscando, buscando. Gente que no he visto hace mucho tiempo; gente que por alguna razón dejé de ver; que se marchó cuando me quedé esperando, que se quedó cuando me tocó huír.

Como les contaba, soy antisocial. Eso, en mi muy particular caso, significa más o menos lo siguiente: tengo problemas para hablar en público (¿no es ésa una desdichadísima confesión para alguien que se dedica a dar clases?), me siento relativamente incómoda entre muchas gente que no conozco, y con todo que amo a las personas, las amo mucho y las amo más cuanto más las conozco, en los últimos cinco años he pescado la horrible costumbre de dejar de frecuentarlas, y hasta de esfumármeles a veces. Me retraigo de tal manera que hasta mis viejos amigos imaginarios tienen que pasar las de Caín para dar conmigo (esto también va en serio; más de lo mismo después).

Todo esto, salvo en contadas ocasiones, no significa que mi amor haya disminuído, aunque, me consta, el cansancio, las prisas y la tristeza son grandes asesinos de amor. Y éste, como buen niño pequeñito eterno, que no es otra cosa, consume cantidades enormes de tiempo, un alimento básico que deberíamos tener a manos llenas ahora con la tecnología moderna pero que, al contrario, pareciera escasear más según se inventan aparatos para hacernos la vida más tranquila.


Gracias al progreso del mundo, ahora trabajo más, gano menos y gasto igual (sí, la muy tarada); dedico tiempo extra a arreglarme las uñitas (los padrastros duelen más cuando la ropa no le queda bien a uno, y no me pregunten cuál es la relación que yo tampoco la entiendo) y paso horas inventando toda clase de remiendos ingeniosos para un viejo saco de arpillera que contiene los pocos sueños que todavía me quedan, y que de vez en vez confundo con el que guarda mi economía, porque ambos están igual de agujerados.

Así que ya se imaginarán que mi primera reacción a las redes sociales (puras asomadas de nariz al espacio del Capitán) fue verlas como otro ladrón de tiempo. Ahora que me siento un poco más tranquila estoy cayendo en la cuenta de que esta cosa del Facebook sirve de hecho para facilitar el contacto humano; no lo sustituye, como se suele creer; detrás de letras en pantallita hay personas también. Y si esas personas están demasiado ocupadas, demasiado lejos o demasiado tristes, pueden dejar algún mensajito y enterarse, como antes no podíamos hacerlo, de que no están solos.

Como todo, las redes sociales tienen sus desventajas; la mayor, cree una servidora, sin duda es el exceso de exposición; uno debe estar consciente de que el mundo lo puede estar observando y un corazón demasiado abierto puede dejar entrar infecciones. Por lo mismo, no hay nada todavía que asegure que el ciento por ciento de los pobladores de una red social son sinceros o bienintencionados; la “serpiente bajo la flor” (y dale, otra vez Macbeth) ya existía desde mucho antes que fuera posible esconderse en internet, y espero que estemos conscientes de que “False face must hide what the false heart doth know” (la última cita, prometido). En otras palabras, la prudencia por delante. ¡Ojalá que las redes sociales propicien más encuentros que desencuentros, más paz que conflictos!

Añadido en edición: ¿A que está fenomenal esta rola...?

8 comentarios:

Kitsune dijo...

Supongo que todos caen alguna vez
:P

Yo tengo el myspace sólo por las bandas, porque así me entero de lanzamientos de discos y conciertos, pero no lo uso para nada más. Del facebook, bueno, diría lo que George Clooney al respecto si lo pudiese recordar bien, tenía que ver con preferir un protólogo y manos frías...
:P

Yipie dijo...

Pues si hay que andarse con cuidado. Cuando lo de moda eran las salas de chat si te encontrabas a cada bizarro personaje que hasta daba miedo seguir. Las ventajas de sitios como Facebook es que puedes solo admitir a las personas que realmente conoces. TAmbién se puede hacer amigos y todo eso pero la verdad yo no lo hago. Hay gente que si agrega a cuanto contacto le parece interesante. Que bueno que te animaste a entrarle pero recordemos que nunca sustituirá el contacto real con la gente que queremos.

Raven Lausleahleahhann dijo...

Ah Benditas redes socales... gran desahogo para nosotros los ermitaños...

Gracias por las confesiones, me hacen sentir acompañada, creí que era la única mujer antisocial en este país.

Dark Soulless dijo...

Hola!

Yo tengo muchas paginas en redes sociales. No porque sea la persona más social de mundo, al contrario, soy muy antisocial, no me gustan las masas ni tratar con gente nueva, me cuesta trabajo.

Antes no tenía ninguna, detestaba la idea de que millones de personas están perdiendo su tiempo en algo tan estúpido, no entendía que se pudiese ser tan ocioso.

Luego, mi padre y yo, junto con otro de sus amigos, empezamos una tarea de saber porque existen las redes sociales, así que fue cuando nos internamos en todas esas cosas.

Por mi pate no me da miedo hablar en publico, pero tampoc me es tan facil.

Bueno, esppero que disfrutes de la experiencia de ocio que proporciona el Facebook, nos vemos luego, bye!

Master Pei dijo...

Bueno, yo cada vez me alejo más del Facebook. La verdad es que no me gusta nadita, pero lo mantengo igual porque de vez en cuando me sirve para enterarme de eventos, cumpleaños y demás, o para ver qué fotos mías suben a la red (sí, lo sé; mera vanidad).

Pero a veces se encuentra uno con agradables sorpresas, como haberte encontrado ahí, Aisling. =D

Saludos!

Unknown dijo...

Pues yo estoy inmensamente agradecida porque sino, no sabría nada nuevo de ti! =)

Petrus Angelorum dijo...

¿Qué te puedo decir?

Hasta las redes sociales sirven para ocultarse.

Creo que probaré quedarme sin celular una semana.

troll rojo dijo...

Que pendejada... neta. Las redes sociales son lo mejor que hay.

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