martes, mayo 12, 2009

Caso perdido/ganado

Image Hosted by ImageShack.us

"Hay que tomar partido. La neutralidad ayuda al opresor; jamás a la víctima. El silencio anima al torturador, nunca al torturado".

Elie Wiesel

Siempre, desde que me acuerdo, fui muy revistera; desde la secundaria me encantaba pasearme por los únicos dos puestos de revistas verdaderamente decentes que había entonces en Zacatecas y llenarme las manos de cuanta publicación me hallara sobre videojuegos, fantasía y ciencia ficción. Una sola revista para señoras me atraía: la fabulosa Claudia, desaparecida al comenzar la década de los noventa. Con el tiempo, mi presupuesto fue limitando el vicio, y para cuando me casé, sólo era constante de tres: la PSM, la Starlog y la Realms of Fantasy.

A medida que estas revistas se hicieron más y más escasas en México, me fui volcando a las de señoras que antes rechazaba; de la pérdida de Claudia me consolé con la Marie Claire mexicana, y cuando el coeficiente intelectual de quienes la editaban pareció caer a niveles negativos (más o menos a principios del 2000), comencé a comprar la norteamericana, que no he soltado desde entonces. Poco después, añadí a la lista del mes la Glamour española, que reserva aún una buena parte (para una magazine de su clase) a los videojuegos. Y ahora que me quedado otra vez sin revista favorita de videojuegos (la PSM dejó de existir hace como dos años, y más de esta triste historia después), no me quedaron más que las de señoras.

Y esta semana he decidido abandonar para siempre una de éstas, recién entrada a una supuesta nueva etapa, El folleto en cuestión se llama Ladies' Home Journal y prometía, con su contenido que uno podría clasificar de cualquier forma menos frívolo, su índice variado, de cuestiones financieras hasta decoración del hogar, pasando por moda prácica, cuidado de niños y mascotas, recetas de cocina, etc., todo a la vez útil y agradable.

Tras comprar el último número llegado a México (el de mayo) le di, como todos los meses, una hojeada rápida, y me detuve en el primer texto que me llamó la atención. Èste resultó ser un artículo titulado Otto, the Wonder Dog en la sección de mascotas.

La autora, Michelle Slatalla, relataba su rechazo a los animales consentidos, desde que, cuando era niña, hizo el sorprendente descubrimiento de que un cuyo peludo que le habían regalado tenía patitas rosadas con garras (?). Su aversión continuó en el momento que su esposo llevó a la casa un gatito traumado y antisocial de nombre Silver. El animalito, con una probable historia de maltrato, no se dejaba acariciar y solía esconderse en el closet de la señora y orinarle el calzado.

Después, el marido de Slatalla llevó a Otto, un labrador chocolate hiperactivo y salvaje que, como creció sin ninguna disciplina (y en este caso la culpa es de los dueños) pronto se convirtió en otra pesadilla de la casa: masticaba los zapatos, tomaba la comida de la mesa y vomitaba a los pies de los amigos. Pero la condenada bestia logró lo que los humanos no consiguieron: ganarse la confianza de Silver lo suficiente como para hacer que se acurrucara sobre él y convertirse en su compañero de juegos.

Hasta ahí, digamos que todo iba bien.

Sin embargo, la historia dio un giro drástico (y horrendo) cuando la autora y su familia se mudaron a California. Al llegar con el servicio de mundanza a su nuevo hogar. los empleados bajaron sendas jaulas donde Silver y Otto habían viajado en el avión, y cometieron el terrible error de soltar primero al inquieto can. Feliz de verse libre, Otto golpeó accidentalmente la jaula del gato, que cayó y se abrió del golpe. El pobre gatito se asustó tanto (y después del viaje no es para menos) que simplemente salió corriendo, brincó de una cerca de dos metros hacia un arbusto de rosales, y se perdió en un bullicioso estacionamiento. No podía dar crédito a lo que estaba leyendo: en ese instante, Slatalla cuenta cómo su corazón se llenó de afecto y admiración hacia el perro por haberla librado del “problema” de su gato. He aquí las palabras con las que concluye su artículo (traducción por Yours Truly):

Pero el gato había desaparecido para siempre; se había escapado sin haber puesto una garra en el ambiente libre de orina de nuestra nueva casa. Mi esposo y yo volteamos a mirarnos, y después a Otto, que todavía meneaba la cola y, de forma expectante, olfateaba la jaula abandonada del gato.

Otto era como ese detective de la televisión, Columbo. Parecía ser un payaso, pero se las había arreglado, torpemente, para resolver nuestro problema. En ese momento lo hubiera querido incluso si hubiera sido el perro de alguien más.

Juro que me froté los ojos. Releí. ¿De casualidad no habría entendido mal? ¿Se me estaría olvidando TAMBIÉN el inglés..? Al parecer no. Poco a poco me fue cayendo el veinte (en español mexicano, descubrir o caer en la cuenta de algo) y empecé a murmurar, no precisamente por lo bajo ya que el Capitán, que veía televisión a mi lado, se dio cuenta de lo que ocurría: “¿Pero cómo se atrevieron...? ¿Dónde está, dónde está la sección de cartas de esta &%$(?=· revista...? Esto no se queda así...” y varios etcéteras.

Pero la Ladies' Home Journal no tiene sección de correspondencia, y para consultas y preguntas recomendaban visitar su sitio web. Para allá fui. Y lo que me encontré me dejó con la boca abierta.

El artículo íntegro estaba en línea; en el momento en el que llegué, 89 personas lo habían calificado como “horrible” y había cuatro páginas de airadas respuestas que expresaban, y algunas de forma elocuente, algo muy cercano a mis sentimientos. En prácticamente todas se hablaba de crueldad hacia los animales, del egoísmo e ignorancia de la autora y del imperdonable error de los editores al publicar el artículo. Una buena parte de las lectoras mencionó suscripciones recién canceladas, algunas cuantas solicitaron una disculpa pública, varias admitieron haberse comunicado ya con los patrocinadores (irónicamente, en la página donde estaba el artículo aparecía un anuncio del centro de adopciones de Pedigree) y sólo una (bueno, no esperaríamos que toda la humanidad jalara para el mismo lado, vamos) admitió que el artículo la había divertido, y era obvio que lo había leído mal, de prisa y sin llegar al final.

De alguna forma me animó el pensar yo no era la única persona con esa clase de pensamientos; para darle cierre al asunto, redacté una carta para la editora de Ladies' Home Journal donde le explicaba, de la manera más diplomática posible, las razones por las que pensaba dejar de comprar DEFINITIVAMENTE su revista. Después busqué un poco más de información sobre Michele Slatalla (la señora es freelancer, trabaja para el New York Times, espía a sus hijas y da conferencias familiares -!-) y aporté al sitio un comentario con mi nombre real... la verdad una versión muy resumida, muy rebajada y la verdad muy torpe de lo que venía en la carta (estaba intentando no repetirme por si de casualidad la editora le echaba un ojo a la página de comentarios).

Cómo me gustaría decir que después de esto me quedé tranquila, pero no, no es así. Me sigue doliendo el destino incierto del pobre Silver. Intento no pensar en cuántos gatos en el mundo son víctimas de la crueldad y la negligencia, y cuántos humanos hay que piensan que una mascota es un juguete, o un objeto del que se pueden deshacer con toda confianza si les implica un poco de incomodidad. Y para cuántas (como curiosamente esta autora) un par de zapatos feos y caros son más importantes que una vida.

Por otro lado, me reconforma un poco, al leer las opiniones de otras lectoras, el darme cuenta de que no estoy sola con mis ideas. ¡Si el internet hubiera existido antes! El mundo no es tan grande, y lo que necesitaban los pensamientos humanos era un punto de conexión. Ojalá lo hubiera sabido hace diez años, hace veinte años o más; no recuerdo cuándo fue la primera vez que me tocó escuchar una frase perfecta para pulverizar un corazón recién resquebrajado: “¿Pero cómo es posible que te pongas así por un gato?”. Ojalá hubiera podido percibir, como ahora, presencias invisibles que dijeran: “Porque un gato es valioso. Porque tienes razón para quererlo. Porque no hay gatos ordinarios. Porque yo me pondría igual que tú”. Resulta extremadamente fácil sentirse solo cuando uno cree que nadie comparte su punto de vista.

Esta mañana, el sitio de Ladies' Home Journal retiró el artículo (junto con, y es una lástima, el más de un centenar de comentarios que lo despedazaban, entre ellos el mío), y una representante garabateó en los foros un tímido intento de disculpas. No todo el mundo ha quedado satisfecho, y con razón; pero una servidora ve esto un asomo de triunfo. Las lectoras hicieron presión suficiente como para llegar a fastidiar al consejo editorial. De alguna manera consiguieron que el equipo de la revista comprendiera el mensaje, aunque se les tuviera que hablar como a niños chiquitos; muchas voces dijeron a coro lo mismo: Eso está mal. Eso no se hace. Y no lo vamos a tolerar.

Para entrar a este tema en el foro de la revista, hagan click aquí. Si les da mucha curiosidad por leer el artículo completo, todavía hay tiempo... pienso escanearlo y ponerlo en línea sólo para que no se pierda antes de que mi gatito C. lo haga trizas (C. es un buen triturador de documentos a solicitud).

Para ver una lista de mensajes que más que nada es un desahogo (rantidote, se llama en ingés, pero se pueden hallar puntos de vista interesantes a favor y en contra de la situación), hagan click aquí.

Y por último... y a riesgo de herir delicadas susceptibilidades: una de las lectoras de Ladies' Home Journal dijo que lamentaba no saber usar el photoshop para poner una lápida con el nombre de Silver en la foto de “familia feliz” de la autora, una de sus hijas, su irresponsable marido y su perro. Yo no soy ninguna experta en el programita, pero la noche anterior a ese comentario estuve usándolo para desahogarme por mi lado. Conste que lo que hice fue nomás un jueguito de palabras y pixelear dos rostros. La foto original es de Thayer Allyson Gowdy (sorry de antemano). Si tuviera que bautizar mi supuesta “obra”, le pondría Masculino-Femenino. Lo siento, pero, citando a Nemo H, se lo merece.

Lo único de veras lamentable es que todo este desbarajuste no le servirá de nada al gatito Silver (como un hecho semejante consiguó ayudar al gatito Dusty y su compañero Patches); esta anécdota probablemente ocurrió hace tiempo, y no hay forma de saber si la mascota abandonada pudo encontrar una nueva casa, o sobrevivir lo suficiente para hacerlo. Pero está bien que sepa cualquiera que alguna vez, por negligencia o crueldad, maltrate a un animal, que su “hazaña” no tiene nada de loable, y que la vergüenza que va a terminar arrastrando no será nada comparable al desprecio potencial y merecido que alguna vez tendrá que alcanzarlo. Una pequeña carga que los humanos deberíamos llevar con gusto es la que se nos otorgó con la posibilidad de hablar; la de convertirnos en la voz de los que no la tienen, en defensores de quienes no pueden defenderse, en protectores de los que son más débiles nada más porque en su naturaleza llevan las de perder. Todos aquellos seres que tienen la desgracia de compartir con nosotros la tierra y aguantar nuestra vanidad de “reyes de la creación”.

A menos que el “¿soy yo acaso el guardián de mi hermano?”, que cada vez se vuelve más común, sea nuestro lema y emblema, no debería sernos tan difícil.

En respuesta a un buen y generoso amigo; en estas cuestiones, lo siento, no puedo y no quiero ser objetiva y parcial.

...de manera que
como parece que no tengo remedio
y estoy definitivamente perdido
para la fructuosa neutralidad
lo más probable es que siga escribiendo
cuentos no neutrales
y poemas y ensayos y canciones y novelas
no neutrales
pero advierto que será así
aunque no traten de torturas y cárceles
u otros tópicos que al parecer
resultan insoportables a los neutros

será así aunque traten de mariposas y nubes
y duendes y pescaditos

Mario Benedetti (Soy un caso perdido)

10 comentarios:

Kitsune dijo...

Esa señora es una persona horrible escondiéndose con su imagen de madre y mujer ejemplar. Me da horror que existan personas así que no puedan pensar en otros seres vivos (en los gatitos que son tan bellos!), pero es aún más aterrador que se jacten de ello como si se tratara de lo más normal del mundo, se regocijan...
=/

Arc dijo...

"A mature person is one who does not think only in absolutes, who is able to be objective even when deeply stirred emotionally, who has learned that there is both good and bad in all people and all things, and who walks humbly and deals charitably with the circumstances of life, knowing that in this world no one is all-knowing and therefore all of us need both love and charity. ~ Eleanor Roosevelt"

Siento mucho lo que le sucedió a Silver. En respuesta a la parcialidad y la imparcialidad:

Todos odian a las personas objetivas e imparciales hasta que es hora de que cada uno seamos juzgados. Entonces se vuelven los más populares en un segundo.

La objetividad es importante porque las emociones nublan nuestros juicios. Comprendo la gravedad de los comentarios que hizo Michelle Slatalla, pero juzar a alguien por sentirse felíz debido a un evento al azar y desafortunado no es motivo de castigo.

La apatía que tuvo hacia el gato y el perro a lo largo de su vida cotidiana, por otro lado, si es reprochable.

El artículo que hizo y elecciones de vida que tomó Michelle Slatalla hablan mucho de la educación que recibió de su familia y del tipo de persona que es, pero pregunto yo: somos mejores personas que ella si nosotros nos alegramos de su infortunio?

Lamento terriblemente que veas de ésta forma a la neutralidad Aisling. Espero, de corazón, que nunca tengas que ser juzgada por un hombre con las credenciales de Mario Benedetti, o la obvia ignorancia hacia la neutralidad que profesó Elie Wiesel.

Termino mi comentario con algunas frases de un hombre que no tiene grandes títulos (como el premio nobel a la paz) pero que vivió su vida acorde con lo que profesaba, y eso, en tiempos modernos, es admirable y raro en si mismo:

"Justice that love gives is a surrender; justice that law gives is a punishment"

"There is no way to peace; peace is the way"

"Truth alone will endure, all the rest will be swept away before the tide of time. I must continue to bear testimony to truth even if I am forsaken by all"

-Karamchand

Lucifire dijo...

Creo que esa tipeja es una amargada. Y obivamente no es muy amante de los animales. Me parece tonto que se sienta contenta porque el gato se fue, y que en vez de verlo como una mascota, un compañero siempre calientito cuando llueve y hace frío, lo ve como un problema. He tenido mascotas destructoras, (varias, de hecho) pero después de regañarlos por haberse comido mis sandalias, siempre regresan moviendo su colita sólo para que les de una palmadita en su cabecita peluda, y me encanta cuando cierran los ojitos y parece que ese simple gesto humano les da una enorme satisfacción.

Siendo hija de veterinario, odio la crueldad animal y es obvio que esta señora egoísta jamás se ha puesto a pensar en la incodicionalidad de las mascotas.
Pobre de ella, pobre de Silver; que espero que haya encontrado una casa mejor, y si no; pues al menos ya no está con esa bruja.

Raven Lausleahleahhann dijo...

La naturaleza es sabia. Silver seguro ha encontrado su destino. Y como dice uno de tus lectores, al menos ya no está con esta señora que al parecer es toda "traumas".
Pienso que no podemos preocuparnos por el destino de todos los animales del mundo, la razón? Pues que ellos son sabios a su modo y hacen lo que les corresponde hacer en este momento de nuestra evolución como parte del todo; ten fe, el afortunado Silver seguro se encuentra bien, después de todo tiene a cientos de lectores deseando su felicidad.

Christian Domínguez Pérez dijo...

Normalmente soy una persona comodina que procura no meterse en temas escabrozos por temor a perder su propia tranquilidad, pero esa es una actitud que no me gusta y trato de cambiar. No soy ningún sabio y camino entre sombras. . . igual que todos nosotros, pero seré sincero en este tema.

Acabo de ver una documental sobre religion y concluyó con una serie de pensamientos que comparto: El fanatismo es un peligro.

"Que el mundo tema la ira de los amantes de los gatos" mencioné alguna vez en el extinto Antimateria, no porque no me agraden esos animales pues, de hecho tienen mas que mi simpatía, si no porque hay personas que se vuelven fanáticas y comienzan a tomar actitudes dañinas. Es bueno tener creencias, pero todo fanatico es un peligro muy serio.

Me preocupa también el hecho de que las chusmas iracundas son entidades que carecen de cualquier control. Es muy fácil iniciarlas, pero como cualquier incendio, llega el momento en que se vuelven un auténtico caos y pueden derivar en tragedias. Espero de corazón que ni esta señora, ni el dueño de Dusty (¿si era así el nombre del gato maltratado?) resulten heridos o incluso muertos por alguien que haya tomado las cosas DEMASIADO en serio.

Como todos, tengo temas que me apasionan, pero respaldo las citas y las palabras de Arc.

De igual manera comparto los pensamientos de Mel sobre la sabiduría de la naturaleza. Es el hecho de usar nuestros juicios imperfectos para establecer un "se lo merece", lo que no comparto.

Pienso que la objetividad no debe ser una carta que juguemos a conveniencia, si no un cimiento para nuestros principios.

Un abrazo.

Nona dijo...

Hola Ais!
Mi punto de vista difiere un poquitín. En lo que he leído no he visto maltrato animal, sólo irresponsabilidad... primero por parte del marido que trajo un animal en casa a sabiendas de que su mujer no estaba preparada emocionalmente y luego por permitir que se escapara en vez de dárselo a otra familia que sí le hubiera dado lo que necesitaba.

Pero cuando dices eso de la vanidad humana y lo de "los reyes de la creación"... a mí me hace pensar que tener encerrado un animal en la casa, eso sí es egoísta por parte de los humanos... ¿intentar cambiar su naturaleza sólo para complacernos a nosotros mismos? (no estoy en contra de tener y cuidar mascotas, pero soy consciente que si lo hacemos... no es por ellos sino por nosotros, a pesar de que los mimemos como reyes)

En mi pueblo hay un montón de gatos callejeros que viven tan felices, la gente los alimenta y todo, pero viven en la calle... cuando llego a casa los veo ahí al sol y me hace feliz ver que están felices jeje así que seguro que Silver se las apañó la mar de bien, no temas por él que los gatos son la mar de apañaos!!! :)

Aisling dijo...

Hola a todos, y muchísimas gracias por los comentarios.

Huy... aquí hay varios asuntos que requieren atención inmediata. (¡Y también voy a contestar el resto de los comentarios, no los voy a dejar colgando!).

Kit: La verdad que sí. Daba la impresión de que para la señora, desde chica, las mascotas no eran más que accesorios. Fue precisamente su actitud lo que más le criticaron las lectoras de la revista.

Arc: A ver, la tuya va a ser larga y con citas.

"La objetividad es importante porque las emociones nublan nuestros juicios. Comprendo la gravedad de los comentarios que hizo Michelle Slatalla, pero juzar a alguien por sentirse felíz debido a un evento al azar y desafortunado no es motivo de castigo."

Mmmmmm... el pequeño problema es precisamente el evento. Una lectora de LHJ dijo que hubiera sido muy distinto todo si la señora se hubiera de hecho preocupado por el gato y hubiera hecho esfuerzos serios por encontrarlo, aunque hubiera fracasado. O, por lo menos en el escrito, hubiera hablado de lástima o compasión.

Creo que urge que suba ese artículo a internet... una segunda o tercera lectura nos haría bien a todos (y una primera a los que no lo han leído y me temo comiezan a sacar ideas de lo que has escrito).

Conocí a una tipa que se alegró por un evento al azar y desafortunado... cuando su mamá gravemente enferma falleció, ella dijo que qué bueno que había sido a mitad del año, porque si hubiera sido en Navidad hubiera echado a perder las fechas. No sé si tu neutralidad aguante esto. La mía no.


"El artículo que hizo y elecciones de vida que tomó Michelle Slatalla hablan mucho de la educación que recibió de su familia y del tipo de persona que es, pero pregunto yo: somos mejores personas que ella si nosotros nos alegramos de su infortunio?"

A ver, a ver, ¿cuál infortunio? Esta señora, para lo que sé, no va a perder su trabajo de planta en el NYT, no va a dejar de comprarse sus zapatos horrorosos de mínimo 500 dólares el par, no va a tener mayor cargo de conciencia. ¿Dónde rayos está el infortunio?

De lo que me alegro es que la gente haya reaccionado ante la crueldad que describe en su artículo, y que la castiguen con el látigo de su desprecio, aunque te aseguro que no le va arder tanto. Las críticas que leí de sus libros de ensayo dicen que la señora está tan pagada de sí misma que seguro un incidentillo menor como éste no le va a quitar el sueño. Lástima.

"Lamento terriblemente que veas de ésta forma a la neutralidad Aisling. Espero, de corazón, que nunca tengas que ser juzgada por un hombre con las credenciales de Mario Benedetti, o la obvia ignorancia hacia la neutralidad que profesó Elie Wiesel."

Mira, no sé qué vaya a pasar conmigo en el futuro, pero si mantengo la conciencia como la tengo ahora, yo diría: Perfecto. Que se dejen venir. No tengo miedo.

No todos tenemos la suerte de que nos midan con la misma vara que medimos (que sería lo justo), y el tomar previsiones al respecto sería lo mismo que andar solicitando de qué tamaño queremos nuestra cruz, y de qué madera. No está en nosotros decidir cómo, cuándo o si alguna vez seremos juzgados, pero sí que estamos dispuestos a asumir las consecuencia de los actos.

Por otro lado, eso de que el silencio ayuda al torturador y no a la víctima, ME CONSTA. Incluso quienes toman partido contra la víctima son mejores para ella (hasta en situaciones donde no sabemos quién es la víctima y quién el torturador) que los que se quedan quietecitos en su sitio, a observar y calcular. Lo supe por puras experiencias, hace mucho más de veinte años.

Krmn: Espero pronto tener la oportunidad de mostrar lo que esta mujer dijo: ella misma se declaró no amante de los animales. Todo el mundo pensaba que su "perro maravilla" le iba a cambiar la vida. Pero nah.

Raven: Es lo que yo deseo también, y ojalá que si no es por otra cosa los buenos deseos posteriores sirvan (como dije, esto probablemente sucedió hace un rato). ¡Gracias! No me preocupo tanto por todos los animales del mundo (me moriría), pero si alguna tragedia se me presenta como cercana (por ejemplo leer al respecto) me da pesadillas.

Suldyn: Tu respuesta va también con citas:

"Me preocupa también el hecho de que las chusmas iracundas son entidades que carecen de cualquier control. Es muy fácil iniciarlas, pero como cualquier incendio, llega el momento en que se vuelven un auténtico caos y pueden derivar en tragedias. Espero de corazón que ni esta señora, ni el dueño de Dusty (¿si era así el nombre del gato maltratado?) resulten heridos o incluso muertos por alguien que haya tomado las cosas DEMASIADO en serio."

Creo, Sul, que la cosa más grave no está sucediendo fuera de aquí mismo. La “chusma iracunda”, de la que me tocó ser parte en esta ocasión, está compuesta en mayoría por mujeres mayores de 25, no todas amantes de los gatos pero una que otra que ha trabajado en refugios de animales, y algunas madres de familia, que han reaccionado al asunto de forma, creo yo, lo suficientemente madura. No van a lastimar o matar a nadie.

Pero decidieron cancelar sus suscripciones a la revista, o dejar de comprarla, o no leer ninguna columna y ningún libro firmado por esa autora, o contactar al respecto a los patrocinadores que venden productos para mascotas para hacer presión. Quienes dijeron (en el foro externo a la revista) que a esa señora había que darle de cachetadas con un pescado muerto o que ojalá el perro la persiguiera a ella hasta la calle, bromeaban, ¡es obvio!

Lo que estas dañinas fanáticas estamos solicitando es muy simple: queremos que la revista IMPRIMA una disculpa por haber publicado un artículo que resultó tan ofensivo para sus lectores. De preferencia un poquito mejor que el intento de “desresponzabilizarse” que pusieron en el sitio, y que curiosamente fue la misma respuesta que llegó a mi correo personal (un poquito más elaborado, eso sí), y con algunas palabras de la misma autora. ¿Hubiera sido mejor que nos quedáramos calladas y dejáramos pasar el asunto? Nadie se había molestado con la revista por meterse con temas delicados antes, creo que lo que reventó la situación aquí fue la actitud de la autora.

El asunto del gatito Dusty, que de veras estaba para calentar la sangre, no pasó a mayores y de hecho se apagó rápidamente una vez que la mamá de los dos muchachos que participaron en el maltrato envió una disculpa pública a uno de los sitios que había arremetido con más dureza contra el caso. La señora sonaba bastante sincera (eso después de mucho estire y afloje que ella tuvo con quienes le escribieron) y prometió vigilar más de cerca a sus hijos. Ese mismo sitio difundió también la noticia y las imágenes de Dusty y Patches sanos y salvos en la veterninaria, y declaró a sus miles de seguidores: Lo logramos. Misión cumplida.

"Es el hecho de usar nuestros juicios imperfectos para establecer un "se lo merece", lo que no comparto."

¿A qué me referí con “se lo merece”? No creo ser tan mala redactando como para que no se entendiera. Dije que lo sentía por la fotógrafa original, pero que esta señora se merecía que una servidora hubiera jugueteado un poco con su retrato de “familia feliz” (una imagen a la que, por cierto, sólo se podrá llegar mediante la lectura de mi blog; no va a aparecer en buscadores ni nada por el estilo). ¿Se merece el gobernador Emilio González que le pinten cuernos y cola a su foto del periódico cuando dice alguna tontería? No sé, pero como desahogo funciona, y creo yo que es inofensivo. Abrazos también.

Nona: No te he preguntado de dónde eres, pero si tu pueblo es o se parece remotamente a ese lugar pacífico y maravilloso llamado Sitges, entonces te doy toda la razón, porque yo estuve ahí y era como el paraíso, lleno de gatos lustrosos y felices que andaban por las calles y dormitaban en las cercas, o que pululaban en el muelle y sacaban mariscos y peces para sus gatitos (y aún así tenían platos de comida y agua cerca). En Salthill, distrito de Galway, era muy parecido el asunto.

Por desgracia, no somos tan civilizados en muchos otros lugares, y el que un gato ande por la calle equivale a una condena casi segura. Al único de mis gatitos que no quiso acatar mis órdenes de que a partir de cierto día estaba prohibido salir a la calle me lo desaparecieron durante una temporada en la que varias mascotas de mi colonia se perdieron también; no quiero ni imaginar lo que le pasó, porque se reportó en las noticias que había personas que se robaban gatos y perros domésticos para usarlos en peleas de perros o para venderlos para hacer disecciones (lo que más le preocupaba al comentarista del noticiero, recuerdo, era que esos animales no se usaran para consumo humano).

A mis gatitos les falta su libertad, es cierto. Ahora, no se ven tan infelices... mi esposo se queja de que siempre quieren estar con nosotros. Pero bueno, la casa es amplia y tenemos jardín (no es tan caro en una ciudad como la mía).

En cuanto a que los humanos se creen los dueños de la creación, a lo que me refería era que hay gente que maltrata a los animales poniendo de pretexto esa idea. Creo que mi llamado general a que no permitamos que eso vuelva a suceder no funcionó. Sigh.

Alos dijo...

No había tenido tiempo de leer detenidamente el post. Tal como lo mencionaron varias de las personas, me parece que la mujer intentaba ser chistosa y termino sin querer "balconeandose" solita. No se que tienen las personas en la cabeza....y digo "personas" por que seguramente el articulo paso por los ojos de al menos los editores de la revista. Supongo que ahora pensará dos veces antes de escribir ese tipo de tonterías.

Anónimo dijo...

Hola colega! Para ser honesta me costo mucho trabajo terminar tu articulo y de hecho lo mismo me paso con los de Dusty y Patches, simplemente no puedo soportar saber de maltrato a los animales (en especial a los gatos)Coincido con muchos en decir que esa señora es una persona horrible y sin corazón.
Pero de algo puedo estar segura, los gatos son muy inteligentes, siento que lo mejor para Silver fue perderse ese dia, seguro encontro un hogar y sobretodo un dueño q supo tratarlo y le esta dando el mejor de los tratos, tal vez no conozcamos el final de esta historia como con Dusty, pero estoy segura de que es un final feliz. ;)

Christian Domínguez Pérez dijo...

Tienes toda la razón sobre lo de "se lo merece", me disculpo por haber leído mal esa parte.

Creative Commons License
La casa de Aisling by Laura Michel is licensed under a Creative Commons Atribución-No Comercial-Sin Derivadas 2.5 México License.