martes, mayo 27, 2008

Manera sencillísima, muy higiénica y extremadamente sádica de matar cucarachas


¿Odiamos a las cucarachas? Oh, sí. Se reproducen como conejos. Se comportan como extraterrestres. Son tan descaradas como los mandriles y más resistentes a la contaminación, la comida chatarra y los regímenes totalitarios que los humanos. En otras palabras, son todo, menos cucarachas. ¿No es el mayor crimen de todos, y sujeto definitivo de la pena capital, andar siendo infiel a la propia naturaleza de uno? Por lo tanto las cucarachas merecen morir como... como cucarachas, pues. Que en la muerte tengan la dignidad y coherencia que jamás, jamás muestran en vida.

Ahora, matar cucarachas tiene sus inconvenientes: el insecticida huele mal y puede contaminar, aplastarlas significa esparcir entrañas insectiles por alguna superficie que preferiríamos limpia, y el famoso gis chino es una lata a menos que uno sea grafitero de corazón. Por consiguiente, aquí propondremos una forma distinta, novedosa y que a la vez garantiza higiene y una refinada tortura.

Se necesita:

  • Una cucaracha.
  • Una esponja.
  • Jabón de tocador perfumado.
  • Agua.
  • Periódico.
  • Trapeador.

1. Humedecer la esponja con el agua, y frotar con el jabón de tocador hasta hacer abundante espuma.

2. Localizar a la cucaracha. Estos bichejos no se irán corriendo si uno no les hace escándalo. Es mejor sorprenderlos cuando estén desprevenidos y quietecitos.

3. Oprimir la esponja, y dejar caer una buena cantidad de espuma sobre la cucaracha. Ésta, inmediatamente, tratará de huír. Si es posible y uno quiere quedarse a ver el final de la historia, acosarla y bloquearle sus rutas de salida con más espuma. Si no, el daño ya está hecho (sí, no me pregunten cómo, pero a las cucarachas las mata el jabón de tocador).

4. Si la cucaracha (como probablemente sucederá) se cae de una pared y queda panza arriba, seguirla cubriendo con espuma hasta que deje de moverse.

5. Recoger el cadáver con periódico, y finalmente trapear todos los restos de la lucha.

¡Listo! Sin ensuciar los zapatos, sin contaminar el medio ambiente, sin grafitear; superficie limpia y aromatizada. Y un poco de diversión más o menos inofensiva en el caso de que uno se quiera sentir Archibaldo de la Cruz. ¡Mueran las cucarachas!

6 comentarios:

Petrus Angelorum dijo...

¿No tendrás un método masiva?

Según sé la magia no sirve.

Ahora si te pasaste de sádica, y no me digas nada de los toros, ¿cómo se os ocurrió torturar a una cucaracha?

Fëaluin dijo...

Raro... se supone que son casi indestructibles y es curioso que caigan con algo así...

¿Alguna marca en especial? (Yo suelo usar Palmolive)

¿Sabes si funciona también con los jabones líquidos?

Anónimo dijo...

Este post es un poco "sui generis" la verdad... pero igualmente entretenido... me hizo reír mucho. Yo nunca mato insectos, salvo moscas o mosquitos, y eso sólo por entrometerse en mi perezosa vida. De las cucarachas jamás he tenido oportunidad pues nunca ha habido en casa, tomaré en cuenta tu consejo si asoman sus rastreras vidas en mi espacio vital. Saludos.

Etxeberri van Eyck dijo...

Y estamos completamente seguros de que luego no reviven???? :S

Yo prefiero agarrarlas a zapatazos, y asegurarme de apachurrar la cabeza. Escuché alguna vez que una cucaracha sin cabeza sigue viviendo hasta que muere de hambre... y no sé si sea cierto, pero por si las dudas :S

Aisling dijo...

Je, je, je... lo que escribe y publica uno cuando anda falto de inspiración y necesita un separador para dos entradas de la misma categoría... Pero me alegro que les haya gustado ésta, y que los haya hecho reír. Ahora, lo que puse va MUY en serio.

Pere: El único método masivo que conozco es el insecticida y un polvo blanco hecho de alguna porquería tóxica. Por felinas razones, prefiero no utilizarlo. Éste es más lento, pero seguro.

Ahora, ¿no puedo decir nada de mi antitaurinismo porque propuse torturar cucarachas...? Creo que hay algunas diferencias a tomar en cuenta:

1. A diferencia de los toros, las cucarachas no se pueden domesticar, ni tienen propósito útil.

2. No conozco a nadie que críe cucarachas para matarlas por diversión. Mucho menos que se haga millonetas por eso.

3. Los toros no infestan mi casa, ni contaminan mis alimentos o ensucian mis libros.

4. No tardo media hora en aniquilar una cucaracha. Tampoco les corto las antenitas para que me causen menos problemas.

5. Ah, y para matarlas, no tengo que disfrazarme de reina loca del carnaval.

Fëaluin: lo mismo me pregunté yo... En realidad descubrí esto por accidente: estaba un día en la regadera, cuando apareció en los azulejos una de estas bestias, gigantesca. No supe qué hacer... estaba toda enjabonada y no tenía nada con qué aplastar al bicho. Se me ocurrió, nomás de desesperación, arrojarle un proyectil de espuma... y voilá... el resto es historia.

En la casa hemos usado jabones Escudo, Palmolive, Camay, Lirio y Grisi... todos han funcionado bien. El jabón líquido me ha salido menos eficaz... ha de ser porque el que tenemos aquí es del más corriente.

Izcoatl: Qué suerte tienes de no tener malditas cucarachas en tu hogar... aquí en Guadalajara, tu casa, pululan en época de calor. Una vez se escapó del zoológico no sé que especie rara de estos bichos, y durante un rato las cucarachas que veíamos eran blancas o pintas.

Mac: Al menos hasta donde llega mi experiencia, ninguna cucaracha muerta por jabón se ha vuelto a levantar... y eso que sí lo hicieron algunas que vi muertas por gis, insecticida y hasta fuego. El miedo que me da es pensar de qué carambas están hechos nuestros jabones de tocador.

Master Pei dijo...

Wuácatelas! Odio las cucarachas! La única cosa buena que tiene Toluca es que no sufrimos por bichos, pero aun así odio las cucarachas y me dan un asco impresionante. Es por eso que estoy atesorando este post tan lleno de sabiduría, Aisling. Si algún día me llegara a ver en apuros cucaracheros, ya sé cómo eliminarlas limpia y efectivamente.

Creative Commons License
La casa de Aisling by Laura Michel is licensed under a Creative Commons Atribución-No Comercial-Sin Derivadas 2.5 México License.