lunes, noviembre 19, 2007

Reseña de libro: Los hijos de Húrin


Los hijos de Húrin
J.R.R. Tolkien
Ediciones Minotauro


Lo bueno: Espectacular vuelta a la Tierra Media; un clásico de lectura merecida.

Lo mejor: La edición está preciosa, y cuenta con bellísimas ilustraciones de Alan Lee.

Lo malo: A ratos, la traducción.

Calificación: * * * * *

De las amargas y oscuras historias que componen El Silmarillion, de J. R. R. Tolkien, la de Túrin Turambar es una de las más fascinantes. Lo tiene todo: personajes interesantísimos, un argumento lleno de curvas y recovecos (de donde se pueden recoger detales) y, en el fondo, una tragedia tan humana que es lo que permanece en la mente tras leer, aunque no sea el punto central de la narración.

Cuando se anunció este libro como la “nueva novela de J.R.R. Tolkien”, inmediatamente me entró la desconfianza; después de años y años de Cuentos Inconclusos, revisiones y revisitaciones que Christopher Tolkien ha hecho de la obra de su padre, creo que no era para menos.

Todo el material póstumo que este señor ha sacado ha sido muy agradable de leer y buen pasto para las obsesiones personales, pero nada más. ¿Una nueva novela? Habría que ver.


Hace unos diez años más o menos, tras leer la versión de Túrin como apareció en Cuentos Inconclusos (mucho más terminada, con mucho más detalle, más diálogos y un ritmo que recordaba más a El Señor de los Anillos que al Silmarillion y que despertaba la curiosidad de a dónde hubiera llegado la obra de Tolkien de haber sido él escritor a tiempo completo), estuve fantaseando un poco con la idea de convertir esta historia en telenovela. El material se prestaba: había drama, intriga, romance, pleitos familiares y todo lo que se necesita para prender a cualquier clase de público.

Mi idea era tomar como base la narración Narn i Chîn Húrin (“la historia de los Hijos de Húrin”), rellenar las lagunas con material de El Silmarillion y aderezarlo todo con diálogos inventados y escenas de acción (no muchas).
Bueno, no me iba a meter en pleitos con el Tolkien Estate, así que todo ello se quedó en sueño guajiro. Hasta ahora, que a Christopher Tolkien se le ocurrió algo muy parecido.

Los hijos de Húrin resultó ser lo que me imaginaba: un trabajo de patchwork impresionante, con costuras y remiendos aquí y allá. Pero eso no quiere decir, en modo alguno, que decepcione. De hecho, las puntadas son tan finas y están tan bien hechas que uno puede echarse a leerlo con toda calma y tranquilidad, y dejarse perder, sin interrupciones, en la maravillosa e impresionante trama...


El valiente Húrin parte lleno de esperanzas a la guerra contra el maligno señor Morgoth. Atrás se quedan su esposa Morwen, embarazada, y su hijito Túrin, sensibilizado por la prematura despedida y por la pérdida de una hermanita a la que adoraba. Pero el enemigo resulta demasiado poderoso; la derrota del bando de Húrin es catastrófica y él mismo es hecho prisionero. Aun en medio de sus penalidades, Húrin se atreve a desafiar a Morgoth y éste le hace una promesa terrible: sus hijos pagarán la ofensa, y él vivirá para ver su perdición y caída.

De ahí en adelante, seguiremos en el relato a Túrin: su relación con su madre (que tiene la calidez del polo norte hace como un siglo, y, en su afán de hacer fuerte a su hijo, le ha prohibido llorar), su llegada a los dominios del rey elfo Thingol, su huída precipitada del lugar, su papel en la guerra contra Morgoth, su encuentro con una segunda hermana a quien jamás ha visto, y cómo su destino lo va alcanzando (o se la va buscando, según como se vea).

Aunque a ratos se siente alargado, el relato de Túrin es emocionante, tan rico en detalles y profundo como El Señor de los Anillos. Una gran ventaja que tiene sobre otros materiales póstumos de nuestro autor es que Christopher Tolkien incluyó un prefacio y una introducción que proporcionan todo lo que uno necesita saber para comprender y disfrutar el libro, y una guía de nombres (sin ninguno de los spoilers que abundaban en la de El Silmarillion) con árboles genealógicos.

Lo único que desmerece un poco a este libro en español es la traducción; los editores no intentan esconder que se trata de otra labor de patchwork, y que la costurera (que aparece en los créditos como “revisora”) no era la más hábil del mundo: a ratos se aparecen en el texto linduras como “y ‘Historia de la Tierra Media’” , “un antiguo metro aliterado inglés” (¿? Supongo que esto tiene que ver con métrica) y otras más que la verdad ya no recuerdo.

El descuido de la traducción se extiende también al material extra; los árboles genealógicos salen con el desbarajuste de poner “Handir” (que es el nombre del padre del personaje Brandir) como el marido de Lúthien (???!!!), la esposa de Tuor (????!!!!) y la hermana de Turgon (?????!!!!!).


Pero haciendo a un lado esos defectillos, el libro sigue siendo muy disfrutable, un verdadero gusto, y vale muchísimo la pena.

Recomendaciones: Para fans de Tolkien, por supuesto; incluso para quienes hayan leído únicamente El Hobbit o el Señor de los Anillos. Quienes no estén familiarizados con el autor también se llevarán una grata sorpresa.

Abstenerse: Sólo si están demasiado acostumbrados a las libros de fantasía más o menos facilones que ahorita están de moda, o si sus gustos van más por el corte de El Código DaVinci.

5 comentarios:

Etxeberri van Eyck dijo...

Tu reseña me convence aún más de esperarme a comprar la segunda edición, pero suena bastante interesante. Eso puede darme tiempo además de leer los como 20 volúmenes de la colección de Tolkien que tengo ahí acumulando polvo =S

Kitsune dijo...

Pues he recibido comentarios muy diversos acerca de la novela, los primeros no fueron muy agradables para ésta, pero veo que lo recomiendas ampliamente, así que tendré que conseguirlo para el desempate
:P

SNAKE dijo...

Gran reseña Aisling. ^_^
Habra que buscarlo para ver que tal esta.

Unknown dijo...

Aiya Aisling!
como siempre acertando a muchos comentarios.

Felicidades por tu blog y gracias por agregarme
Bayita

Aisling dijo...

Al contrario, muchas gracias a ti, Bayita, y a todos por sus comentarios.

Lean ésto, no se van a arrepentir.

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