En serio que tenía planes de ver esta película en cine, pero no me enteré en qué momento llegó a las salas de Guadalajara. Duró cuatro días a lo sumo. Así que tuve que esperar a verla en video. Veamos, pues.
The Spirit (2008)
Director: Frank Miller
Intérpretes: Gabriel Macht, Samuel L. Jackson, Eva Mendes, Sarah Paulson, Scarlet Johansson, Dan Lauria, Louis Lombardi, Jaime King, Stana Katic, Arthur.
Lo bueno: Los gatitos. Que Macht caracterizado sí se parece al Spirit, y que varias escenas, sobre todo las de pelea, parecen que ni copiadas del comic.
Lo malo: Todo lo demás.
Lo peorcito: Que alguien le haya dicho a Frank Miller que sabe escribir o que puede dirigir. Yo todavía no estoy muy segura de que sepa dibujar.
Intérpretes: Gabriel Macht, Samuel L. Jackson, Eva Mendes, Sarah Paulson, Scarlet Johansson, Dan Lauria, Louis Lombardi, Jaime King, Stana Katic, Arthur.
Lo bueno: Los gatitos. Que Macht caracterizado sí se parece al Spirit, y que varias escenas, sobre todo las de pelea, parecen que ni copiadas del comic.
Lo malo: Todo lo demás.
Lo peorcito: Que alguien le haya dicho a Frank Miller que sabe escribir o que puede dirigir. Yo todavía no estoy muy segura de que sepa dibujar.
Calificación: ¡puaj!
Recomendaciones: Si son fans del comic original y no tienen ningún problema cardiaco y neurótico, o se han atiborrado antes de ansiolíticos, o si la única otra opción de la tarde es algún maratón de la telenovela Muchachitas como tú, la repetición de Lola la Trailera contra el Chupacabras o cualquier video del grupo RBD, podrían verla, ¿por qué no?
Abstenerse: Si están cansados, porque se van a dormir. Si están borrachos,porque a lo mejor piensan que es la comedia del año. Francamente, lo mejor sería que no la vieran en absoluto.
Un policía muerto (Gabriel Macht) regresa de la tumba para convertirse en una especie de vengador enmascarado urbano, y en colaboración con las autoridades combate el crimen, antes de enfrentar a su más grande enemigo, el Octopus (Samuel L. Jackson).
Mmhhhh...
Bueno, creo que eso es lo único coherente del argumento.
Quienes no estén familiarizados con la obra original de Will Eisner, seguramente se llevarán una impresión muy equivocada si se tropiezan con este remedo de adaptación. El comic de Eisner, publicado entre los cuarenta y cincuenta, en plena edad de oro de las tiras policiacas, aprovecha su disfraz de serie detectivesca cliché para relatar, algunas veces en tono de humor retorcido y melancólico, historias profundamente humanas, con personajes que llegan al corazón. Entre caso y caso que resolver, el héroe Spirit (de carne y hueso, carente de cualquier superpoder como no sea el de su aguda inteligencia y su capacidad de mantener sus valores morales a toda costa) se encuentra muy de cerca con las tristrezas y alegrías de otros, con la desesperación, la necesidad de afecto y las frustraciones, y se convierte casi casi en un elemento secundario contra las tremendas (si bien breves) anécdotas que impulsan su trama, y que se mueven en entornos harto familiares y contemporáneos: la pobreza, los despidos injustificados, el maltrato a las mujeres, los niños y los animales, y el abandono de hogar.
En contraste con el vulnerable caballero de Eisner, el Spirit de Frank Miller es una especie de ser que se ha hecho inmortal debido a experimentos genéticos (?), mujeriego a más no poder, que se la pasa rezongándole a su jefe, el comisario Dolan (Dan Lauria). Su independiente y voluntariosa novia Ellen (Sarah Paulson), de, como se menciona en el comic, ascendencia irlandesa, se convierte en una doctorcita sumisa, que sólo pide estar detrás del hombre que ama para resolverle sus dudosos problemas médicos. Por alguna extraña razón, Miller decidió mezclar el personaje de Sand Saref, una espía mercenaria que alguna vez fue novia del Spirit, con el de P’Gell, una inolvidable mujer fatal que comenzó primero como cazafortunas y luego como líder de solapadas organizaciones criminales, para construír a su propia Saref (Eva Mendes). Muchos personajes interesantes (como Ebony White, de quien ya hablamos, la misma P’Gell o la también villana Silk Satin) simplemente no tuvieron lugar en la película por angas, mangas o políticamente correctas razones.
Del otro villano, el Octopus de Samuel L. Jackson, mejor sería no hablar. Pero igual vamos a terminar haciéndolo.
Ahora, podríamos olvidarnos de todo lo que relacione al comic con la película, y aún así sería mala. Los diálogos son muy forzados, y en el mejor de los casos, cursis (excepción hecha de los monólogos del Spirit, que caen más bien en lo mamón), las actuaciones son tan planas y flojas que, citando a uno de los críticos de la película que ahora no recuerdo, el decir que son de cartón es un insulto para tan noble material; la música (una pésima imitación de Danny Elfman en tiempos de Batman) desconcierta, la trama parece armada a la manera de un cobertor de patchwork, muchos sinsentidos unidos por un hilo de lo más burdo; y yo creía que eso de contar “todo lo que sucedió antes” y que los villanos platicaran todos sus perversos planes para darle tiempo al héroe de hacer algo ya había pasado de moda desde las caricaturas viejas de Scooby Doo.
La película abunda en momentos para retorcerse de vergüenza ajena; las ridículas apariciones de Paz Vega y la caterva de villanos representada por Louis Lombardi son buenos ejemplos. Pero lo mejor de lo peor es cada vez que Jackson aparece en pantalla (junto con la esta vez insulsa ayudante del Octopus, Scarlett Johansson como Silken Floss); uno no sabe si reír, esconderse detrás del asiento o simplemente pasar saliva y esperar con estoicismo la siguiente payasada.
De verdad que no sé que estaba pensando Miller, que por otro lado conoció personalmente a Will Eisner, lo entrevistó múltiples veces, y es ganador de varios premios que llevan el nombre de este extraordinario creador. Lo único que se me ocurre es repetir aquello que me había venido a la mente tras la película de Beowulf; guionistas, si van a adaptar una obra ajena, por amor de Dios no se proyecten.
Mmhhhh...
Bueno, creo que eso es lo único coherente del argumento.
Quienes no estén familiarizados con la obra original de Will Eisner, seguramente se llevarán una impresión muy equivocada si se tropiezan con este remedo de adaptación. El comic de Eisner, publicado entre los cuarenta y cincuenta, en plena edad de oro de las tiras policiacas, aprovecha su disfraz de serie detectivesca cliché para relatar, algunas veces en tono de humor retorcido y melancólico, historias profundamente humanas, con personajes que llegan al corazón. Entre caso y caso que resolver, el héroe Spirit (de carne y hueso, carente de cualquier superpoder como no sea el de su aguda inteligencia y su capacidad de mantener sus valores morales a toda costa) se encuentra muy de cerca con las tristrezas y alegrías de otros, con la desesperación, la necesidad de afecto y las frustraciones, y se convierte casi casi en un elemento secundario contra las tremendas (si bien breves) anécdotas que impulsan su trama, y que se mueven en entornos harto familiares y contemporáneos: la pobreza, los despidos injustificados, el maltrato a las mujeres, los niños y los animales, y el abandono de hogar.
En contraste con el vulnerable caballero de Eisner, el Spirit de Frank Miller es una especie de ser que se ha hecho inmortal debido a experimentos genéticos (?), mujeriego a más no poder, que se la pasa rezongándole a su jefe, el comisario Dolan (Dan Lauria). Su independiente y voluntariosa novia Ellen (Sarah Paulson), de, como se menciona en el comic, ascendencia irlandesa, se convierte en una doctorcita sumisa, que sólo pide estar detrás del hombre que ama para resolverle sus dudosos problemas médicos. Por alguna extraña razón, Miller decidió mezclar el personaje de Sand Saref, una espía mercenaria que alguna vez fue novia del Spirit, con el de P’Gell, una inolvidable mujer fatal que comenzó primero como cazafortunas y luego como líder de solapadas organizaciones criminales, para construír a su propia Saref (Eva Mendes). Muchos personajes interesantes (como Ebony White, de quien ya hablamos, la misma P’Gell o la también villana Silk Satin) simplemente no tuvieron lugar en la película por angas, mangas o políticamente correctas razones.
Del otro villano, el Octopus de Samuel L. Jackson, mejor sería no hablar. Pero igual vamos a terminar haciéndolo.
Ahora, podríamos olvidarnos de todo lo que relacione al comic con la película, y aún así sería mala. Los diálogos son muy forzados, y en el mejor de los casos, cursis (excepción hecha de los monólogos del Spirit, que caen más bien en lo mamón), las actuaciones son tan planas y flojas que, citando a uno de los críticos de la película que ahora no recuerdo, el decir que son de cartón es un insulto para tan noble material; la música (una pésima imitación de Danny Elfman en tiempos de Batman) desconcierta, la trama parece armada a la manera de un cobertor de patchwork, muchos sinsentidos unidos por un hilo de lo más burdo; y yo creía que eso de contar “todo lo que sucedió antes” y que los villanos platicaran todos sus perversos planes para darle tiempo al héroe de hacer algo ya había pasado de moda desde las caricaturas viejas de Scooby Doo.
La película abunda en momentos para retorcerse de vergüenza ajena; las ridículas apariciones de Paz Vega y la caterva de villanos representada por Louis Lombardi son buenos ejemplos. Pero lo mejor de lo peor es cada vez que Jackson aparece en pantalla (junto con la esta vez insulsa ayudante del Octopus, Scarlett Johansson como Silken Floss); uno no sabe si reír, esconderse detrás del asiento o simplemente pasar saliva y esperar con estoicismo la siguiente payasada.
De verdad que no sé que estaba pensando Miller, que por otro lado conoció personalmente a Will Eisner, lo entrevistó múltiples veces, y es ganador de varios premios que llevan el nombre de este extraordinario creador. Lo único que se me ocurre es repetir aquello que me había venido a la mente tras la película de Beowulf; guionistas, si van a adaptar una obra ajena, por amor de Dios no se proyecten.
Recomendaciones: Si son fans del comic original y no tienen ningún problema cardiaco y neurótico, o se han atiborrado antes de ansiolíticos, o si la única otra opción de la tarde es algún maratón de la telenovela Muchachitas como tú, la repetición de Lola la Trailera contra el Chupacabras o cualquier video del grupo RBD, podrían verla, ¿por qué no?
Abstenerse: Si están cansados, porque se van a dormir. Si están borrachos,porque a lo mejor piensan que es la comedia del año. Francamente, lo mejor sería que no la vieran en absoluto.