domingo, mayo 17, 2009

Epocalipsis

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Cuando, ya en las últimas patadas del siglo XX, Terry Pratchett coescribió, con Neil Gaiman, Buenos Presagios, aquella novelita simpática, optimista, tierna, tremendamente cómica sobre el fin de los tiempos donde el Anticristo era el niño más lindo del mundo, su lebrel infernal un perrito al que mangoneaban los gatos y los jinetes del Apocalipsis se habían transformado en motociclistas, la pobre Peste estaba tan desprestigiada que ni el inminente Armagedón la sacó de su retiro, y resulta que a la Guerra, el Hambre y la Muerte se unió como cuarto compañero la Contaminación (por cierto, la Muerte de la novela era la misma de Mundo Disco, y no la chava darketa de la serie Sandman. Conste). Y es que así de seguros nos sentíamos entonces contra las epidemias mundiales.

Todavía no habíamos terminado de regresar a la rutina cuando el gobierno del Estado de Jalisco ordenó una semana más de contingencia sanitaria. En otras palabras, dos semanas del mes sin trabajo y sin paga. Lo primero que me vino a la cabeza fue: si no nos mata la epidemia, ya estoy viendo qué lo hará.

De regreso al único día que tuve clase la semana antepasada, los cambios que hubo que adoptar fueron demasiados y abrumadores. Me aparecí con mi acostumbrado tapabocas desechable, que la verdad solamente me calo en el transporte público y las tiendas, para encontrarme con que su uso es obligatorio inclusive si en el grupo hay sólo dos alumnos y ninguno con síntomas de influenza. Un estornudo o una tos y los muchachos tienen permiso justificado de irse a su casa. Pero una cosa es utilizar tapabocas cuando uno va tranquilo por la calle, sin decir palabra, y otra hacerlo cuando el trabajo consiste en hablar, hablar, hablar. Si la temperatura ambiente está cerca de los treinta centígrados, no ayuda mucho. Pero son asuntos de la Secretaría de Salud, que se supone hará visitas sin anunciarse a las escuelas para ver si todo se cumple.

Los maestros tuvimos, además, que utilizar guantes de látex. Y otra cosa: junto con nuestro equipo de seguridad (esos guantes y un tapabocas clinico), se nos entregó una camisa polo azul con el logo de la escuela que de ahora en adelante se convertirá en nuestro uniforme escolar (?). La prenda no está fea, pero no a todos nos queda bien (pienso modificarla en cuanto tenga oportunidad) y me hace sentir un poco como teacher de prepa. Es decepcionante, porque justo acababa de comprarme ropa bonita para trabajar (en media docena de blusas invertí la fabulosa cantidad de 17 dólares al tipo de cambio actual... ¿suena poco? Ya les contaré de mis hábitos de compra otro día. Aunque con esto suene contradictorio, no soy nada ahorrativa) y quería refinarme un poco... sin dejar la mezclilla. En otro tiempo, hubiera agradecido el uniforme, que me quitaría de encima la fastidiosa tarea diaria de decidir qué usar. Ahora estoy gastando más o menos diez minutos al día en pensar cómo le haré para sentirme menos fea y despersonalizada.

A apenas un día del nuevo régimen de aislamiento, ya me estaba pesando como los últimos del anterior. No había cine, hacía un buen rato que no me reunía con amigos, estuvimos dedicándole tiempo extra a desinfectar bien la casa, pero al parecer se ha adelantado la época de lluvias y eso significa que, a pesar de nuestros esfuerzos, estaremos a salvo de la gripe pero no de los mosquitos y las cucarachas. Tantas, tantas cucarachas que hemos visto en la última semana...

Estaría fenomenal si estos días libres extra se hubieran sentido como vacaciones, pero no fue así. El calor, el nerviosismo, y la somnolencia pesaban como ladrillos en las manos, y una permanente sensación de angustia, embarrada en fina capa de melaza, alcanzaba a doler en el pecho. Tal vez fue porque otra vez me estuvo atacando el insomnio, consecuencia de múltiples preocupaciones entre las cuales la mayor fue la salud de mi familia, que se encuentra lejos, y la menor tal vez la idea de los cambios de hábito (cada cuatrimestre implica un horario nuevo, y nueva organización de vida). El hecho de que pasé la mitad de la semana solita, y que todavía falta falta (el Capitán se fue de viaje a su natal Colima con su papá, y acabó allá con nuestro carro descompuesto) no ayuda la gran cosa.

En fin, hoy es el último día que tengo para hacerme a la idea del uniforme, el tapabocas a todas horas, los guantes de cirugía, la soledad y el hacer musculatura con las bolsas de comida para mascota y la botella grande de cloro que deben comprarse hoy. También para arreglar dentro del horario las visitas al nutriólogo, las entradas en el blog y el retorno a los favoritos (cada vez más, santo cielo).

Paciencia de nuevo. Recuperaremos el ritmo en poco tiempo.

P.S. Una tarea postpuesta de aseo es la de vaciar los armarios de ropa que ya no se usa o no sirve. Me entra un poco de nostalgia... cuando era mucho más joven tenía la idea de irme de viaje a Japón y costearme algo de los gastos al vender mi ropa interior vieja a algún japonés pervertidillo (información cortesía no autorizada de L’espurna xiroia, je, je, je...). ¡Ahora no puedo hallarle ninguna utilidad a mis desgastados trapos!

7 comentarios:

Unknown dijo...

Hola!! que bueno que ya todo está regresando a la normalidad, en tu estado se ve que si tomaron mas en serio las medidas preventivas que en el mío porque aki no nos obligan a usar cubre bocas ni nada aunque igual creo que está mal.

Jajaja me dio mucha risa eso de lo que harías si fueras a japón, yo ya sabía de eso porque un día vi una pelicula que hablaba sobre las chicas gals que son las que suelen hacerlo para costearse todos sus gastos en cosas caras

Petrus Angelorum dijo...

Pues yo la tuve a mal el día que se ocurrió salir fuera de mi oficina, uno de los peces gordos de la Secretaría supervisaba si se cumplía la norma del tapabocas (nos entregaron en esos días uno del tipo N95, nada cómodo para respirar ni traer lentes optalmicos), y bueno... fuí uno de los regañados.

Kitsune dijo...

El cubrebocas y los guantes van a ser de locura con el calor húmedo que hace en época de lluvias, pero al menos son la señal de que el trabajo regresa con sus respectivas remuneraciones.
Échale ganas! Nuca es tarde para iniciar un portal de venta de ropa interior usada
:P

Coconut dijo...

Jajajaja los Japos. Qué miedo, la verad.

Bueno, pues parecer que ya vamos de salida con esto de "las influencias". Esperemos que todo vaya mejor.

Saludos!

Dark Soulless dijo...

Hola!
Me parecio muy hilarante tu texto, aunque lamentablemente cierto. Esto del apuercalipsis esta llevando a la sociedad a tomar medidas extremas y algo raras, como los guantes quirurjicos que por el momento me parecen el colmo, claro que es muy temprano para hblar de eso, si mal les va, el dia siguiente tendran que llevar trajes de proteccion biologica o cosas asi.
Ahora bien, cambiando de tema, en mi aficion por tratar de imitar al maese Suldyn, he hecho tambien una serie de audio posts y en una de esas hablaba del deterioro de la sociedad japonesa reflejada en.. coff.. coff.. esas manias de la "burusera" y la mas rara aun "namesera" que desde mi punto de vista son cosas bastante degeneradas y enfermas. Agradesco enormemente tu visita, espero poder contar con ella pronto, saludos y suerte, ciao!

Hector Fragoso dijo...

Pues propongo que a las nuevas polo, les hagas los cortes precisos para dejarlas en escote o top, así nada de sentirse fea y más vista ¿no?

Poco a poco las cosas tomarán su cauce. Es una lástima que algunos estados de la Rep se porten de esa manera. Especialemente yo tengo un temor a Jalisco. La familia que tengo por allá dice que es un estado muy mocho y el gobernador.. bueno de ese ni hablamos y mucho menos del obispo.

Ánimo

Pero recuerda que todo esto es por el bien de los mexicanos y que medidas como estas han logrado salvar al mundo. ¿será?

Nona dijo...

Jajajajaja!!!
Sí!!!!! Pero recuerda que si no está recientemente usada no vale!! Es más, si te las quitas y vendes al instante te dan muchísimo más! (incluso lo he visto en animes... qué asquitooo xD)

Pero venga ánimo mujer! que esta época aburridilla ya ha pasado y ahora se avecinan sólo cosas buenas ^^ oléeeeeeeeee!

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