Avatar
Director: James Cameron
Intérpretes: Sam Worthington, Sigourney Weaver, Zoe Saldaña, Stephen Lang, Joel David Moore, Giovanni Ribisi, Michelle Rodríguez, Laz Alonso, CCH Pounder, Wes Studi.
Lo bueno: El ritmo, los paisajes, las imágenes, la lengua Na’vi, la animación, los colores.
Lo malo: El chaconeo.
Sugerencias de título: Llámenme Jake, Danza con extraterrestres, El marine eterno, La batalla por Pandora, El último skxawng, Neytirihontas, El nombre de Pandora es bosque, etc., etc., etc.
Calificación: ****
Ya sé que me he atrasado bastante con las entradas de enero, y que ésta (una reseña) parecerá un tanto desfasada. Pero como de hecho me propuse escribirla y por alguna razón no me siento cómoda para pasar a otro asunto sin hacerlo, espero aportar algo aunque sobre esta película se haya dicho casi todo (para comparar opiniones, lean las reseñas de Abraham, Alos, Arc, Axel, Lord Kevin Lomax y Pei, que son bastante buenas).
A ver, cómo le hago para poner una sinopsis sin echarles a perder toda la trama... Bueno.
Es el futuro, los humanos ya se acabaron la tierra y ahora se dedican a explorar y explotar otros mundos. Tienen los ojos puestos en Pandora, una luna del sistema Alfa Centauri, que por desgracia cuenta con vida inteligente, los Na’vi, y con una atmósfera irrespirable. En el sitio ya se encuentran avanzadas humanas: una compañía minera, un grupo de científicos fascinados por la vida y la cultura nativa de la luna, y el ejército, que supuestamente protege a los segundos pero obedece a los primeros. Entre ellos, un marine parapléjico que lleva el apropiado nombre de Jake Sully (“sully” quiere decir algo así como contaminar) tiene que unirse al proyecto de los científicos al que pertenecía su difunto hermano gemelo, ponerse a las órdenes de la doctora Augustine (Sigourney Weaver) y explorar el sitio con un avatar, un modelo de cuerpo calcado al de los nativos de Pandora, y que se puede controlar por medio de la mente, a distancia.
Jake (Sam Worthington), al mando de su avatar, conoce a Neytiri (Zoe Saldaña), la hija del jefe de un clan Na’vi, y sin demasiado trabajo es aceptado en la tribu; ahí recibirá educación de guerrero y cazador. Pero por fuera, está sirviendo a dos amos; su superior, el coronel Quaritch (Stephen Lang) le ha encargado que vigile a los Na’vi y que les lave el coco para abandonar el Árbol de las Voces, el más sagrado de sus santuarios, ya que ahí se encuentra una rica veta que le interesa a la compañía minera. Jake tendrá que decidir entre su deber y su conciencia. Lo que hará al final es bastante predecible, pero está enredado en secuencias de acción emocionantes y un ritmo punto menos que perfecto.
Como espectáculo visual, Avatar resulta asombrosa, apabullante y un verdadero deleite; es hermosa de ver y está tan bien dirigida que no se siente cuando la trama salta de cliché a cliché con la gracia de una bailarina que hace Grand Jetté al ritmo de esta canción de Belanova. Divierte tanto que con trabajos uno se detiene a pensar que por qué habrían de preocuparse los humanos por el compuesto neurotóxico en las puntas de las flechas Na’vi, si éstas los pueden atravesar de parte a parte; y qué sería lo que le dejó al coronel Quaritch la cicatriz que orgullosamente porta en la sien, si un cachorrito recién nacido de la bestia más pequeña de Pandora le hubiera podido arrancar la cabeza sin dificultades (ambas ideas sugeridas por Alphanubis).
Avatar vale por el entretenimiento puro y duro. No va a revolucionar el cine, como advierte el director Cameron, ni mucho menos; y no hay que buscarle la originalidad por ninguna parte, porque no tiene; parece haber bebido de todas las fuentes imaginables y luego haberse tomado un par de cocacolas (con los cortos me sonaba a una novela de Michael Moorcock llamada El campeón eterno, publicada en español por allá de los ochenta; sin duda le debe mucho a Danza con lobos y otras películas y, lo más descarado, parece haberse fusilado entera la idea del cuento de Poul Anderson Llámenme Joe, en el que un científico parapléjico explora la superficie gaseosa de Júpiter con un avatar, aquí llamados pseudos, que parece un centauro felino); la geografía de Pandora la podemos encontrar todavía en la tierra (les debo el nombre del sitio donde las rocas erosionadas parecen montañas flotantes, pero lo vi este diciembre en un libro de Selecciones) y los Na’vi, varios blogs lo han destacado, podrían haber salido de este comic. Pero le hace pasar a uno un rato muy agradable, eso ni dudarlo.
Lo que más me gustó de toda la película fue que Cameron haya contratado a un lingüista de verdad para crear la lengua Na’vi, que tampoco suena extraterrestre, pero sí muy auténtica, con su dosis de elementos etnolingüísticos y fonética peculiar. Atrás se quedaron los tiempos en los que Anthony Quinn consiguió trabajo porque juró que era un indio cherokee y que hablaba la lengua a la perfección, y que el estudio se conformó con sus gritos y gruñidos; las lenguas, reales o inventadas, ya gozan de más respeto en el cine.
Ahora, por la emoción y lo divertido Avatar se lleva cuatro estrellas en mi escala. Pero lo que hace que no consiga las cinco son detalles que no dejan de molestarme: una vez más, Hollywood nos quiere vender la vieja idea de que el hombre moderno y tecnológicamente avanzado que se encuentra de cara con civilizaciones primitivas y se da cuenta de todo lo que se ha estado perdiendo, más tarde se convierte en la única esperanza de supervivencia para dicha civilización. Me hubiera gustado que la arenga que Jake le suelta a los Na’vi antes de la batalla final tuviera más de la Carta del Jefe Seattle y menos de tanto discurso patriotero de los que estuvimos oyendo durante el gobierno de Bush; quisiera que tanta idea new age políticamente correcta se le hubiera borrado al guión. Con todo, no dejo de recomendar Avatar a quien se deje, porque verla en cine es una experiencia grandiosa; cuando salga a DVD no será lo mismo (se le notarán los remiendos).
A ver, cómo le hago para poner una sinopsis sin echarles a perder toda la trama... Bueno.
Es el futuro, los humanos ya se acabaron la tierra y ahora se dedican a explorar y explotar otros mundos. Tienen los ojos puestos en Pandora, una luna del sistema Alfa Centauri, que por desgracia cuenta con vida inteligente, los Na’vi, y con una atmósfera irrespirable. En el sitio ya se encuentran avanzadas humanas: una compañía minera, un grupo de científicos fascinados por la vida y la cultura nativa de la luna, y el ejército, que supuestamente protege a los segundos pero obedece a los primeros. Entre ellos, un marine parapléjico que lleva el apropiado nombre de Jake Sully (“sully” quiere decir algo así como contaminar) tiene que unirse al proyecto de los científicos al que pertenecía su difunto hermano gemelo, ponerse a las órdenes de la doctora Augustine (Sigourney Weaver) y explorar el sitio con un avatar, un modelo de cuerpo calcado al de los nativos de Pandora, y que se puede controlar por medio de la mente, a distancia.
Jake (Sam Worthington), al mando de su avatar, conoce a Neytiri (Zoe Saldaña), la hija del jefe de un clan Na’vi, y sin demasiado trabajo es aceptado en la tribu; ahí recibirá educación de guerrero y cazador. Pero por fuera, está sirviendo a dos amos; su superior, el coronel Quaritch (Stephen Lang) le ha encargado que vigile a los Na’vi y que les lave el coco para abandonar el Árbol de las Voces, el más sagrado de sus santuarios, ya que ahí se encuentra una rica veta que le interesa a la compañía minera. Jake tendrá que decidir entre su deber y su conciencia. Lo que hará al final es bastante predecible, pero está enredado en secuencias de acción emocionantes y un ritmo punto menos que perfecto.
Como espectáculo visual, Avatar resulta asombrosa, apabullante y un verdadero deleite; es hermosa de ver y está tan bien dirigida que no se siente cuando la trama salta de cliché a cliché con la gracia de una bailarina que hace Grand Jetté al ritmo de esta canción de Belanova. Divierte tanto que con trabajos uno se detiene a pensar que por qué habrían de preocuparse los humanos por el compuesto neurotóxico en las puntas de las flechas Na’vi, si éstas los pueden atravesar de parte a parte; y qué sería lo que le dejó al coronel Quaritch la cicatriz que orgullosamente porta en la sien, si un cachorrito recién nacido de la bestia más pequeña de Pandora le hubiera podido arrancar la cabeza sin dificultades (ambas ideas sugeridas por Alphanubis).
Avatar vale por el entretenimiento puro y duro. No va a revolucionar el cine, como advierte el director Cameron, ni mucho menos; y no hay que buscarle la originalidad por ninguna parte, porque no tiene; parece haber bebido de todas las fuentes imaginables y luego haberse tomado un par de cocacolas (con los cortos me sonaba a una novela de Michael Moorcock llamada El campeón eterno, publicada en español por allá de los ochenta; sin duda le debe mucho a Danza con lobos y otras películas y, lo más descarado, parece haberse fusilado entera la idea del cuento de Poul Anderson Llámenme Joe, en el que un científico parapléjico explora la superficie gaseosa de Júpiter con un avatar, aquí llamados pseudos, que parece un centauro felino); la geografía de Pandora la podemos encontrar todavía en la tierra (les debo el nombre del sitio donde las rocas erosionadas parecen montañas flotantes, pero lo vi este diciembre en un libro de Selecciones) y los Na’vi, varios blogs lo han destacado, podrían haber salido de este comic. Pero le hace pasar a uno un rato muy agradable, eso ni dudarlo.
Lo que más me gustó de toda la película fue que Cameron haya contratado a un lingüista de verdad para crear la lengua Na’vi, que tampoco suena extraterrestre, pero sí muy auténtica, con su dosis de elementos etnolingüísticos y fonética peculiar. Atrás se quedaron los tiempos en los que Anthony Quinn consiguió trabajo porque juró que era un indio cherokee y que hablaba la lengua a la perfección, y que el estudio se conformó con sus gritos y gruñidos; las lenguas, reales o inventadas, ya gozan de más respeto en el cine.
Ahora, por la emoción y lo divertido Avatar se lleva cuatro estrellas en mi escala. Pero lo que hace que no consiga las cinco son detalles que no dejan de molestarme: una vez más, Hollywood nos quiere vender la vieja idea de que el hombre moderno y tecnológicamente avanzado que se encuentra de cara con civilizaciones primitivas y se da cuenta de todo lo que se ha estado perdiendo, más tarde se convierte en la única esperanza de supervivencia para dicha civilización. Me hubiera gustado que la arenga que Jake le suelta a los Na’vi antes de la batalla final tuviera más de la Carta del Jefe Seattle y menos de tanto discurso patriotero de los que estuvimos oyendo durante el gobierno de Bush; quisiera que tanta idea new age políticamente correcta se le hubiera borrado al guión. Con todo, no dejo de recomendar Avatar a quien se deje, porque verla en cine es una experiencia grandiosa; cuando salga a DVD no será lo mismo (se le notarán los remiendos).
Recomendaciones: Véanla en tercera dimensión; no tiene trucos especiales ni nada, pero los paisajes adquieren profundidad.
Abstenerse: Por cuestiones de vida, muerte o dinero.
7 comentarios:
A las montañas flotantes los humanos les llamaban "Montañas Aleluya"; a los Na'avi les escuché llamarles rocas de trueno.
Un par de aclaraciones Ais, en el filme creo haber escuchado que los soldados en Pandora no eran ejercito (no estaban bajo el comando de ninguna nación) sino mercenarios quienes eran contratados por la corporación minera para la protección de los bienes corporativos (personal y equipo por igual).
Otro dato que me parece interesante es que los avatares no son clones o copias de la vida en pandora, sino hibridos entre Humanos y Na'avi. La característica más sobresaliente que distingue la diferencia entre avatar y na'avi es que los avatares tienen 5 dedos, mientras que los Na'avi tienen 4.
Pude distinguir diferencias más pequeñas que podrían o no ser discutidas; entre ellas vi que los ojos de los na'vi aparentan más redondéz debido a la forma de los párpados. La naríz de la doctora Augustine permaneció marcadamente humanoide (en vez de la nariz de los na'avi estilo felina). Fue peculiar porque jake Sully también tenía la nariz con razgos felinos, lo que me hace pensar que quizá era una versión de hibrido más avanzada?
La última característica que encontré es que la caja torácida de los hibridos masculinos es ligeramente más gruesa y humana, en comparación con la caja torácica más alargada y esbelta de los na'avi masculinos; en la hibrido femenina de Augustine noté glándulas mamarias más desarrolladas, probablemente por la herencia de la hibridización de parte humana. No vi suficientes individuos para poder establecer esa diferencia con seguridad.
Volviendo al tema -y para cerrar- me gustó tu punto de vista al respecto; concuerdo contigo en que Cameron tomó bastantes referencias de muchos lados para hacer su filme, y reconocimiento en los créditos hubiera sido agradable (particularmente para que tuviera una idea la audiencia de que otras fuentes consultar en caso de haber creado curiosidad).
Sin embargo en mi opinión es suficientemente universal como para entrar en plagio.
Me encantó la actuación de Stephen Lang, creerás que al final estaba animando al coronel!?
Semper sapiens. o7
Maravilloso review, Aisling, como era de esperarse de ti. Me alegra encontrarme con alguien más que también logró ver en Avatar esa historia universal y que logró disfrutarla haciendo caso omiso a prejuicios que se me antojan, ¿cómo decirlo? Short-sighted?
Algo cierto que ya mencionó Arc: no son marines, aunque sí hay algunos ex-marines entre ellos. Son mercenarios, nada más que una empresa que se dedica al negocio de la seguridad. Ah, y también me encantó el papel de Quaritch como ya dije en mi review (¡gracias por recomendarlo!), pues rulea bien chido... aunque es verdad lo que dices la cicatriz :P
No podía faltar, por supuesto (linguists to the end!) que hablaras de la lengua Na'vi. Obvio ése fue uno de los detalles que también disfruté enormemente.
Saludos!
Me agrada bastante tu reseña como la de todas las personas que he leído y aunque no son muchas, bastantes cosas he aprendido. Por mi parte, el concepto de atmósfera irrespirable deja muchas dudas si hay compuestos venenosos con el intercambio a nivel metabólico de la piel habría bastantes muertos, como no portan trajes de aislamiento, entonces hay una baja concentración de oxígeno, si es así, no tendrían por que haber procesos de combustión tan generosos que acabaron con un árbol gigantesco. Bueno, eso es sólo una idea de tantas que me vienen a la mente, saludos. :)
Hola :D
Vaya que intenté ver esa película, pero, pues ni modo, no se pudo.
Creo que tu reseña es de las mejores que he leído, pues está muy completa y no me "arruinó la trama".
En mi trabajo, mi jefe dice que todos los paisajes, las criaturas, imágenes, bla, bla, bla, son un vil plagio de Magic y, por lo poco que he visto en los anuncios, es verdad.
Pero bueno, es, en estos tiempos, muy difícil tener una idea original.
Nos vemos luego, cuídate mucho, bye!
Petrus renuncia a ver Avatar... siempre que quiero verla pasa algo... creo que iré a verla sólo si me invita Conorte.
A mí me gustó mucho (aunque tal como la anunciaban tampoco hay para mucho sobretodo en 3D, que aunque los paisajes impresionen, no es tanto como decían).
Pero estuve muy gustosa de verla, mostrar otro planeta (por cierto muy hermoso) y ver cuan crueles son los humanos por cuestión de dinero/poder.
Debería darnos una lección ¿no? Jaja
La lengua también me gusta mucho. ^^
Lo que desconocía era sobre lo que has dicho que el autor tan original no es por lo ya dicho xD.
De todos modos, a pesar de serlarga la película, se pasó corto el tiempo y para muchos igual, eso es buena señal. ^^
Buena reseña, Aisling.
Nomás para hacer enojar a algunas personas, me eché un comparativo ocioso entre esta película y Starwars, a ver qué comentario les merece: http://wontolla.blogspot.com/2010/01/avatar-contra-star-wars.html
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