No hay gatos ordinarios. Hay gatos infelices, gatos obligados
a la simulación, gatos insatisfechos, gatos que un incurable
error humano abandona en manos indignas, gatos que esperan
toda su vida una recompensa que nunca vendrá: comprensión
y piedad. Pero tanta miseria y mala suerte no bastan
para formar un gato ordinario.
Colette
a la simulación, gatos insatisfechos, gatos que un incurable
error humano abandona en manos indignas, gatos que esperan
toda su vida una recompensa que nunca vendrá: comprensión
y piedad. Pero tanta miseria y mala suerte no bastan
para formar un gato ordinario.
Colette
Hace un par de días, cuando estaba buscando en la red fotografías de Nora, la gatita pianista, para ilustrar una entrada de mi blog que ya verán más adelante, me encontré con una historia que al parecer estuvo haciendo ruido durante el fin de semana (se nota que he estado un poco alejada de internet, ¿verdad?).
Resulta que el domingo 15 de febrero, dos adolescentes, Kenny Glenn y su hermano Weston, de Lawton, Oklahoma, subieron a youtube un video en el que el primero, con la cara cubierta por un pasamontañas y haciéndose llamar “Timmy”, estrella contra la pared de un baño a su gato Dusty, y después se pone a golpearlo con los puños. La administración del sitio borró el video, pero no antes de que recibiera unas treinta mil visitas, y llevara al descubrimiento de otros dos, donde igual se maltrataba a Dusty y a otro gatito más, uno blanco con manchas negras.
Ahora, no es la primera vez que una escena de tortura hacia un animalito se muestra en internet, pero lo que resultó distinto esta vez fue la reacción de la gigantesca comunidad mundial. Si bien golpear y hacer sufrir a un gatito es horrendo, merecedor de todos los fuegos del infierno en cada orificio anatómico posible, el que los dos jovencitos hayan tenido tan poco seso como para presumirlo resultó estúpido y además providencial. En una nada de tiempo, “Timmy” y su “Camarógrafo” tenían tras sus talones a varios miles de personas que se encargaron de guardar y distribuír el video en cuanto foro pudieron, y de agotar esfuerzos para localizarlos. Y vaya que lo hicieron; alguien identificó la recámara del crío (se alcanza a ver dos segundos en el video) y de ahí brincaron a su myspace. En cuestión de horas, el nombre de Kenny Glenn, su domicilio particular, su teléfono y los datos de sus padres se hicieron del dominio público; fue en un video de Nora donde me tropecé con el caso y la información. La policía de Lawton recibió cientos de llamadas de denuncia y tras una tonelada de presión, Kenny, de 14 años, fue arrestado bajo cargos de crueldad animal. Hay una petición en internet donde se solicita que a él y a su hermano Weston (16 años) se les procese como adultos (es decir, que haya la posibilidad de enviarlos a la cárcel en lugar de que hagan trabajo comunitario y eso); en menos de una semana ha recaudado unas seis mil firmas.
Lo realmente bueno de todo eso es que tanto Dusty como su compañerito de manchas, de nuevo por la presión de la red, fueron rescatados y llevados con un veterinario; ambos están lastimados, pero bien, y pronto se les podrá dar en adopción (me imagino que se van a pelear por ellos, y eso me alegra). Dusty el gatito ya es una celebridad, y cuenta con montones de páginas de apoyo, como ésta en facebook, que además recibe noticias actualizadas del caso.
Sí, me encontré el video por ahí pero no terminé de verlo y no voy a poner un link directo en el blog; la verdad que sí está bastante horrible. Pero, aunque ustedes no lo crean (dado el cariño que le tengo a los gatitos) no fue la golpiza, los ojos temerosos de Dusty y sus débiles maullidos pidiendo ayuda lo que más me perturbó, sino los extrañísimos ruidos (algo así como lo que se oye cuando dos gorilas en celo se pelean; lo he visto en Animal Planet) que su idiota ex-dueño producía mientra lo maltrataba, y la voz ronca con la que le preguntaba: “¿Me odias? ¿Me odias, Dusty?”. Todavía no me cabe en la cabeza que haya gente sobre la tierra, un niño de catorce ni más ni menos, que pueda hacer eso (todo junto: la tortura, los ruidos y esa voz horrenda). En esta otra página, que he conservado por las bonitas fotos de gatitos cuyos dueños expresan solidaridad y hasta un poco de bien justificado odio, se puede acceder a los videos, pero, una vez más, les digo: son MUY horribles y a menos que quieran tener las mismas pesadillas que yo anoche, no les recomiendo que los vean. Para la noticia como apareció en televisión local, aquí tienen.
Hace algunos años, jamás hubiera podido creer que algo similar ocurriera; que una oleada de compasión global se soltara para defender a un solo gatito. Es cierto que hay muchos problemas en el mundo en los que las almas caritativas podrían ocuparse, pero me llena de esperanza el ver que muchos hayan elegido hablar por alguien que no puede hacerlo, al menos en lenguaje humano. El que una buena parte de ellos esté ahora pidiendo la sangre de Kenny Glenn me tiene sin cuidado; no estoy segura de que el chico vaya a aprender su lección, como afirman sus poquitísimos defensores; y puesto que obviamente ya está bastante dañado, igual le daría el tratamiento psiquiátrico que le han ofrecido que unas buenas nalgadas tardías. Lo único que espero es que no llegue a presidente de los Estados Unidos o algo así, aunque aquí entre nos lo veo muy improbable; sea cual sea el veredicto del juez que examine a los dos hermanos y el dinero que su millonario padre aporte para inclinar la balanza, el enemigo que se consiguieron es poderoso y con buena memoria; el nombre de Kenny Glenn estará ligado al escándalo y éste no dejará inmune a su familia; aquí pueden ver lo que los usuarios se han estado divirtiendo con la compañía petrolera de los Glenn en una página de negocios de Lawton. El asunto amenaza con salirse de control; quién sabe cuántas amenazas telefónicas habrán recibido, y no sólo ellos, sino personas que no tienen nada que ver y que han visto sus teléfonos y datos citados por error en relación al caso (una chica de youtube apodada sirensgrotto sugirió, muy sensatamente, que era mejor parar con todo eso y dejar que la policía haga su trabajo).
¿Todo ello es peor que lo que le Kenny y Weston le hicieron a su gato? Tal vez, pero personalmente pienso que quien se atreva a dañar a un animalito no se merece otra cosa. El mundo no se quedó indiferente. El internet ha servido de algo, vaya.
El gato es uno de los animales más bellos, nobles y cariñosos que existen. Los hemos llamado traicioneros porque se niegan a ser nuestros esclavos; porque cazan pájaros y ratones (para contribuír a la economía familiar, de hecho) decimos que son malos; nos sentimos tan ofendidos porque nos consideran sus iguales, aunque el hecho es que nos hacen un favor. Aún así, son de las mascotas más vulnerables cuando se trata de desquitar frustraciones, justificar la falta de testículos, llevar a cabo rituales estúpidos y quién sabe qué tanta barbaridad más. Siempre ha sucedido, pero ojalá que quienes tienen esta mala conducta por hábito se la piensen dos veces, ahora que dos escuincles traumados eligieron grabar y hacer pública su “travesurita” y con ello, probablemente, arruinaron su propia vida.
Yo perdí a uno de mis gatitos queridos en una temporada en la que estuvieron desapareciendo mascotas en mi barrio. Tengo apenas una vaga idea de cuál sería mi reacción si llegara a encontrarme al culpable. Conozco en persona a varios individuos que en algún tiempo maltrataron y hasta mataron gatos; nunca pensé en hacerles daño, pero ojalá que mis amigos no tengan tan mala impresión de mí si me quedo sentada y sonrío para mis adentros el día que el karma se los lleve de corbata, o si llego a decirles algo así como “¿te acuerdas de los gatitos?” en el peor momento de sus vidas.
Lástima, no puedo hacer planes de lapidación porque no estoy libre de pecado: tengo algo de historia de maltrato animal, por mi cuenta; cada noche elimino cuando menos dos mosquitos y estoy por iniciar un holocausto de cucarachas que desde hace unas semanas tienen su hogar en una cajonera de mi sala. Hay también un solo animal que mato con placer: las garrapatas, en especial las recién arrancadas con pinzas de las orejas de gatitos y ganado. Ah, también le hice pasar un que otro mal momento a varios bobos compañeros y maestros de mi horrible prepa.